Fotos por Valentina Jara
Se supone que uno siempre aspira a más, a ponerse metas y superarse a sí mismo. Es así como hemos podido a ver una muestra del crecimiento profesional de cada artista en sus convocatorias y en consecuencia, el lugar en dónde realizan su shows. Mientras más alta es la capacidad e infraestructura más grande es el desafío.
El Movistar Arena esperaba lleno, cerca de 7 mil personas llegaron puntuales desde las 19 horas y escucharon a Claudia Mena quién estuvo a cargo abrir el espectáculo. Discípula de Margot Loyola y una gran intérprete de la música popular, interpretó parte de su repertorio y más tarde acompañaría también en el show. Claudia Mena editó su primer disco “Quisiera ser palomita” (2017) el cual concentra parte de su investigación folclórica y creación personal. Si bien la invitación a telonear suele ser de la misma línea musical del artista principal, me parece valiente que el músico elija basado en sus gustos personales porque hay un discurso oculto que se refleja en la música y en el caso de Claudia Mena nos recuerda de dónde somos y qué representamos.
Reloj en mano y con la puntualidad del primer timbre del colegio la pantalla gigante se partía en dos, desde el centro aparecía Gepe para dar inicio a la ceremonia junto a sus reliquias más preciadas, sus canciones. La poderosa “Hambre” prendió el fósforo y levantó a toda la cúpula del Movistar Arena para luego prender la fogata entera con su más reciente hit “Hablar de ti” que retumbó en cada rincón del parque O’Higgins.
La primera parte del show estuvo cargada de energía y viajes por sus discos, es impresionante el repertorio que ha construido Gepe en estos años de carrera justificando la magnificencia de un show así. Logrando una identificación constante de cada sencillo, tarareando todos los coros y bailando con más de alguna canción. Este primer bloque terminó con “Con un solo zapato no se puede caminar” acompañado de unas visuales muy bien trabajadas que en compañía del gran juego de luces se encargaron de dar vida al escenario. En la pantalla vimos diferentes propuestas visuales mezcladas con los videoclips, imágenes especiales como a Daniel Riveros en sus fotos de infancia y en la evolución de estos años de carrera.
Fue así como entramos en una sección homenaje a la gran Margot Loyola, referente permanente de Gepe quién la ha mencionado a lo largo de toda su carrera como una mujer a quién admira y que se ha transformado en una bandera que levanta cada vez que puede. Un vídeo de ella hablando sobre la tonada y destacando la admiración y respeto que debemos tener por nuestros hermanos latinoamericanos dio paso a una sección enfocada en la raíz en dónde Gepe cantó y acompañó en la batería cuecas y tonadas junto a María Ester Zamora, Claudia Mena, Claudio Constanzo y Miguel Molina a cargo del arpa y la guitarra.
El ciclo de homenaje folclórico se dio por finalizado con la canción “En la naturaleza” que motivó a los miles de asistentes, que se lo corearon todo y demostraron el enorme cariño que le tienen al trabajo de Gepe. Esta canción tuvo de invitado a Pedropiedra, amigo y compañero de la música quien entró a acompañar con su voz y principalmente a recalcar la gran amistad que han forjado ambos desde que empezaron en la música.
El show continuó con su último single “Abrir la puerta” para luego avanzar a un momento muy emotivo con la interpretación de la hermosa “Flor de Canelo” que proyectó durante toda la canción rostros femeninos de nuestra historia y nuestro pueblo, con nuestros rasgos y colores como el de mujeres mapuches y la aplaudida Gladys Marín.
Cuando íbamos por la hora y media de show fue el turno de “Un día ayer” junto a otra vieja y gran amiga: Javiera Mena. Quién con un look más oscuro que no se acostumbra a ver acompañó a su compañero de ruta en uno de sus shows más importante y desafiantes.
Fue el turno de “Bomba Chaya”, llegó la hora del gran Roberto Márquez (Illapu) quien apareció con su charango y voz para poner su experiencia en la canción. El show llegaba a su clímax, la gente saltaba y disfrutaba con las explosiones de challa y las coreografías de las bailarinas lideradas siempre por Yeimy Navarro. Lamentablemente este fue el momento oscuro de la jornada donde hubo problemas técnicos que entorpecieron el desarrollo y término de la canción que luego de un abrupto corte y molestia de Gepe se reanudó el show repitiendo la canción. Para olvidar el mal rato vino el salvavidas de “Fruta y té” que provocó los gritos de todos quienes manifestaron el apoyo una y otra vez a Gepe coreando su nombre y cantando nuestro clásico: ¡Olé olé olé olé, Gepe!.
Gepe dejaba el escenario para volver con la parte final de este encuentro, más tranquilo y con su guitarra de cinco cuerdas homenajeó a Víctor Jara con “Deja la vida volar” mientras en el público se escuchaba una vez más: “¡Justicia para Victor!”. La fanaticada mostró su cariño en “Un gran vacío” iluminando todo el Movistar con sus celulares y emocionando a más de alguno en la tribuna. El show terminaba con la magnífica “Alfabeto” con Camila Moreno que hacía girar la poción en la olla y nos recordaba a todos por qué estábamos ahí, porque Gepe repletaba su primer Movistar Arena por sus años de trabajo y talento. Con su equipo adelante lleno de caras conocidas, músicos y técnicos que nos tiene acostumbrados a ver en sus shows Gepe se despedía mencionando una vez la emoción que significaba estar ahí. Apagando el fuego con las últimas dos canciones, el clásico “Namás” y el conocido tema de Los Tres: “Amor violento”.
El show terminaba y los meses de ensayo habían cosechado un gran resultado, la gente salía contenta comentando todo lo que había sucedido. Ver a un artista crecer, desarrollarse y evolucionar no es menor, muchos abandonan el camino y no es menor seguir dando cara luego de tanto éxito. Intentar superarse a sí mismo una y otra vez, ponerse desafíos y metas personales que muchas veces significan más de lo que uno puede ver a través de instagram o medios digitales.
El sonido de la banda fue impecable y el complicado Movistar sonó como tenía que sonar, mención especial para el diseño y arte del nuevo logo de Gepe que apareció por todo el escenario, tanto en las poleras como en el parche del bombo y que combinada perfecto con el traje a la medida azul marino con flores bordadas que lució Daniel.
Gracias Gepe por demostrarnos que el que la sigue la consigue, porque como tu mismo dijiste “la manera más sencilla de llegar hasta la orilla es nunca dejar de nadar” y claramente acá tenemos a un nadador de playas y océanos que ha logrado posicionar su música desde la más dura independencia chilena, esa que te tira hacia las profundidades con sus pesadas anclas para llegar a la masividad y popularidad que también tiene sus redes atrapantes. Bien sabemos que mientras más nadamos más difícil es mantenerse flotando y con fuerza. Felicitaciones al equipo y que el percance técnico no sea tema, porque el mejor y peor momento del show sucedieron al mismo tiempo, las fuerzas se anulan y la vida continua. Sería mirar lo que no tenemos, como siempre hacemos, mirar el vaso medio vacío.
La masificación de la música termina siendo el objetivo de gran parte de los artistas, mientras más gente te escucha más gente asiste a tus shows y compra/consume tu arte. Es así como Gepe a logrado sustentar una carrera musical y vivir de la música, viajar por el mundo, grabar cinco discos y tachar de la lista los escenarios más importantes del país sin necesidad de acudir a la canción fácil y liviana. Puede que en este punto nos encontremos en desacuerdo con más de algún viejo fan, pero a mi parecer Gepe se ha dado las vueltas que ha querido, va y viene, se mete por ahí y sale por allá, experimentando con la sencillez, el pop y la raíz, la metáfora y la literalidad sin necesidad de crear una canción vacía, porque hasta el momento todavía hay magia y esa es la principal bencina de su música.