Catalina Cárdenas es una cantante y productora de la región de Valparaíso que un día comenzó a subir canciones a Soundcloud y descubrió que quería hacerlo toda su vida. De ahí en más, aprendió a producir sus propias canciones y hoy está ad portas de lanzar su nuevo disco. En conversación con SACH, nos contó sobre los inicios de su proyecto musical, el proceso creativo detrás de su mixtape y el estado de la industria urbana.
Internet nos da la posibilidad de aprender cualquier cosa. Cocina, idiomas e incluso, hacer música. Así fue como lo hizo Catalina Cárdenas (22) a sus 16 años, cuando comenzó a ver videos en YouTube y descubrió lo mucho que le gustaba producir canciones. Ahora, tras haber publicado su primer mixtape, titulado KIUT OLD TAPES (2022), la joven oriunda de Villa Alemana se está preparando para mostrarle al mundo su nuevo trabajo discográfico, SENTIMENTALISMO (2024).
“Empecé como con una guitarra haciendo composiciones a puño y letra, con los acordes que sabía. Después me dio curiosidad y me picó el bichito de pasar esas composiciones al computador. Ahí con un micrófono de mierda en verdad (risas). Me instalé un programa y de a poco fui integrando la guitarra y la voz para juntarlos, porque no podía tocar y cantar a la vez”, cuenta la productora cuando le preguntamos sobre sus primeras canciones.
Cuando pudo componer de la mano del computador con facilidad, se abrieron las puertas de todo un mundo creativo. “Empecé a aprender a poner en el computador las ideas que tenía en mi cabeza. Me di cuenta de que podía como hacer yo mi música, que no necesitaba un productor”, dice la autora de KISAH.
Además de componer la letra de sus propias canciones, la joven artista también es la encargada de trabajar el sonido en su proyecto musical solista, al cual bautizó con el seudónimo Velem, y a través de sus redes sociales también ofrece beats a otros artistas emergentes.
El sentimiento
Corría el 2020, Cárdenas estaba en cuarto medio y subió la primera canción de su proyecto musical a Soundcloud, la cual tituló como FELIZ EN VERANO, una base de dancehall con una suerte de música clásica. “Ya había subido temas antes, pero en verdad no los veía nadie y tampoco lo hacía con difusión. Ahí dije ‘quiero subir un tema y quiero que sea adictivo para que la gente lo escuche’”, dice la joven, y asegura que, hasta el día de hoy, ese es su tema más escuchado.
— ¿En qué te inspiras para escribir tus canciones?
“Me voy como mucho al sentimiento, al cómo yo me siento, o cómo me hacen sentir las cosas, pero igual mis canciones son como una sobreexplotación de ese sentimiento. Puedo sentir como algo al 1% pero en mis canciones como que lo voy a exagerar en un 50%. Son sentimientos, las cosas que he pasado o cosas que quisiera decirle a alguna persona y no puedo. Mis letras hablan más por mí. No soy tanto de exteriorizar mis sentimientos. Mis primeros temas son como ‘quiero hablar de algo y no tengo a quién decírselo’ o ‘quiero decir algo y no tengo cómo decirlo’”.
Y así fue cómo Velem fue trazando su camino musical en la misma plataforma en la que tantos compositores han comenzado también. Una suerte de artesanía sonora trazada a partir de sentires impronunciables que fue coleccionando en silencio y que más tarde se transformó en su primer mixtape, al cual bautizó como KIUT OLD TAPES (2022).
“Tenía todos mis temas tan desordenados que lo subí todos juntos, hay como una opción que te deja hacerlo. Simplemente los junté, les puse una portada como estética y le puse al tiro así como temas viejos (…) Hay temas que están muy profundos, otros que tienen beats robados de YouYube, hay beats hechos por mí… Es una ensalada de cosas”, cuenta. Y eso es, justamente, lo que explica el nombre del largaduración.
Las once composiciones que integran el trabajo dan cuenta de todo el proceso que ha recorrido la intérprete de zenizas. Y aunque la producción es a ratos impareja y la voz va cambiando en algunas, la columna vertebral viene del mismo cerebro creativo, inspirador y visionario que caracteriza la música de Velem, quien se encargó de producir todos los temas, a excepción de SORRI X MI MIERDA SI LA TRANSMITÍ, NOV SIN TI I Y SÁLVAME Y APIÁDATE DE MI ALMA.
Y su nuevo álbum, que se estrena este 22 de febrero, sigue la misma tónica narrativa, aunque se toma una pausa para seguir una misma línea conceptual. En palabras de su autora, los ocho temas que lo componen pretenden envolver dramáticamente a quien lo escuche.
“Es como una reunión de todo mi sentir y toda esa intensidad junta. Los temas no son igual a los otros, que es como un a ensalada de cosas. Sí está variado y sí es un revoltijo de sonido y de sentimiento, pero sigue una línea de cómo hacerte sentir, hacerte escuchar y tocarte la herida. Hay un concepto que lo atraviesa. El nombre lo describe demasiado bien, literalmente es el sentimentalismo, así como el renacentismo, o el modernismo”, explica sobre el trabajo producido por ella, junto a Wars.
La artesanía
Para Velem, la música es, al igual que comer o dormir, una necesidad básica que le permite expresarse y relacionarse con el mundo que la rodea.
“Hace poco estaba experimentando la somatización de mis sentimientos porque en verdad no he escrito, no he hablado, no he hecho música. Entonces siento esa necesidad de estar queriendo decir algo que no estoy diciendo. Ese es el rol que tiene. Es esa necesidad dentro de mí de exteriorizar, sacar, vomitarlo todo”, cuenta.
— ¿En qué momento supiste que querías dedicarte a esto?
“Cuando me empezaron a invitar a los primeros eventos y la gente me decía cosas, como que mi música les había llegado al corazón. Ahí dije así como ‘me estoy desperdiciando técnicamente’. En ese tiempo ya tenía una chispita, pero tampoco sentía como que esto iba para más. Yo creo que fue este año. La vida me ha dado muchas respuestas de que no soy buena haciendo nada más, si no hago música yo creo que me va a morir”.
— ¿Por qué quisiste seguir ahondando en la producción musical?
“Me gusta la composición en sí. Crear algo, fabricar algo y, más aún, unirme como con otra persona que también quiera crear algo desde cero o continuar una idea. Desde ahí parte. Soy mucho de meter las manos en la masa, siento que si hay una idea, siento que yo la puedo hacer realidad. Igual no sé, siento que me falta igual, pero tengo esas ganas como de seguir aprendiendo y de darle para adelante, porque creo que esa es la forma de ir aprendiendo”.
Si hablamos de productoras mujeres chilenas, nombres como Javiera Mena, Natisú y Fran Straube pueden venirse rápidamente a la mente, aunque hay varias más que no son tan conocidas, como Francisca Herrera, Entrópica y Victoria Cordero. Aun así, comparada a la gran cantidad de productores hombres que hay, sobre todo en el género urbano, esta rama de la música contemporánea sigue siendo un territorio baldío para las mujeres.
«Sí he hablado con mujeres que son artistas que se graban por sus propios medios, pero no he conocido beatmakers mujeres o productoras. El panorama está fatal, porque, claro, si una chiquilla, quiere cantar, está el amigo o conocido productor, esa es la dinámica. Lo mío partió como una necesidad porque nadie me lo hacía y nadie me lo iba a hacer, pero creo que falta igual, a mí me gustaría que fuera distinto y quiero tratar de inspirar o enseñar. Y hay muchos productores que se aprovechan, que te tratan como un objeto o que te estoy haciendo un favor y después hay algo turbio detrás. Y pasa mucho», afirma la intérprete.
La industria
La razón detrás de esta situación sigue siendo un terreno inexplorado, aunque Velem tiene sus hipótesis, como la falta de referentes y la falta de espacios. “Yo conozco a hombres productores, pero los conocí metiéndome en el círculo, entonces no se les da esa facilidad a todas. Yo igual tuve mis mentores, hubo gente que me ayudó, que me dijo ‘esto se hace así’, pero no todas tienen eso. Entonces, tienes falta de espacio, falta de contactos y falta de generosidad de la otra persona que te enseña”, explica.
A esto, agrega que “igual debe dar paja, a veces las personas optan por que lo haga otra persona, es más fácil decirle a una persona que haga un beat a que tú lo hagas”.
Respecto a los proyectos liderados por mujeres, Velem señala que “a veces se espera demasiado de nosotras. Si un hombre se sube al escenario sin mucha preparación, no le dicen nada, pero una mina va sin maquillar o sin bailarinas, y se le critica o se le compara al tiro con más mujeres. Yo creo que hay un problema en Chile con la comparación. A mí me han dicho como setenta veces Paloma Mami, yo nunca en mi vida me he parecido a Paloma Mami, me han dicho Mon Laferte porque tengo chasquillas. Esa es la dificultad de ser mujer en una industria tan llena de hombres”.
— ¿Cómo ves esa industria a nivel país? ¿La del género urbano?
«Va para grande, se está abriendo una industria que no se estaba abriendo. Con un productor, un computador y un buen equipo puedes hacer todo lo que hacía una discográfica en el 2006. Por ejemplo, antes era muy marcado como funcionaba la industria, lo que era la gira, la entrevista y era muy reducido el espacio. Eso se daba por una discográfica o por gente que movía la industria. Ahora la industria se está moviendo sola y hay más medios. Está lleno de gente que le está poniendo el corazón a lo que pasa detrás de la música».
Si hay algo claro, es que Velem es una artista excepcional dentro de las nuevas voces que el género urbano ofrece día tras días y su próximo disco, que está a la vuelta de la esquina, de seguro que dará mucho de qué hablar.