Desde una sesión en KEXP que casi no fue, hasta girar por Estados Unidos y Europa. Este dúo porteño ha encabezado la escena dark wave en Chile a punta de ruido, oscuridad y riot. Ahora, llegan hasta el Movistar Arena para cumplir un sueño: abrir un concierto de Placebo.
Cuando Ignacia Bórquez (32) y Laura Molina, “Lau M”, (34) se juntaban en Valparaíso en 2015 a escuchar música y compartir ideas sobre lesbofeminismo, post-punk y el movimiento Rrriot girl, nunca imaginaron que su proyecto basado en baterías electrónicas, guitarras ruidosas y ritmos bailables llegaría a abrir el show de una de sus bandas referentes en su vida: Placebo. Menos aún, que pisarían una de las radios de rock alternativo más importantes del mundo como lo es KEXP, en Seattle, Estados Unidos.
En esa época ambas tenían otras bandas que fueron parte del FemFest, una coordinadora compuesta por mujeres y disidencias, pero el dark wave fue lo que las empujó a dar vida a este dúo que cuenta con tres álbumes editados hasta hoy: Demonio (2017), Todo el Caos Habita Aquí (2018) y Elegía del Olvido – Elegía del Horror (2021).
“Diablo alienígena”, “diablo extraño” o “diablo extranjero”. Ese es el significado que arroja Google Traductor cuando uno teclea ‘Diavol Strâin’. Son dos palabras del rumano que Ignacia encontró en un diccionario y que sintió que sonaban bien juntas. De ahí en adelante no solo esas dos palabras rumanas funcionaron bien, sino que también esa química especial entre Lau e Ignacia.
“Para que te pesquen tienes que cantar en inglés”
Lau M (bajo y voz) e Ignacia (guitarra y coros) tenían varias cosas claras al empezar: querían tener una banda que tuviera baterías electrónicas, guitarras ruidosas, que fuera bailable, y sobre todo, oscura. Pero con el tiempo aparecieron otros conceptos, como el feminismo y la importancia de tener una banda compuesta únicamente por mujeres.
Así fue que definieron algo esencial: las canciones tendrían letras en español. La visceralidad comenzó a brotar por los poros.
“Eso tiene una impronta. Muchas bandas de la onda escribían en inglés. Estaba mucho ese mito de que ‘para que te pesquen tienes que escribir en inglés’”, explica Lau, en videollamada desde Valparaíso.
Con el pasar del tiempo y los ensayos, el universo que crearon fue creciendo. La brujería, la magia, lo místico y lo onírico tomaron protagonismo en el repertorio del dúo porteño.
“En el segundo disco (Todo el Caos Habita Aquí, 2018) con la Nacha empezamos a hablar más de los conceptos y ahí se empezaron a definir las posturas de la banda: ser una banda de lesbianas, de mujeres y ‘sudaca’‘”.
Una invitación ‘a lo vieja escuela’ y la casi fallida sesión en KEXP
Los pasajes a Seattle estaban comprados y las maletas hechas. Bastó un mail para que el sueño estuviera a punto de derrumbarse: “La sesión se cancela debido al brote de la variante Ómicron”, decía el correo. Lau, Ignacia y todo el equipo estaban desesperados. Habían postulado a un fondo del Estado y no podían posponerlo. “Había que devolver plata que no teníamos cómo devolver”, cuenta Lau.
Pero mucho antes de que el COVID-19 amenazara al mundo entero, y que las integrantes pasaran susto con ese mail, en 2019, Diavol Strâin, visitaba Estados Unidos por segunda vez en su carrera. La primera vez, en 2018, recorrieron desde Tijuana, México, hasta Vancouver, Canadá, en un viaje de tres semanas por la costa oeste de EE.UU.
En la primera fecha de su segunda gira en Seattle, junto a los locales Nox Novacula, ocurrió algo ‘a lo vieja escuela’, en palabras de Lau: al bajar del escenario se les acercó una mujer que las quería invitar a una sesión de radio. Pero no era cualquier radio.
“Nos imaginamos que era un podcast, no sé. Y de repente a Laura le pasa una tarjeta y decía: ‘KEXP’. ¡No podíamos creerlo! Era nuestro sueño desde que éramos chicas”, explica Ignacia.
Quedaron de ir al año siguiente, en 2020, pero las fronteras se cerraron. “Escribí un correo a KEXP explicando que estábamos financiadas y que teníamos que cumplir. Les expliqué de cuánto era el sueldo mínimo en Chile para que entendieran qué pasaba si se cancelaba”, dice Lau.
Desde la radio entendieron y aceptaron hacer la grabación. Así fue, que bajo estrictas medidas sanitarias, Diavol Strâin dio vida a una sesión de casi 25 minutos que ya tiene más de 40 mil visitas en YouTube.
“Estábamos felices. Era como una nave espacial. Fue una gran oportunidad de mostrar nuestra música y de crecer. Pasar por allá nos ha abierto muchas puertas”, confirma Ignacia.
Sudacalandia
Lo disidente, lo punk, lo latino y lo queer. El under de Estados Unidos posee “muchas corporalidades y muchos seres que coexisten en un mismo lugar”, según Lau.
“Nunca esperé tan buena onda con esa idiosincrasia, porque una es anticapitalista y todo. Ves con rechazo Estados Unidos”, cuenta entre risas Lau, y agrega que “al estar allá en el underground ves que hay mucha comunidad latina y asiática. Es todo muy queer y está todo muy mezclado entre lo disidente y lo punk”.
Incluso, tuvieron la oportunidad de tocar un cover de Los Prisioneros y de vender todo su merch. “Muchos valoraban que venías de ‘Sudacalandia’ y no de la esquina, entonces te intentaban apoyar como sea”, complementa Ignacia.
The Bitter Sweet End
Para el dúo KEXP significó “la mansa carta de presentación”. Con esa sesión en su currículum pudieron tocar más seguido en regiones e incluso les dio la oportunidad de girar por tres meses en Europa. En septiembre visitarán Brasil, y están a la espera de la confirmación de una gira a México.
Pero uno de los hitos más soñados llegó el día de cumpleaños de Ignacia. Casi como si fuera un regalo, desde Lotus le escribieron por WhatsApp que Diavol Strâin abriría ambos shows de Placebo en el Movistar Arena, el 20 y 21 de marzo.
Para ambas Placebo son referentes, tanto en lo dark, como en la fuerza de sus guitarras. De hecho, Ignacia vivió su primer concierto internacional a los 13 años coreando entre el público Every Me Every You, cuando los británicos visitaron por primera vez Chile en 2005 y brindaron dos conciertos en la Estación Mapocho. Ahora, será la encargada de telonearlos.
“Es un orgullo. Uno dice ‘puta, vale la pena sacarse la chucha por estas cosas’”, afirma.
El presente y futuro del dark wave chileno
Además del show en el Movistar Arena a finales de marzo, el dúo se prepara para grabar un EP de 6 canciones en los estudios del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), del que ya entregaron un adelanto titulado Traición.
Este single destaca por sus bajos poderosos y sus guitarras más potentes que nunca. Y marca una evolución de la banda que va de la mano con el avance del post-punk en Chile.
“Ahora hay más gente. Eso hace que puedan venir más proyectos. Antes era más difícil que vinieran bandas under. Se abre un poco más a que la música no esté tan sesgada. Cuando yo era chica y gótica jamás hubiera pensado que iban a venir esas bandas under que me gustaban”, dice Lau.
Si bien el post-punk ha aumentado su público, ambas concuerdan que el dark wave quizás tiene un avance un poco más paulatino. “Es más complejo. Tener bases electrónicas es más difícil de lo que uno piensa. La practicidad de tener una batería de verdad ahorra muchas cosas. La escena dark wave va más de la mano de DJ’s que de bandas”, completa Ignacia.
Detrás de la pantalla Ignacia y Lau se despiden y aseguran tener sorpresas para el gran día con Placebo. Y por qué no, intentar tener un encuentro cercano con Brian Molko y Stefan Olsdal.
“Vamos por la foto. Ojalá se dé”, bromean.