Luego de meses de preparación, por fin damos a conocer la primera publicación de nuestra nueva sección «Desempolvando joyas», donde repasaremos discos de nuestra historia musical que, en su tiempo no adquirieron la importancia necesaria o simplemente nos vuela la cabeza cada vez que los oímos por su adelantado sonido para la época.
Un claro ejemplo de ello fue la banda nacional Los Vidrios Quebrados, agrupación vanguardista nacida en 1964 tocando covers bajo el nombre de Los Lawyers, pero tras constantes cambios de formación, finalmente dos años después se pudieron constituir como «Los Vidrios Quebrados», que para mala suerte solo nos dejaron un disco en su breve historia.
Héctor Sepúlveda, Cristián Larraín, Juan Mateo O’Brien y Juan Enrique Garcés integraban esta agrupación, quienes vestían de abrigos largos y negros acompañado de un look con melena, muy influenciado por Los Beatles. Pero esta influencia no solo cae en lo estético sino que también en lo musical, pues en 1966 se presentaron en Teatro Nataliel interpretando «Tell me why?» del grupo británico, que les permitió firmar contrato con sello Odeon para grabar dos singles, que no fueron incluidos en su álbum debut.
Los Vidrios Quebrados encabezaron las primeras manifestaciones germinales del rock hecho en nuestro país junto a bandas como Los Jockers y Los Mac’s, aunque sus influencias eran netamente sajonas, principalmente Los Beatles, Rolling Stones y The Kinks. En 1967 grabaron su único LP «Fictions», íntegramente compuesto por temas originales y todos en inglés (algo nada común para la época).
Marisol García, periodista especializada en música popular, valora el aporte de «Fictions» desde diferentes énfasis. «En algún momento, su conexión con el rock angloparlante era un gesto de actualidad y avance para el medio. Para otros, la libertad de búsqueda de los integrantes del grupo fue un gesto social importante. Sin quitar esos puntos, yo valoro ahora, desde nuestro tiempo, el atrevimiento de sus letras, y la claridad del mensaje de crítica que instalaban con versos sobre la libertad, la expresión de una identidad personal y asuntos tan sorprendentes (vistos desde ahora) como la defensa de la homosexualidad (en el tema «Oscar Wilde»)» señala la autora de los libros «Canción Valiente» y «Llora, corazón».
Además agrega que «al conocer la historia de la banda hay más pistas sobre su compromiso con los vientos de cambio de su época, como haber tocado en la histórica toma de la Casa Central de la UC, en 1967. A los buenos discos se les aprecia mejor insertándolos en un contexto mayor, y es precisamente lo que sucede con Fictions».
Misma opinión es la que tiene Gonzalo Planet, músico, periodista y autor del libro «Ficciones. Los mil días de Los Vidrios Quebrados», publicado en 2017 por las cinco décadas desde el estreno del emblemático álbum. Gonzalo sostiene que «escuchar hoy a Los Vidrios Quebrados no es un ejercicio de nostalgia, sino que nos hace entender la importancia de romper moldes. Fictions estuvo a punto de no publicarse porque en esos años los sellos discográficos no concebían que un disco fuera compuesto de principio a fin por sus integrantes, y finalmente ese fue uno de sus aportes indiscutidos: la creación. Es fácil identificar patrones musicales en las escenas actuales, pocos se atreven a salirse de los cánones. Trascienden quienes generan propuestas, no los que las siguen».
– ¿Cómo conociste la música de Los Vidrios Quebrados?
En mis últimos años de colegio conocí a Mauricio Melo, integrante de Los Santos Dumont, de quien aprendí mucho acerca del rock de los años sesenta. Un día tras hablar sobre la escena chilena de esa era, Mauricio me mostró el disco «Fictions» de Los Vidrios Quebrados grabado desde un vinilo a cassette. Escucharlo por primera vez fue un gran impacto, las canciones sugerían un Chile desconocido y estimulante por descubrir. También concitaban muchas preguntas, tantas que me impulsaron a investigar de forma rigurosa a esa generación, trabajo que unos años después se convirtió en el libro Se oyen los pasos.
– ¿Qué te motivó para escribir un libro acerca de la banda?
Me interesaba conmemorar las cinco décadas de un grupo que para muchos marcó un antes y un después en el rock chileno, de talento superior a nivel lírico e interpretativo que supo leer muy bien el signo de los tiempos, la época de cambios en que les tocó vivir. Además, el libro tiene un componente archivo visual de peso como prácticamente no existen para otros artistas de esos años, con decenas de fotografías que de cierta forma muestran la transición entre un Chile que se acaba y otro que comienza.
«Los Vidrios Quebrados era un grupo admirado de manera transversal, tanto por pares como Los Mac’s, como por músicos de la Nueva Ola y el jazz. La prensa también los cubrió, desde las revistas a la televisión que recién nacía como medio de comunicación. No obstante, su música estuvo reservada a un público reducido de conocedores, en parte porque cantaban en inglés. El tiempo puso el disco en el lugar que merecía, con reediciones en casi todos los continentes» comenta Gonzalo Planet, cuyo libro muestra la vida de esta banda que se separó en 1969 para emprender nuevos proyectos personales.Sin embargo, tuvieron una reunión especial en 2017 para conmemorar los 50 años de «Fictions» y a su vez lanzar la biografía que contenía imágenes exclusivas del conjunto.
En una bonita casa en un barrio ñuñoíno, me recibe Juan Mateo O’Brien, letrista y guitarrista de Los Vidrios Quebrados, quien continúa vigente en la música y en 2013 lanzó su único disco solista «Gran Avenida», diez canciones editadas por el sello Cápsula Discos. El músico se sienta en un sillón mientras suena un disco de jazz en vinilo, el cual nos acompaña durante casi toda la entrevista.
– ¿Qué música te inspiró a tomar una guitarra?
M: Yo era fan de la música por mi viejo, era irlandés y cantaba. Mi madre era peruana y también era cantante. Yo me crié con la música de mi padre que era en inglés y la de mi mamá era fundamentalmente vals peruano. Mi viejo era gerente de una aereolínea por lo que viajaba mucho y estuvo en varias ocasiones en Argentina, así que era aficionado a los tangos. Por lo que había una mezcla entre música popular latinoamericana “urbana” de esa época y el tango argentino que es música de puerto. Los corridos mexicanos también se escuchaba por las nanas que estaban en casa. Aprendí a tocar guitarra cuando empezó a escucharse en Latinoamérica el folclor argentino como Los Charchalero o también cosas de acá como Los Cuatro Cuartos. Nunca fui un gran alumno de la guitarra pero eso fue lo que más me llamó la atención. En inglés cantaba muchos musicales, de Al Jolson, quien fue de los primeros registros que se hicieron para vender música. Una película que me marcó mucho fue “My Fair Lady”, de hecho muchas de las letras de los Vidrios Quebrados están inspirados en ella. También “West Side Story”. Cuando Los Beatles aparecieron en Chile el 1964, ya era más grande, tenía 16 años y ya cambió la historia , fue un golpe que nos afectó a todos.
– Es decir, con Los Beatles todos rápidamente se inscribieron en esa tendencia.
M: Yo pienso que sí, además estaba proclive a eso porque sabía inglés. Pero antes tenía esa fuerte influencia latinoamericana.
– ¿Cómo fue formar una banda?
M: Entré a los 16 -muy joven- a la universidad a estudiar Derecho. Cuando pasé primer año, viajé a Europa por tres meses. Era un lujo en esa época; estuve en Roma, Londres. Pero fue en unos bares de Amsterdam, donde caché la música rock como tal y quedé muy impresionado. Pasé por Nueva York también y me impactó Bob Dylan, en específico el disco “The Frewheelin’ Bob Dylan”. Y ahí cambió la cosa, que como estudiaba derecho, Héctor Sepúlveda, me escuchó cantando y me dijo “Oye formemos un grupo”.
– ¿Y cómo fue después el paso a grabar Fictions?
M: Nosotros grabamos otra cosa antes, un single.
– ¿Single del disco?
M: No , eran otras canciones, eran re buenas. Se llama «Friends» una y la otra era “She Never Know I’m blue”. La primera vez que salimos a tocar fue en un festival universitario de la canción, participamos como intérprete y compositores. Y bajamos del escenario y nos ofrecieron grabar. Y luego la gente de una subsidiara de RCA Victor nos ofreció grabar «Fictions».
– ¿Como fue la reacción mediática, les pusieron atención, hubo reseñas?
M: Si, Hubo dos cosas que fueron importantes. Una que nosotros eramos estudiantes universitarios jóvenes, eramos muy soberbios, arrogantes y creídos,. Hacíamos música que sentíamos que era adelantada en esa época, con una visión muy alta de nosotros mismos. Por ejemplo, la canción Friends tenía un arreglo barroco que fue idea de Héctor.
Luego de ello, Juan Mateo se para para buscar ese single entre su colección. Desafortunadamente no lo encontró. Pero después pasamos a su computador, el cual estaba en medio de una biblioteca gigantesca, y escuchamos la grabación del show en vivo de los Vidrios quebrados. Quedé boquiabierto, sonaba como un cañón. Juan sonríe orgulloso del resultado. Hay un jam de solos de guitarra extraordinario. Y luego me mostró las canciones «Friends» y «She Never Know I’m Blue» y me pasó los mp3 a mi celular, además del documental que se hizo sobre él. Luego volvimos a la sala donde sonaba jazz de fondo.
– Retomemos cómo fue la atención mediática a ustedes.
M: Eramos absolutamente desconocedores de todo lo que significada relaciones con los medios, publicidad, que se nos escuchara. No éramos muy aptos ni experimentados, íbamos donde nos llamaban. Tocamos en varios shows, estuvimos en un programa llamado “Juani en Sociedad”, que era una teleserie bastante popular y la canción principal era “Fictions”. Estuvimos en la radio más importante, la cual participaba Raúl Matas. También gente como Cesar Antonio Santis, todos ellos nos invitaron. Por ejemplo, en la Radio Minería tocabamos en vivo allí con público y todo. En la revista Ritmo nos hicieron entrevistas con grandes artículos, incluso la Radio Andrés Bello les gustó ya que teníamos esa cosa barroca. Había un discjokecy que era Robinson Retamales, que era bien docto. La Radio Magallanes nos tocó mucho. Así que fue bastante bueno para la época y para lo que éramos nosotros. Ya que en esa época, lo que era la moda era la Nueva Ola.
– Justo te iba a preguntar eso, ¿tenías relación con ellos?
M: Yo cantaba canciones de Buddy Richard, siempre les seguía a la Nueva ya que eran bien oreja. Era música fácil pero agradable. De hecho, compartimos escenario con gente de esa movida como Alan y sus Bates, en un teatro por ahí en la Alameda, cerca de la plaza Brasil (que era el barrio donde como banda nos movíamos más). Y ahí conocimos a esa banda y en esa época estaba Willy Morales, quien posteriormente formó Los Mac’s y con él fuimos muy amigos.
– ¿Dónde se tocaba antiguamente? ¿qué tipo de locales?
M: Eran cosas muy de colegio. Por ejemplo, el San Ignacio tenía una kermesse, nos invitaban y nos pagaban. De hecho tocamos en una piscina vacía y la gente desde arriba nos miraba. Tocamos también en el Villa María, colegios cuicos. Fiestas de 15 años, también de graduación. La plata que nos pagaban la guardábamos para nuestros equipos. Tocamos también en el Teatro Marconi, lo que es hoy el Teatro Nescafé de las Artes, en festivales universitarios. Pero no era una gran demanda ni nos preocupaba tanto. Fijate que eramos cabros engreídos y queríamos tocar fuera de Chile, no nos interesaba la fama aquí. Además, yo estudiaba derecho (al igual que Héctor), Cristian estudiaba medicina y Juan Enrique Garcés estudiaba ingeniería. Esto era una segunda vida. Con el tiempo nos profesionalizamos más, pero el que al final se dedicó a la música fue Héctor Sepúlveda, quien era el genio musical de Los Vidrios Quebrados.
– ¿Qué opinas de las bandas coetáneas, de lo que algunos llaman escena piscodélica?
M: A Los Mac’s les conocí ya que coincidimos con ellos y fueron muy generosos. Willy era muy amigo mío. Ellos nos vieron en un festival cuando tocamos «Friends» y «She Never Know I’m blue» y ´wl se asombró mucho y dijo “esta huea es increíble”. Ya que además no hacíamos covers.
– De hecho, ustedes son la primera banda que tiene un disco con temas propios.
M: Exacto, bueno, cuando grabamos Fictions ellos estaban grabando “Kaleidoscope Men” y me pidieron ayuda con una letra de la canción “Dear Friend Bob”. Y después no nos vimos mucho, ya que nosotros estábamos muy en otra, en salir de Chile. Cuando salió «Fictions» me fui a estudiar psicología a México, estuve un semestre y volví a Chile y de ahí estuve dos meses y volví a Francia. Después de «Fictions» me desconecté porque en verdad quería hacer otras cosas.
– Tengo entendido que has sido muy activo en muchas cosas, trabajos en sociología, dramaturgia.
M: A mi me mueve la cosa literaria, la cosa de escritura.
– La decisión de temas propios, ¿cómo fue?
M: Héctor ya había hecho dos temas propios, así que empezamos así, yo creo que fluyó naturalmente. Influyó también de que los Beatles, Rolling Stones y Bob Dylan hacían su propia música. En especial, Dylan nos influenció en eso. En buscar siempre música propia y decirle que no a los sellos. Cuando nos ofrecieron grabar el disco, nos pidieron covers y dijimos que no.
– Tú grabaste posteriormente un disco llamado «Gran Avenida» con la banda Matorral, ¿este fue tu segundo álbum?
M: Si, de hecho Gonzalo (Planet) decía que salté del vinilo al mp3. Me entrevistó Gonzalo, haciendo su tesis, y era sobre la música chilena. Y nos hicimos amigos, congeniamos harto. Me dijo “sería bueno que versionáramos Fictions” e hicimos unas tocatas absolutamente malas. Hubo una que hicimos covers de Los Beatles que metíamos por ahí en una tocata que hicimos en Frutillar. Y luego le dije a Gonzalo que ya me estaba aburriendo de tocar hueas de los Vidrios Quebrados, así que por qué no hacemos algo nuevo. Con el tiempo me dijo “Oye me gané un Fondart así que con eso haremos tu disco”. Y con eso armamos Gran Avenida. Los muchachos hicieron la música y yo las letras
– Y lo hicieron bajo tu nombre.
M: De hecho yo no quería eso, quería un nombre para la banda. Pero me dijeron que no, que O’Brien estaba bien, así que por eso quedó así.
– En tus trabajos le das mucha énfasis a la lírica.
M: Esa era mi aporte en la banda. De hecho, en la música chilena creo le hacen falta buenos letristas. Buenos letristas son para mí Violeta Parra, Patricio Manns, Victor Jara. Habiendo tanto poeta desempleado, hay cabros chicos que escriben puras hueas. Incluso Los Tres, son ahí no más. Las artistas modernas como Francisca Valenzuela que son muy buenas intérpretes, pero con las letras no pasa nada.
– Hay muchas bandas psicodélicas modernas como The Holydrug Couple que están influenciados por ustedes, ¿les conoces?
M: No, en verdad después que me fui de la banda, me alejé del rock. Era amigo de folcloristas como los Inti Illimani por ejemplo. Y de hecho, renuncie al rock una vez que me metí al partido comunista. Así que ubico poco del rock moderno.
– ¿Te gustaría hacer música pronto?
M: Si, de hecho el Cadenasso (Matorral) es productor y estamos formando un nuevo disco. Será una adaptación de una tragedia griega llamada “Las Vacantes de Euripides”. Es una obra más que de canciones, que es un paso más adelante de lo que he hecho hasta ahora. No estamos tratando de ganar aplausos, no me interesa hacer hueas para la radio. Así que esto que quiero hacer con Gonzalo y Cadenasso es algo más complejo, armonías más avanzadas, atonales, más heavy. La idea no es vender ningún disco (ríe). Esta obra es una tragedia que es sobre Dionisio , el dios del placer, donde va a un pueblo a vengar a su padre que fue asesinado por el rey. Entonces él va con un grupo de mujeres llamadas las vacantes y él lo que hace es trastornar a la mujer del Rey para que quede entregada a la lujuria, y entre las vacantes matan al rey. Y yo quiero hacerlo en el mundo moderno en donde un señor Dionisio vuelve a su población, en donde su padre es asesinado por una banda de narcotraficantes. La verdad es que he tenido mucha suerte de trabajar siempre con músicos de la puta madre como Hector Sepúlveda, y por otro lado, con Felipe Cadenasso.
– Para terminar ¿será posible ver tocar a Los Vidrios Quebrados en el futuro?
M: No creo, sacaremos el DVD del show que hicimos el año pasado. La música está lista, falta la parte visual. Pero nunca se sabe si nos invitan a alguna cosa en el futuro.