Por Álvaro Beltrán (Artificiales)
La primera vez que escuché a la banda fue en la extinta Radio Uno a los 13 o 14 años en un taxi. Me acuerdo que trataba de recordar la letra para así poder llegar a la casa y buscarla por internet. Ahí descubrí que se trataba de Solar, banda que debutó el año 1997 con su LP “Play”. Con el tiempo, y como no pude experimentar ver a la banda en vivo, me tuve que conformar sólo con lo que podía encontrar en internet como material de archivos, viejas entrevistas y sus primeros videoclips.
Solar no llegó a ser una banda tan “consagrada” como otras de la época (entre comillas lo digo porque esa etiqueta no fue excusa para ser una de las bandas mas respetadas e influyentes de la música chilena). Víctimas de periodistas que no lograron comprender su sonido catalogándolo de pretencioso, Solar se vio afectado y fue esto lo que me hizo pensar ¿qué quedará para nosotros como bandas, como creadores? ¿tenemos que confiar y regirnos bajo una opinión (muchas veces subjetiva) de alguien más para saber cuanto vale la calidad de un trabajo? Yo difiero. Va más allá de la preferencia musical de alguien y con o sin su opinión, las canciones y la música seguirá existiendo igual.
Cuando escuché “Play” encontré en él cosas que no encontraba en otros discos. encontré respuestas que, aunque fueran ambiguas, eran lo suficientemente concretas para ayudarme a comprender la etapa que estaba viviendo; esa que todos vivimos para encontrar y forjar nuestra propia identidad, es por eso que Play fue un disco clave mi adolescencia.
Luego vino “Sábado”, disco que escuché casi inmediatamente que además terminó siendo el soundtrack que me acompañó en ese momento, y lo sigue haciendo hasta el día de hoy.
«Siempre uno mismo» es la obra maestra del EP “Sábado”, una canción que se mueve entre mensajes crípticos y que puede parecer no decir nada, pero lo dice todo: secretos a voces y amores incompletos, concedidos bajo las órdenes del tiempo.
Más adelante llegaría su disco póstumo, «Sentido Común», que lleva consigo una de sus joyas más valiosas; una canción que se propone como una respuesta a uno de los momentos culmines de Bob Dylan: “Mr Tambourine Man”, cuyo significado ha sido indescifrable por muchos y es Solar quien responde a esta interrogante, argumentando que tal vez no haya un sentido para la canción ni para nada, y que quizás debemos admitir que la respuesta es que: no hay respuesta y lo que de verdad importa son las sensaciones de nuestros momentos, de nuestras viejas tardes libre, donde no importa nada más que mirar con nostalgia el pasado abrazando el futuro.
Hacer del sueño de todos, algo impredecible.
Como persona ligada a lo artístico, Solar es quizás una de las bandas que más me ha ayudado a comprender no sólo mi forma de ver la música, sino también cómo mostrarla a los demás; cómo con pequeñas palabras podemos encontrar grandes mundos, y cómo en la sencillez se encuentra la perfección.
Mi generación y las venideras deben conocer Solar y el legado de Gómez. No queda nada más que decir gracias Solar por regalarnos su música, y como reza su hit «Voy a Marte» nunca será tarde para acercanos.
Nos vemos el próximo 27 de Julio para ser testigos del regreso de una banda histórica.