Cuando Cecilia Aguayo decidió postergar sus estudios de medicina para entrar de lleno a la música, jamás pensó que se convertiría en una artista emblemática a comienzo de los ’90. La tecladista del periodo «Corazones» cautivó no sólo por su presencia escénica, sino que también por su increíble talento musical y desplante. No era una integrante de más o reemplazable, todo lo contrario: fue una pieza clave para cultivar el sonido en vivo de tan emblemático disco.
Pero retrocedamos un poquito en el tiempo. ¿Cómo llegó Cecilia a conocer a Jorge? Jacqueline Fresard, quien fue novia del cantautor, fue el enganche directo. «Ella me invitó al concierto que dieron el ’85 en el estadio Víctor Jara sin conocerlos mayormente y me encuentro el estadio lleno de gente muy entusiasmada. La situación y el concierto me dejaron impresionada, no tenía idea de su poder ni fama«, nos cuenta Aguayo, quien por estos días se encuentra en confinamiento como gran parte del mundo.
Luego que Jorge y Jacqueline se casaran, el vínculo entre ambos artistas se fortaleció mucho más. En paralelo, comenzó el proyecto Cleopatras junto a la actriz Patricia Rivadeneira, la bailarina Tahía Gómez y la misma Fresard; además de invitadas como María José Levine de Upa!, Archi Frugone de Viena. El cuarteto performático revolucionaba la escena under capitalina con sus presentaciones.
– ¿Cómo recuerda ese proyecto?
Nuestro lenguaje era la danza, el teatro, la música, la fotografía y la escenografía. Estábamos en dictadura. Nuestras inspiraciones eran explorar la libertad con la rebeldía que teníamos en el ADN, igual era mayormente intuitivo, emocional, pasional. Éramos más artistas (aunque no me gusta usar esa palabra), que conscientemente políticas.
Es en ese contexto en que Jorge, cuan casa talentos, miró con proyección a las cuatro mujeres y les propuso algo.
«En esa época que empezamos con el proyecto, dos años después Jorge quiso componernos canciones. El plan era sacar un disco, cosa que finalmente no hicimos. Hizo ocho canciones para nosotras, entre ellas Corazones Rojos y Con Suavidad«, cuenta Cecilia. El álbum fue rescatado en 2017, bajo el sello Hueso Records, y hoy lo podemos escuchar en streaming.
«A esas alturas mi amistad con Jorge ya estaba consolidada y decidimos arrendar una casa juntos para acompañarnos, ambos estábamos con dramas sentimentales», relata. Y es que justo en ese periodo González estaban pasando por problemas amorosos, que fue el principal motor de inspiración para la lírica de «Corazones». De esos problemas también origina el quiebre entre Los Prisioneros y Claudio Narea, ante un drama que a estas alturas es innecesario recordarlo. La banda quedó sin su guitarrista emblema, por lo que Jorge y Miguel Tapia se tuvieron que renovar y es ahí cuando aparece Cecilia.
«Jorge me cita al Parque O´Higgins para invitarme a tocar con Los Prisioneros, le respondo que sí, pero debes dejar tu trabajo de médico porque nos vamos de gira, le respondí que sí. A esas alturas, Jorge ya había tomado la decisión de incluir Corazones Rojos y Con Suavidad en su nuevo disco, Corazones», recuerda. De esta manera, Aguayo toma los teclados y Robert Rodríguez el bajo. Este último, un acompañante no menor de este periodo y que se conoció con Jorge cuando estudiaba en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.
Aguayo recuerda que el éxito de «Corazones» fue cuando apenas se lanzó el primer single y video: Tren al Sur. De ese periodo, Cecilia no solo tocó durante la gira, sino que también estuvo presente en varios sets de televisión para entrevistas promocionales.
– ¿Cómo recuerda esos conciertos del «Corazones»?
«Era increíble, para mí todo muy nuevo. De partida habían muchas canciones magníficas donde elegir (no solo tocábamos Corazones); el público eufórico coreando todas las canciones, era precioso. La complicidad que se produce en el escenario entre los músicos, la comunión, cuando se está tocando es difícil de describir. Yo me ponía nerviosa, pero estar con Jorge y Miguel en el escenario, me protegía lo suficiente para tocar y disfrutar».
– Dentro de este disco está «Corazones Rojos», ¿cuál cree que es la importancia de esta canción para la historia musical de Chile?
«Creo que lo más importante es que Corazones Rojos es una canción feminista, toma la forma de una canción machista, porque está escrita con ironía. Dice Jorge ‘es una canción crítica donde él se pone dentro de ella’, y como dice la Patricia (Rivadeneira), con esa canción Jorge demostró que los hombres en el rock también pueden ser sentimentales y feministas. La letra es genial, todo está muy bien dicho».
– Cuando se separó el grupo estuvo tocando con Miguel Tapia en Jardín Secreto, para muchos un proyecto de culto ¿cómo recuerda las grabaciones de esa banda?
«Fueron dos discos, el primero era pop, y el segundo fue electrónico. Esas grabaciones fueron muy entretenidas, con el primero sufrí porque era primera vez que hacía canciones, antes sólo un par para Cleopatras. Cuando las hice para “Jardín Secreto”, me dí cuenta que componer era mucho más difícil de lo que creía. En el segundo, “El sonido de existir”, fue más fácil para mí, hicimos un estudio en mi casa y teníamos un ingeniero en sonido a tiempo completo: Antonio Monasterio; hacíamos los sonidos en conjunto y creo que el resultado es muy bueno, mucho más que el primero. No me costó hacer esas canciones. Y lo mezcló y masterizó Tobías Freund un capo, alemán, del dúo Sieg Über Die Sonne«.
Después de este proyecto con Tapia, Aguayo se apartó de la escena musical y solo se limitaba a pequeñas colaboraciones con Atom™, uno de los tantos alteregos del músico nacido en Alemia, Uwe Schmid.
Cecilia volvió a revivir las canciones de «Corazones» en Primavera Fauna 2012, un concierto especial para celebrar 22 años del álbum. «Fue increíble. La invitación era a tocar el disco «Corazones» de principio a fin. Salió todo como lo planeado», indica.
Sin embargo, la tecladista se hizo esperar para tomar finalmente la decisión. «Me demoré casi un año en decidirme porque no había tocado en 15 años. Pero era un lindo proyecto y un medio desafío para mí, me entusiasmé», dice.
«En los teclados, Cecilia Aguayo, mi mejor amiga», fueron las palabras de González en esa ocasión, donde también estuvo Uwe Schmid, quien renovó las percusiones del álbum para su formato en vivo. «Sonaba increíble», recuerda.
«La verdad es que cuando estaba en el escenario no podía creer que estaba tocando con ellos dos, unos genios, pero nuevamente me sentí protegida por ellos y pude disfrutar».
La última aparición en vivo junto a Jorge González fue para el concierto homenaje en Movistar Arena, días después de que el cantante sufriera el accidente cerebrovascular. En esa ocasión, fue parte de la banda de soporte donde también se encontraba Gonzalo Yáñez, Jorge Delaselva, Pedropiedra, entre otros.