Fotografía por @diegoescap
Luego de sus presentaciones en Primavera Sound 2022 y Lollapalooza 2023, y el reciente show que dio en los Premios Pulsar, la cantante se ha posicionado como una de las voces más prometedoras de la industria musical chilena. En entrevista con SACH, cuenta cómo ha sido su camino artístico, los últimos hitos en su carrera y el rol que juegan las mujeres en el escenario nacional.
Nicole Davidovich (24) siempre tuvo muy claro hacia dónde quería ir. A los nueve años tomó la guitarra acústica de su madre y aprendió cómo usarla para poder crear música. De ahí en más, el instrumento se convirtió en la base para componer la mayoría de sus canciones, como Duele y Control.
“Desde siempre me relaciono con la música. Era algo desde muy pequeña, obviamente con mucha cautela, porque cuando estás en el colegio no son espacios que se celebren mucho, el mundo artístico en general. Veía a mis amigos en la adolescencia completamente perdidos, sin tener muy claro qué querían hacer, por lo angustiante que es ese proceso también, y yo sentía como que tenía este sueño”, dice la joven desde su casa en Santiago.
Por estos días, la cantante se encuentra en México por temas laborales, pero hace una semana la veíamos interpretar su éxito Romper platos en el escenario de los Premios Pulsar 2023, donde se presentó junto a Kya, Akriila, Soulfia y Loyaltty en uno de los shows más vibrantes de la noche, el cual demostró todo el talento que hay en el bloque femenino del género urbano chileno.
“A mí me encantan mis colegas, soy fan de cada una y sé muchas de sus canciones. Disfruto verlas brillar. Es muy bacán cuando nos encontramos y alcanzamos a escuchar a la otra. Me inspiran, son todas extraordinarias”, dice la joven, quien hace pocas semanas firmó con Universal Music Publishing, compañía editora a cargo de administrar sus derechos de autor.
El arte sí es trabajo
Antes de definir el proyecto musical que conocemos ahora, Nicole estuvo mucho tiempo encontrando su lugar y su sonido en la industria, y en este camino, decidió ingresar a un programa de talentos para probar suerte: The Voice Chile. Si bien por entonces, el nombre de Shirel estaba lejos de aparecer en el mapa, fue ahí cuando tuvo su primera experiencia en el mundo del entretenimiento.
“Fue una decisión muy impulsiva. La tele es un entorno muy rudo y yo era la más chica del programa. Yo no tenía idea en qué me estaba metiendo. Sin embargo, sí me llevo que fue muy importante, primero, la validación del jurado, porque eran personas que yo respetaba mucho y me dijeron que algo de talento tenía. Esa es una duda que yo tenía y creo que todos los artistas tenemos. Y también pegarme la cachá de que este sueño que yo tenía era mucho más trabajo que lo que pude anticipar”, dice respecto a su paso por el programa.
Y aunque no fue el momento para darse a conocer popularmente como artista, ya que en la semifinal quedó eliminada, sí fue el punto de inflexión en el que la cantante decidió jugársela por un sueño. Y nunca dejó de luchar por él. “Falté al colegio, estuve horas grabando y eran cosas que los niños de mi edad no hacían. Mis amigos carreteaban y yo me quedaba en casa porque no quería llegar a la audición del lunes sin voz”, asegura.
En este punto de la historia pareciera ser que el camino de Nicole fue pavimentado desde el momento en que recibió su segundo nombre, Shirel, el cual utilizó para llamar a su proyecto musical. El significado es “canción de Dios” en hebreo. “Yo creo que mis papás no tenían idea en lo que se metían cuando me lo pusieron”, señala entre risas.
A pesar de que no lo sabían, sí le dieron su apoyo. “Mi mamá me apoya muchísimo, me ha acompañado mucho en este viaje. Yo creo que cuando yo era más chica, ella tenía el mismo susto que yo, de como ‘bacán, se quiere dedicar a esto, pero, ¿qué necesitas para poder hacerlo? Nadie lo sabe hasta que te enfrentas a las pruebas. Yo creo que ella temía por mí, porque así son los papás. Ellos querían que yo fuera feliz, cagaos de miedo, yo creo que todavía”, asegura.
Sin embargo, también tiene lados en su familia en los que no recibió tanto apoyo. “No los juzgo, todo viene desde el amor y del susto de que quieres que las personas que quieres estén bien, porque nos han mentido toda la vida con que el arte no es trabajo”, expresa.
El tiempo del universo
Money fue la canción que le dio inicio a la carrera musical de Shirel en el año 2020. El lanzamiento fue cuidadosamente planificado por mucho tiempo, pero se vio interrumpido por la pandemia por Covid-19.
“Me acuerdo de estar llorando y pensar ‘me estai webiando?’. Además de que se estaba cayendo el mundo en ese momento, antes había pasado por otras experiencias donde tampoco pude sacar música. Y cuando finalmente había encontrado mi sonido, pasó esto que nadie sabía si iba a durar dos semanas o dos años”, señala recordando aquellos caóticos años.
Pero eso no la detuvo, porque decidió realizar el lanzamiento de todas maneras. “Fue una decisión de instinto. Y menos mal que lo hice. El tiempo del universo es perfecto a veces”, dice.
“Tuve la bendición de pasar la pandemia en mi casa, segura, calentita, gracias a Dios, y siento que ese espacio de silencio y soledad que nos tocó a todos vivir encerrados, abrió un espacio en el corazón de la gente, en las ganas de las personas de conocer cosas nuevas quizás (…) Y empecé a conectar con gente a través de internet. Dios bendiga la internet, porque hice toda mi carrera desde mi pieza”, señala una de las voces de la canción Faroles, en la que también participan Denise Rosenthal, Soulfia y Kya.
A este single le siguió Sola, Duele y Dímelo, composiciones que suenan en clave trap, aunque con una clara influencia del pop que adelantaba lo que se vendría con el primer disco de la cantante, Cristal (2022).
La metáfora perfecta
Fue entre septiembre y octubre de 2021 que Nicole comenzó a componer algunas canciones y se dio cuenta que cada una de ellas conversaban entre sí. “Es un disco conceptual. Tiene una línea conductora narrativa que para mí es lo más importante. Narra un proceso de autodescubrimiento que viví”, señala sobre esto.
Y el título del disco refleja exactamente el revelador proceso experimentado por la artista: “Es un material que comencé a nombrar mucho en el proceso creativo y me di cuenta de que era la metáfora perfecta. Ese proceso de encontrarse es muy bonito, muy frágil, vulnerable y honesto. El cristal es así, de uso decorativo, frágil, brillante, transparente”.
Lanzado a fines del año pasado, el álbum transita por distintas emociones y avanza con la misma fuerza y determinación de la misma Shirel: una declaración de principios en la intro, la catarsis de querer romper platos hasta los momentos de encuentro hacia el final del trabajo discográfico. “Tiene una paleta sin duda, pero cada canción es un mundo en sí misma”, dijo sobre el álbum producido por Cristian Heyne.
Y esto se ha ido demostrando también en el sonido de la cantante, quien señala que, en relación a su estilo musical, no le gusta encasillarse. “Yo creo que soy compositora. Esa es la palabra que uso, porque mis canciones se transforman en trap, en R&B, en lo que sea. Siempre parten del instrumento y esa es como algo muy identitario de mi, de quién soy y de cómo trabajo”, expresó.
“Creo que no pertenezco a un género, que mi música responde más a una generación que a un género musical. Creo que soy letrista y eso es algo que aparece en todos mis temas. Quiero ser ese tipo de artista, que cuesta saber qué estilo hacen. Mis favoritos siempre han sido así”, dice antes de revelar su admiración por Shakira, C Tangana y Frank Ocean. Todos ellos artistas que no responden a géneros.
— ¿Cuál ha sido la canción que más te ha gustado hacer?
«¡Qué difícil! Es como decir cuál de tus hijos prefieres (…) Me he divertido mucho, por ejemplo, con el remix de Money, donde trabajé con un artista que admiraba mucho, pero también he tenido procesos muy desafiantes y, por ende, muy gratificantes, por ejemplo Control, que fue un viaje hacerla, me toca una fibra muy personal y me encanta. Tiene mil versiones y fue muy hermoso verla transformarse en lo que resultó ser al final. Me encanta ese proceso, como que las canciones cobran vida«.
— ¿Qué le dirías a Shirel que está recién empezando?
«Siento que el mundo creativo tiene un montón de presión sobre estar produciendo cosas y hacer material que sea increíble. Y algo que he aprendido en el camino es a estar más presente y disfrutar las cosas que logro, porque a veces me robo a mi misma esa alegría al estar pensado siempre en el primer paso».
El cuestionamiento
En marzo de 2023, Shirel tuvo la oportunidad de tocar en uno de los escenarios más importantes para la música: Lollapalooza 2023. A eso de las 14:00 horas, luego de Loyaltty bajara del escenario, la intérprete de Libre Albedrío se subió a cantar para las decenas de personas que esperaban su presentación.
“Me jugué la vida, aposté mucho por ese show. Subimos bailarinas, visuales, hicimos arreglos nuevos. Estuvimos casi tres meses trabajando para ese show. A mi me encanta subirme al escenario, es una parte de mi pega que disfruto muchísimo, estaba muy ilusionada, la pasé increíble. Hacía un calor enfermo y toda la gente que llegó se lo tomó muy bien, así que agradecida eternamente. Pasaron muchas cosas, pero fue un primer Lolla mágico”, relata la cantante.
Unos meses antes, en noviembre de 2022, la intérprete de Control fue una de las artistas que se subieron al escenario Bits de la primera versión chilena del Primavera Sound, junto a Vlntna B, Akriila, Antónima y Akatumamy.
— ¿Cómo ves este bloque femenino que se ha ido formando en el género?
«Todas las artistas mujeres chilenas son híper profesionales, son líderes de sus proyectos. No sólo son artistas increíbles, sino que son mujeres de negocios. Se tienen que parar frente a personas que tienen el doble de su edad y las cuestionan todo el rato, para ganarse esa credibilidad y respeto, además de lo que sabemos hacer en el escenario y en el estudio«.
A pesar de este cuestionamiento constante que sufren las mujeres en la industria en general, Shirel cree que vamos por un buen camino y su reciente presentación grupal en Premios Pulsar es un ejemplo claro de ello.
“Se nota el progreso. Cada día hay más mujeres, falta que la industria se pegue la cachá también de que si cada una está donde está es porque lo merece y porque sabe lo que está haciendo. Hay que dejar de dudar tanto de nosotras mismas también, porque el síndrome del impostor es algo muy potente (…) Nosotras estamos muy empoderadas de nuestros conocimientos y habilidades, falta que el resto se ponga al día”, dice.
— ¿Te ha tocado pasar por alguna experiencia así?
«Creo que a veces uno no se da ni cuenta de que lo que te está pasando no tiene que ver contigo, sino que responde a algo más grande. Me ha pasado mil veces que logro algo y aparecen todos dudando de por qué lo logré, creo que eso le pasa a las mujeres no más (..) Yo tengo 23 años, soy la líder de mi proyecto y soy artista independiente. Me enfrento muy seguido al cuestionamiento, porque soy joven, porque soy mujer y porque piensan que no sé lo que estoy haciendo y no es así. Me ha tocado mil veces tener que defenderme y es injusto, me gustaría no tener que dedicarle energía a esas cosas, pero lo voy a seguir haciendo».
— Déjanos una recomendación musical, ¿qué estás escuchando últimamente?
He estado escuchando mucho el último disco de Lana del Rey, Did You Know that There’s a Tunnel Under Ocean Blvd, que es como una canción entera. Soy fanática, así que a mi gente que le gusta llorar con la música, lo recomiendo.