Por Janine Aravena
Fotos por Jaime Valenzuela
Siempre hablar de tiempo es relativo, ya que dependerá de la perspectiva de cada uno. En este caso, de las más de 7 mil personas que volvieron a llenar el Teatro Caupolicán para celebrar junto a Chancho en Piedra, esta vez el 20 aniversario del lanzamiento de ‘La Dieta del Lagarto’.
La tradición dentro de la música de celebrar discos o fechas importantes, no se inventó recién y tampoco en Chile. Ha sido sostenida por diferentes públicos durante años y en todas las latitudes. Esa nostalgia colectiva, de alguna manera, acompaña e impulsa a los músicos en su propia evocación.
Para la gran mayoría presente en el Caupolicán el pasado viernes 25 de agosto, dos décadas han sido sinónimo de crecimiento. Hemos ido quemando parte de nuestras etapas más importantes y la inevitable emoción de recordar varios comienzos, esa noche, tuvo como motor una vez más a Felipe y Pablo Ilabaca, Lalo Ibeas y Toño Corvalán, y un show preparado especialmente para repasar completo su segundo álbum, ‘La Dieta del Lagarto’, incluyendo sus lados b.
Los primeros en subirse al escenario fueron la banda Mangoré. El joven cuarteto mostró desde funk rock de gritos y urgencia -en temas como “Libertad” o “Armas”-, hasta un soul más contemplativo como en “Taxidermista”. En cinco años juntos, los Mangoré han pasado por Kidzapalooza y Rockódromo, entre otros, experimentado con un sonido de inusuales intensidades. Resumieron varias de sus influencias en las composiciones de los dos EP que han publicado el último año, disponibles en las principales plataformas de streaming.
Luego de una acotada pero aplaudida previa, Chancho en Piedra inició la primera parte del concierto con un variado setlist que recorrió la mayoría de sus discos. Predominaron las canciones de ‘Funkybarítico, hedónico, fantástico’, noveno disco que lanzaron hace poco menos de un año en el mismo recinto de San Diego, y en también vendiendo la mayoría de las entradas.
Acompañados por Manuel Torres (percusiones), Claudio Nervi (teclados), Felipe Bravo (guitarra) y Dj Humitas, la banda invitó a Mario Muñoz (bajista de Papanegro) para reinterpretar el tema “Solo”, donde Felipe deja su posición de costumbre junto al bajo para darle protagonismo a su voz.
Después de casi una hora de show, vino un atrevido interludio humorístico a cargo de Pamela Leiva, quien comentó fotografías antiguas de la banda hace 20 años proyectadas en el fondo del escenario hasta que, siguiendo con la idea original, llegó el momento de ver en la pantalla gigante a Carlos Pinto introduciendo el espectáculo de ‘La Dieta del Lagarto’ y con ello, al cuarteto luciendo platinados trajes de espermatochanchos, con cascos y zapatillas luminosas.
Las 17 canciones que forman el mencionado disco son un repertorio de clásicos para Chancho en Piedra y sus seguidores. “Edén”, “Hacia el Ovusol”, “Da la claridad a nuestro sol”, “Comiendo Banana”, “Huevos Revueltos”, “Viejo Diablo” o “Güeína”, desde el principio se clavaron y alternaron en el setlist de cada concierto.
Las mismas letras que se popularizaron por parodiar al arribismo, la codicia, la crueldad animal, la superficialidad, el consumo de marihuana o algunas profundidades del amor, fueron simplificando y resignificando parte de una cotidianidad compartida independiente del tiempo, entre todos los que incluso corearon lados b como “La Era de Acuario” o “Rock”.
Para “Cacho”, invitaron a Monkeyman y la mayoría del tiempo estuvieron junto al soul brass que también integra el destacado trombonista Héctor “Parquímetro” Briceño. Sólo caras conocidas para armar un karaoke con algunas modificaciones y samplers que revitalizaron la jornada.
Y lo mejor es que el tiempo nos ha hecho bien a casi todos. La música de Chancho en Piedra no ha parado de pulirse frente a su público, quienes probablemente ahora entienden mucho mejor que antes, de qué se trataba todo aquello que inquietaba a Pablo, Kvzon, Lalo y Toño cuando ellos eran los de veintitantos. No se necesitan muchas excusas o motivos para celebrar, cuando somos fuentes inagotables de creación.