Hicieron una gira nacional por 9 ciudades, debutaron en Lollapalooza y ahora presentan en vivo su álbum debut Apoyo Emocional (2023) en Club Subterráneo. SACH conversó con Estoy Bien sobre sus inicios en la música, la escena musical actual, el mosh, y “desbloquear lugares más ambiciosos”.
Benje, Mati y Pino instalan sus instrumentos. Se enchufan en una sala de ensayo cubierta por paneles rojos con sus telas rasgadas. La sala está repleta de guitarras, bajos, atriles, amplificadores y hasta un aro de luz, el mismo que ocupa Pino, baterista, en su otra faceta: creador de contenido musical en redes sociales.
Benje, guitarra y voz, se queja de un dolor de garganta, mientras pisa con destreza los pedales de efecto de su guitarra. Lo hace ver fácil. Mati, bajista y coros, le dice que tome propóleo, que le hará bien. Pino admite estar nervioso por el lanzamiento del sábado. Y no es para menos.
Estoy Bien lanzó en 2023 Apoyo Emocional, un disco que pudieron llevar a todo el país en vivo en su gira nacional desde Punta Arenas hasta Iquique, y que será presentado en vivo en Santiago, específicamente en el Club Subterráneo.
Apoyo Emocional no solo los hizo viajar por Chile, sino que también les permitió tocar por primera vez en la versión 2024 del Lollapalooza, sumándose a la una lista no tan extensa de bandas del under chileno que han pisado el escenario del festival de origen norteamericano.
Y la invitación llegó de forma inesperada. “Me llegó un WhatsApp. Pensé que era una estafa. Después nos llegó un mail. Ahí nos dimos cuenta que era Lotus ofreciéndonos tocar. Claramente dijimos que sí”, cuenta Benje entre risas.
La banda se presentó a las 13:30 del domingo 17 de marzo en el Alternative Stage en el Parque Bicentenario de Cerrillos, mismo escenario que ocupó días antes El Mató a un Policía Motorizado y King Gizzard & The Lizard Wizard.
— ¿Cómo se sintieron ese día?
Mati: Esa caminada del backstage y de posición al escenario fue como: “ya hay que tocar no más”.
Benje: Ahí te das cuenta que es como una tocata más no más, que hay que tocar. Nos conocemos tanto que hay que ponerle play a la weá no más (risas).
Entre Chillán y Valdivia
Retroceso a 2010. Valdivia, Región de Los Ríos. La música y la guitarra sirvieron como punto en común entre Benje y su papá, quien se había separado de su mamá. Fue así que, entre el frío, la humedad y las inmediaciones de una iglesia, Benje aprendió a tocar y a usar los pedales que su padre le había prestado.
“El momento que tenía para conectar con él era escuchando música. Uno de esos momentos bacanes fue cuando mi papá me enseño ‘Basket Case’, de Green Day. Fue lo primero que saqué en guitarra y de ahí en adelante nunca paré”, detalla.
Casi al mismo tiempo, pero 440 kilómetros más al norte, en Chillán, Mati y Pino también daban sus primeros pasos con sus instrumentos. Ambos, empujados por sus padres.
Un pediatra que Mati visitaba cuando pequeño le dijo a su madre que tenía “buen oído”. Ella lo instó a aprender algún instrumento, pero Mati no quería. “Nunca le hice caso hasta como sexto básico. Algunos amigos empezaron a tocar guitarra y batería. Como yo no quería tocar lo mismo que ellos empecé a tocar bajo”, explica.
La primera canción que pudo hacer sonar a la perfección en su bajo fue “American Idiot”, de Green Day, una de las influencias que más se repiten en Estoy Bien.
Unas ollas y objetos random. Así fueron los primeros toms, cajas y platos de Pino, cuya energía propia de niño la descargaba en cualquier cosa que estuviera en su casa simulando ser una batería.
“Fue en eso que dijeron ‘comprémosle una batería de juguete para ver si la pesca o no’. Después cuando tuve 11 años insistí en que quería una de verdad”, agrega.
Pasó el tiempo, los tres crecieron, abandonaron sus ciudades por razones de estudios y emprendieron rumbo a Santiago, en donde cruzaron sus caminos para dar vida a Estoy Bien.
En 2019, en “un bar de mala muerte”, y con unas piscolas en el cuerpo Benje, Mati y Pino hacen el primer borrador de lo que sería la banda, sin saber con claridad qué iban a tocar.
“Ni cagando dijimos ‘vamos a hacer emo o post-punk’. No teníamos una línea. Ahí dijimos ‘juntémonos a tocar’”, explica Benje.
Estoy Bien se creó, tocó un par de veces en Santiago, Valdivia, Chillán y Concepción, llegó la pandemia y cayó la cuarentena.
Una patita en el indie, otra en el punk
En 2020 soltaron al internet Lo Que Intentamos Hacer, un EP debut que por el contexto de la pandemia de COVID-19 se lanzó como una sesión en vivo a través de YouTube.
Este fue el primer material con el que se dieron a conocer, en una época en que era impensado, y también ilegal, que las personas se pudieran juntar a escuchar música como antes.
— Post-pandemia hubo mucho más movimiento con respecto a tocatas, y también ustedes se acercaron a más bandas, como Confío en Tus Amigos, ¿cómo vivieron esa reactivación?
Benje: Nos hizo bien la pandemia porque éramos una banda que no tenía nada. Si ya hubiéramos estado andando y nos cortaba la inspiración habríamos pensado “esta weá cagó”. Pero la pandemia sirvió para escuchar más música, aprender a grabarnos, maceramos las canciones que ya habíamos hecho.
Pino: Hubo una época, después de “Lo Que Intentamos Hacer” que tocamos mucho. Lo recuerdo con cariño. Hacíamos shows de 20 minutos y conocimos muchas bandas. Tocamos con El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco, con Las Olas.
Benje: Fue bacán ir conociendo gente que conocías de la pandemia de Instagram y le ponías cara y sonido en vivo a la banda.
Mati: Lo del estallido y la pandemia nos unió más como amigos. A veces no podíamos ensayar pero fuimos fortaleciendo la amistad. En la pandemia nos seguíamos juntando y comunicando. Si no nos hubiéramos acercado como personas no hubiera funcionado.
— ¿Y cómo describirían a esa generación de bandas post-pandemia?
Benje: Son bandas mucho más explosivas. Cuando se acabó la pandemia había ganas de tocar en vivo. Y al mismo tiempo, al no tocar en vivo no tenías que hacer nada para poder calzar en alguna escena porque no habían escenas. Se había acabado toda la weá. Salió una banda como Confío en Tus Amigos, que es garage punk, algo que no estaba sonando. O nosotros, o Matías Ávila. Se podía hacer lo que uno quisiera porque el mundo se estaba acabando.
Pino: Independiente del género hay algo en común: el mosh. Me llama la atención que esa transmisión de energía en el escenario se traduzca en gente saltando y empujándose. Como decía Gabriela Pijama en una entrevista, en la escena actual volvió a estar de moda el mosh. Eso se había perdido. Cuando ves que hay gente vuelta loca te dan más ganas de dejar la cagá.
Benje: De no tener que tocar a nadie y evitar contacto físico, la vuelta a las tocatas tenía que ser sí o sí con contacto físico.
Mati: Es que antes de la pandemia estaba el pop de guitarras y eso no se caracterizaba por ir a chocar con el otro.
Benje: Había contacto, pero no en este nivel. Me acuerdo de haber visto videos de CFT, de Medio Hermano, Niños del Cerro, Patio Solar, y eran weones bailando. Y habían dos personas empujando pero estaba toda la gente viendo la tocata.
— ¿En algún momento sintieron inseguridad de mostrarse como una propuesta distinta a las que existían en bandas anteriores?
Benje: Ni cagando. Cero. Hicimos música no más. Con distorsión y todo. En nuestra primera tocata la gente estaba sentada pero no lo vi como una amenaza, o con necesidad de camuflarlo.
Mati: Estaba súper seguro de la música, pero aún así éramos “la banda distinta”.
Pino: Eso lo conversamos entre los chiquillos y quedamos de acuerdo en que esto nos desmarca con respecto a otros proyectos. Me atrevería a decir que no había muchas bandas haciendo pop punk. Estábamos con una patita en el indie y con otra patita en escenas más radicales.
Apoyo Emocional
Como una “recopilación del tiempo pandémico y post-pandémico”. Así es como definen su disco debut grabado en Estudios del Sur, que con 15 canciones cargadas de pop punk, emo e indie los posicionó en la escena independiente.
En palabras de la banda, Apoyo Emocional (2023) funciona como “un retrato” de lo que los tres integrantes estaban pasando mientras el mundo se caía a pedazos.
— Las letras son bien autobiográficas…
Benje: No hay nada de ficción en el disco. Todas son cosas que hemos pensado o que nos queremos decir a nosotros mismos. No hay un ejercicio poético o narrativo detrás.
Mati: O cosas que queremos decirle a alguien pero nos da cosa y lo decimos en una canción.
Pino: El proceso de Apoyo Emocional fue súper lindo. Somos súper obsesivos y detallistas con lo que hacemos en la música, así que queríamos que los temas estuvieran perfectos. Nos tomamos harto tiempo en estar conformes con cada uno de los arreglos de cada canción. Pero también hubo momentos tensos, como lidiar con la presión de cumplir los plazos.
Benje: Era cumplir lo que nosotros mismos nos habíamos propuesto. Las canciones partieron siendo instrumentales y las letras fueron lo último que se hizo. “Apoyo Emocional” dice: “la rutina de mis días ya no me deja cantar las letras que habíamos hecho”. Yo pensé esa letra después de que tocamos en Bar de René y estuve súper disociado y se me olvidaron las letras.
— ¿Se imaginaron que tendría una recepción como la que tuvo?
Pino: Un poco sí y un poco no. Cuando estábamos en la última etapa y estaba todo masterizado, fue como “está súper bueno”. Los tres estábamos súper contentos por cómo sonaba. Pero no sabíamos cómo iba a reaccionar el público, a veces las opiniones vienen de muy de cerca. Eso sí, sabíamos que algo bueno teníamos entre manos.
— ¿Tenían algún temor con respecto a este primer disco?
Mati: No sé si un temor pero sentíamos que el disco estaba más cercano al EP que al split con Confío en Tus Amigos. Y mucha gente nos empezó a escuchar por el split, entonces quizás esperaban algo más pop punk. Pero más que eso no, porque todo ese año estuvimos lanzando singles y a la gente igual les gustaban. Además el disco tiene mucha variedad, de que había una canción para cada persona.
Benje: Al fan del pop punk le podía gustar, del midwest, del indie rock, del pop. Te puede gustar sí o sí uno de los 15 temas.
Pino: Yo tenía miedo de caer en la frustración de que al disco no le fuese tan bien como uno esperaba. Ponerle tantas ganas para que quede en el olvido. Puede pasar.
Estoy Bien asciende por Chile
Nueve ciudades y más de 3.700 kilómetros recorridos por tierra y aire. Estoy Bien inició este 2024 con una gira nacional que definieron como “el primer indicador de tranquilidad” por la recepción de su debut.
“Que hubiera gente en Punta Arenas coreando el disco fue increíble. Cuando estás cantando algo y puedes descansar en el público te das cuenta de que pegó en ellos, que hay algo ahí que está resonando con la gente”, dice Benje.
Este sábado tienen el lanzamiento oficial de Apoyo Emocional (2023) en Club Subterráneo, un hito que esperan sea el puntapié inicial para llevar el disco a más lugares.
— ¿Qué se viene ahora para Estoy Bien?
Mati: Este año queremos tocar en vivo Apoyo Emocional. Se viene una fecha con Turnover y más fechas que iremos revelando de a poco.
Benje: En una de esas salir al extranjero, pero siempre bajo el paraguas de Apoyo Emocional.
Pino: Queremos de a poco ir llenando escenarios más grandes y desbloquear lugares más ambiciosos.
Benje: Teniendo la experiencia de este festival grande pensamos “igual se puede vivir de esta weá”, es solo el trabajo que hemos puesto con la banda y que también tiene componente de suerte. El momento es agarrarlo y darle. No digo que estemos al otro lado pero hemos sabido aprovechar esos momentos.
Mati: Yo siempre peco de ansioso porque siempre pienso “qué viene después”. Bacán tocar en Lollapalooza, pero nunca fue una meta, es como un paso más.
Pino: Estamos pensando en el lanzamiento. Pero también pensamos: “¿y qué viene después?”.