Este 5 de marzo Chile ha sumado una nueva ánima. El actor, director y dramaturgo Alejandro Sieveking, de 85 años, ha fallecido hoy a las 17 por motivos que no han sido públicos. Su velorio será realizado el día de mañana, viernes 6 de marzo, a las 19:30 horas en la Sala Antonio Varas del Teatro Nacional Chileno, en Morandé 25. Sieveking nació el 5 de septiembre de 1934 en Rengo, en la región de O’Higgins, y formó parte de la Generación del 50, un grupo conformado por otros autores como Isidora Aguirre, Jorge Díaz, Egon Wolff y Sergio Vodanovic, entre otros.
La mayoría de sus producciones fueron estrenadas durante los años 60, y tenía un interés particular en revelar la auténtica condición de sus protagonistas, por lo que sus temas se mueven entre el realismo crítico, el estudio social y la preocupación política, siempre con un ojo presente en lo político y estético. En su prólogo a la obra Mi hermano Cristián, editada por Zig-Zag en 1966, señala: «puede pensarse que me preocupo mucho del público. Efectivamente es así. No me interesa ser un incomprendido ni pasar a la posteridad; quiero que el espectador actual vea en mis obras temas, problemas, imágenes que toquen de alguna manera su sensibilidad entreteniéndolo y, ojalá, haciéndolo mejor. Quiero mejorar el mundo».
En 1956, con 22 años, abandona la carrera de Arquitectura e ingresa a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Ahí se convierte en amigo, colega y compañero de Víctor Jara. Es más, la música de su obra La remolienda fue escrita por Víctor Jara. A fines de los años 80 Sieveking ya había estrenado 20 obras, posterior al Golpe de Estado que ocurrió en 1973 se autoexilia a Costa Rica junto a su esposa Bélgica Castro (quien fue su profesora), lugar donde vivieron hasta 1985. En el exilio ganó el Premio Casa de las Américas de Cuba por su obra Pequeños animales abatidos.
Al respecto, el profesor Cristián Opazo de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica le explicó de forma exclusiva a nuestro medio: «Quizá el mayor mérito de Alejandro Sieveking sea haberse planteado como un creador situado en la vanguardia de los afectos: en su faceta de dramaturgo —una de tantas: qué no hizo— sus personajes son cuerpos solitarios que buscan algo de ternura mientras la modernidad les da una bofetada. Desde Parecido a la felicidad —pieza que inventa a una juventud que usa jeans ajustados, que se gana la vida con oficios menores y trata de decir sus pasiones inconfesables—, hasta Ánimas de día claro —careo con esos condenados de la tierra sin siquiera lugar entre los muertos—, Sieveking va construyendo un territorio de sujetos frágiles, acaso ángeles caídos. Ángeles como el que da el nombre a la sala que fundan junto a una pandilla de disidentes: Ana González, Lute Sotomayor, Víctor Jara y Bélgica Castro. De no ser por el golpe, no tengo duda que allí habría terminado naciendo la new wave criolla. A veces dandy, otras maestro severo: Sieveking es una decena de clásicos teatrales, pero también una lista imborrable de complicidades tramadas entre las tablas y la vida misma».
Entre sus obras más destacadas se encuentran Parecido a la felicidad, Ánimas de día claro (de donde extraemos el título de esta nota) y Tres tristes tigres, siendo esta última incluso llevada al cine por Raúl Ruiz. Además, se han destacado sus actuaciones en el cine con La vida me mata (2007) y Gatos viejos (2010). En 2017, el dramaturgo fue galardonado con el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales, y hoy ChileActores declaró: «Pena infinita. Hoy a las 17:00 falleció Alejandro Sieveking, Actor, Dramaturgo, Director y Premio Nacional de Artes de la Representación. Lo acompañaremos a partir de las 19:30 en la Sala Antonio Varas y saldremos del Teatro el sábado a las 12 para ir al Crematorio del Cementerio Gral». También han manifestado su pesar otras organizaciones: