Si has vivido en Chile en los últimos 10 años yo creo que es imposible que no hayas escuchado a Manuel García. Un hombre que desde los años 90’ está haciendo música (Primero con Mecánica Popular, si no les conoce googlee mijo) y que como solista sólo ha sabido de discos exitosos y bien hechos. A fines del año pasado celebramos los 10 años de su disco debut “Pánico”. Y si bien lo asociamos a cierto sonido relacionado más al folclor chileno con una pizca de pop, Manuel ha estado en una constante búsqueda de sonidos, pasando incluso a la electrónica en su disco “Acuario”. En su última entrega llamada “Retrato Iluminado” nos regaló un álbum doble donde muestra que sabe rockear y también maneja el lenguaje más tradicional chileno.
Y ahí venía mi duda sobre lo que nos entregaría el Señor García en este nuevo álbum, el cual se llama “Harmony Lane”. Primero que todo llama la atención que es un nombre en inglés, ¿tendrá que ver con la música ese nombre? Viniendo de Manuel García todo tiene su razón. Este es un disco que pasa por las profundidades de la música tradicional estadounidense, como en una suerte de vaquero errante. Veamos qué contienen las canciones de este nuevo álbum.
El álbum parte con el tema “La Voz del Trueno”, la influencia del sonido Johnny Cash se siente desde el primer segundo. Los pies se mueven solos marcando el ritmo de las guitarras y percusiones. Se combinan las cuerdas acústicas y eléctricas en una mezcla exquisita. El primer disparo del vaquero García es efectivo al blanco. Inmediatamente pasamos a “Maniquí” con un preciso bajo que marca el latino ritmo de esta canción. La voz de nuestro artista principal se combina en diferentes armonías, mientras las percusiones, pianos y cuerdas acompañan de tal manera que nos transporta en esta especie de bar en medio del campo.
“Sobre los Campos” contiene diversos soleos del inconfundible guitarrista Angel Parra que desde hace tiempo está dándole un sonido especial a Manuel, dándole una vibra bluesera precisa, más aún en esta nueva encarnación Folk-Country. Pero las sorpresas siguen, en “Romance trajinera”, el cual es un tema que desde hace varios años que anda dando vuelta y en esta ocasión parte con una brillante armonía de voces femeninas acapella. Una introducción perfecta para una canción de amor, endulcorada con buen trabajo de pianos y cuerdas.
Una canción bastante interesante es la que continúa, me refiero a “Camino a casa”, ya que si bienes el sonido acústico clásico de Manuel, pero en una onda funky muy adictiva. Y de inmediato aparece una de mis favoritas ya que lo que significa es muy emocionante: “Extraño Animal”, donde encontramos gran trabajo de guitarras distorsionadas que me erizaron la piel y por si fuese poco la lírica estaría dedicada al ícono de la música grunge Kurt Cobain.
Y los homenajes no quedan ahí, “De Nombre Violeta” homenajea a nuestra cantautora más grande, una bella canción mucho más delicada en lo musical. Esta cae de perilla ya que se viene el centenario el próximo año.
De ahí viene “Diamantes”, una canción que tiene un ritmo latino sabroso pero que se hace un poco repetitiva a las ideas similares expresadas en la primera parte del disco. Así mismo me pasa con “El rancho” y “Un Hombre, un caballo, una guitarra”, el cual se aprecian las ideas tipo Johnny Cash que ya se mostraron anteriormente, en especial en la forma en que se emplean las guitarras. Sin embargo, no son malas canciones así que no hacen tanto daño.
Igualmente si bien se sigue en la misma línea musical de temas anteriores, las historias son bien interesantes de observar, como en el caso de “Se afeita el diablo” o “El Predicador”, que cuenta sobre un cura que tiene bastante arrastre con las mujeres, cosas del campo ¿no?.
El álbum empieza a despedirse con “Venga la vida”. Este fue lanzado a comienzos de año como single. Esto es el Manuel clásico, su voz, guitarra y algunos pequeños arreglos. Para los que son seguidores de sus primeros discos probablemente se inclinen más con este bello track. Y cerramos con un tema instrumental llamado “Harmony Lane Rag” el cual tiene como protagonista un invitado especial: Craig Tatcher, un destacado músico estadounidense de blues, quien con su genial guitarra acústica nos da un broche final preciso para el sonido explorado en este disco.
Manuel García con su “Harmony Lane” nos enseña que ahora su música es parte del mundo o quizás simplemente es una expansión del mundo que nos estaba intentando mostrar desde hace años. Es curioso verlo en esta investidura más vaquera que huasa. El pero es que existan canciones que se repetían en cuanto a ideas musicales, es decir habían canciones que eran muy similares a otras del disco. Aunque me sorprendió ya que comprobé que él es moldeable a ser un compositor de rock, música latina, country, lo que le pidas. Su voz se adapta a las diversas líricas e historias que amalgaman su nueva aventura. El sonido en este disco es bastante bueno, las voces e instrumentos se acoplan de gran forma.
Tal vez el cantautor nacional sólo quería explorar más allá sin expectativas demasiado altas en cuanto a experimentación, es decir no intentando inventar la rueda. Simplemente haciendo lo que ha hecho siempre, pero desde otra perspectiva y desde otra parte del mundo. Este viaje musical vale la pena realizarlo, como una forma de celebrar este 2016 lleno de buenas melodías nacidas de nuestro país tan lleno de buenas historias.