Desde que el conjunto irrumpió en la escena nacional hace seis años, se transformó rápidamente en un proyecto novedoso, el que por estos días se encuentra preparando los últimos detalles para su segundo disco, «Música para la inmensa mayoría», que se estrenará en las próximas semanas. En conversación con SACH, Gabriel Paillao conversó sobre todo este proceso creativo que comenzó a fines del 2022.
“Somos once voces y veintidós manos”. En 2017 once músicos con un extenso currículum musical se juntaron para armar uno de los proyectos más interesantes de la actual parrilla de la música chilena, el cual fusiona dos géneros que, hace un par de décadas, habría sido difícil imaginar en una misma canción. Hoy eso es posible gracias a La Brígida Orquesta.
Liderado por el pianista Gabriel Paillao, el MC Matiah Chinaski (Mente Sabia Crú) y Felipe Salas (Como Asesinar a Felipes), la extensa nómina de músicos convocados para la tarea incluye a los destacados trompetistas Ítalo Viveros (Mapocho Orquesta) y Fernando Carvacho (Conchalí Big Band, Newen Afrobeat); los saxofonistas Edward Neidhardt, Matías Aravena y Pablo Jara; mientras que en los trombones encontramos a Alfredo Tauber y Alejandro Allaria. En tanto, el puesto del bajo le pertenece a Tomás Alud.
“Una orquesta rapera”. Así nos lo define seis años después Gabo Paillao, director orquestal y cerebro detrás del conjunto que hoy se encuentra afinando los últimos detalles para el lanzamiento de su segundo álbum de larga duración, «Música para la inmensa mayoría« (2023), cuya fecha exacta de lanzamiento continúa siendo desconocida.
Este importante estreno vendrá acompañado de una gira nacional que comenzará en el Teatro Caupolicán de Santiago y pasará por otras siete ciudades del país: La Serena, Valparaíso, Rancagua, Talca, Concepción, Temuco y Valdivia.
“Ha sido intenso, pero entretenido. Para mí, como director del proyecto, me es súper entretenido cuando vienen estas fases, porque son fases creativas, de ver qué hacer, qué inventar a la hora de parar el espectáculo. Vamos a tocar un concierto largo, pero más allá de que es intenso y agotador, obviamente, es súper entretenido”, nos comentó.
Un espejo y un manifiesto
Si bien Gabriel es el encargado principal de componer las canciones, tal como lo hizo para Corte Elegante (2018), en este segundo trabajo fue un proceso compartido entre él, Matiah Chinaski y Alfredo Tauber. Los tres se encerraron en una pieza durante diez días en Barcelona y, cuando salieron, tenían el esqueleto del disco armado.
“Montamos un estudio casero y estuvimos componiendo y haciendo música todos los días, todo el día. Luego volvimos a Chile, escuché todo, hice una selección de eso, se las mostramos a los cabros y de ahí salió el disco”, relata el pianista.
Al igual que en su primer álbum, serán diez canciones las que compondrán este nuevo lanzamiento. “Siempre lo pensé como un espejo del Corte Elegante (…) Fue nuestro primer disco largo y tenía mucho de manifiesto, de decir qué es lo que somos, qué es lo que no somos. Hoy día ya no tenemos esa sensación de manifiesto. Es música que a nosotros nos gusta mucho y tenemos ganas de compartirlas simplemente”, dice.
En la misma línea, agregó que “el tiempo avanza, nosotros también estamos avanzando, nos vamos transformando y la música que viene en este nuevo álbum tiene un poco del Corte Elegante, un poco del Antípoda, pero también tiene de otras cosas, del tiempo que ha pasado entremedio. Lo compusimos en otra ciudad, en grupo. Tiene otro espíritu y otra energía”.
Además, el músico detalló sobre la maquinaria que utilizan para grabar el material, ya que sus dos trabajos anteriores están grabados en cinta análoga, lo que genera una estética más vintage.
“Se mezcla mucho en este disco el sonido de la orquesta cincuentera, que tiene que ver con el jazz, el sonido de la maquinaria vintage de los años 70-80 y el sonido de 2000 del rap. Hay un entrelazado estético que está bien interesante y que a mí me tiene muy satisfecho”, explicó.
De Conchalí para el mundo
La mezcla entre el jazz y el rap podría bien haber sido algo loco de pensar hace algunas décadas, ya que vienen de orígenes muy distintos. Sin embargo, cuando Gabo Paillao comenzó a cranear cómo y con quiénes realizar un proyecto musical, la respuesta la encontró entre sus propios compañeros de música de la Conchalí Big Band, conjunto al que perteneció cuando comenzó a incursionar en la música.
La Conchalí Big Band es un proyecto tanto musical como educativo creado en 1992 por el cronista clásico Gerhard Mornhinweg, siendo la primera orquesta integrada sólo por adolescentes oriundos de la comuna, una de las más populares y con mayor riesgo social de Santiago.
“Para mí hacer otra banda haciendo lo mismo no tenía mucho sentido, entonces lo que nosotros teníamos de distinto era nuestra escuela de jazz orquestal”, recuerda.
¿Y por qué el rap? “Porque este país es súper rapero”, responde el músico cuando le consultamos la razón detrás de la mezcla. “Yo no conozco otros países en los que los bajistas rapeen, los pianistas rapeen, los bateristas rapeen. Aquí eso es algo que surgió hace harto rato”, dijo.
¿Es difícil coordinar un trabajo entre once personas?
Trabajamos de manera super profesional. Si bien somos un grupo de amigos, somos amigos que trabajamos juntos. Lo hacemos desde la responsabilidad, de saber que el tiempo del otro importa. También la escuela de nosotros es de orquesta, donde si bien son varios músicos, hay un director. No es que cada uno hace lo que quiere, hay una dirección detrás. Es bastante más simple de lo que parece cuando se trabaja ordenado y seriamente.
Hoy los integrantes de la banda también integran otros proyectos musicales. Por ejemplo, el trompetista Fernando Carvacho también es parte de Newen Afrobeat, Felipe Salas es el baterista de Como Asesinar a Felipes y Matiah Chinaski, tiene muchísimos otros proyectos musicales paralelos (Mente Sabia Crú, Ventana Abierta, Ácido Folclórico).
Por lo mismo, lo primero que uno podría pensar es cómo coordinan sus otras iniciativas con la preparación que requiere una banda como La Brígida Orquesta. Sin embargo, en este punto, Gabriel, quien también figura como dueño del conjunto, señala que no es una tarea para nada complicada y hay una razón: disfrutan tocando juntos.
“Vengo trabajando sin parar en ella en los últimos siete años y lo hago porque me gusta mucho el proyecto. Ha ido funcionando y tomando una envergadura. Yo voy a trabajar en La Brígida hasta que se me quiten las ganas de hacerlo. Y eso, traspapelado al resto, es lo mismo. Estamos ahí porque nos gusta el proyecto y, si nos gusta, disponemos del tiempo para ensayar y tocar”, señaló.
Un camino de logros
Y todo el trabajo invertido ha dado fruto. En 2019, obtuvieron el premio Pulsar a “Artista Revelación”, además de tener la oportunidad de realizar giras por Europa. Esto último los llevó a unirse con Ajaub! Records, un sello sueco con el cuál firmaron para el lanzamiento de su EP Antípoda (2022) y junto al que ahora lanzarán su nuevo trabajo.
“Cuando fuimos a Portugal el año pasado nos conocimos en persona, porque antes había sido que ellos nos vieron y todo el resto fue por mail. Ahora pudimos compartir un poco más y ellos están súper contentos con el proyecto y les gusta caleta el disco nuevo”, contó Gabo sobre el LP del cual ya liberaron el single Qué Tan Arriba.
¿Esperaban que les fuera tan bien cuando comenzaron?
Esperábamos que nos fuera bien, pero de ahí a imaginar algo concreto, no. Somos un proyecto independiente (…) Más que esperar que pasen cosas específicas, es movilizarnos para que pasen cosas. Para mí es más importante estar moviéndonos, generando ideas y proyectos, y si a esos proyectos les va bien o les va mal, son cosas que a uno se le escapan, no hay como preverlo. Sobre todo con proyectos más alternativos, que no están dentro de mainstream, que no apuntan a llenar un estadio ni una disco.
En ese sentido, Gabriel entregó su visión acerca del auge de la música urbana en las listas de reproducción chilenas. “Es bacán, porque pienso en la gente que siempre les faltó recursos, un lugar, un espacio y la tecnología abrió que cualquier persona pueda con muy pocos recursos, hacer una canción, entonces me parece bien que eso funcione”.
Sin embargo, señala que, personalmente, no se siente parte de ese movimiento y hace una diferencia entre “la industria de la entretención y el arte”.
“La industria del entretenimiento ha tenido un auge en los últimos años por todo este movimiento llamado música urbana que genera mucha plata. Hay mucha gente que trabaja alrededor de esto: manager, tour managers, sonidistas… Hay todo un movimiento que genera que haya una industria que empiece a tomar una envergadura. Pero, por otro lado, yo me pregunto quiénes son los que están detrás de eso; las mismas empresas, los mismos productores, los mismos festivales”, afirmó Paillao.
“Hay algo que no hemos querido hacer y es ceder a cómo es que los demás creen que las cosas se tienen que hacer. El proyecto es nuestro y nosotros creemos que las cosas se deben hacer de una forma y las hacemos de esa forma. No miramos mucho para el lado, la verdad”, agregó después.
Para lo que viene, Gabriel dice que todas sus energías ahora están puestas en la gira y en cerrar esta importante etapa para el demoledor proyecto musical. “Una vez que termine la gira vamos a sentarnos un poco a ver hacia dónde vamos a ir”, cierra.