Aceptarse como compositor y no repetirse. Pedropiedra está ad portas de lanzar su nuevo disco “Tótem”, un material que para él es “un compilado de lo mejor de mis otros discos”. En entrevista con SACH, el músico de 46 años, analiza su rechazo a la perfección, habla de cómo lo influyó Rosalía y cuenta sobre su experiencia en “El Antídoto”, como director de orquesta.
Ciudad de México tiene más de 9 millones de habitantes. Hace un año y medio que Pedro Subercaseaux, mejor conocido como Pedropiedra, es una de esas personas que son parte de ese organismo vivo y activo que es la capital mexicana. Hace un año y medio que el artista se asentó junto a su familia, lejos de su país natal, pero la conexión con Chile está más fuerte que nunca: desde allá lanzó sus últimos singles y anunció su próximo disco “Tótem”, el sexto de su carrera.
Además de eso, el compositor de Vacaciones en el más allá se lució con otra de sus facetas al ser director de orquesta de El Antídoto, programa con el que el comediante Fabrizio Copano regresó a las pantallas chilenas. “Estaría feliz que saliera otra temporada, lo haría al tiro”, afirma.
Hoy está concentrado en su nueva placa y así es como lo asegura frente a la pantalla de su computador, en una videollamada. Mientras en Chile hace un frío intenso, él contesta las preguntas desde México en polera y fumándose un cigarro. “El disco se demoró un poco, pero ha sido bacán porque han entrado nuevas canciones que lo han enriquecido un montón”, aclara.
Aquello que llaman amor, producida por Camilo Artigas, es el single que le sigue a Para siempre joven, en colaboración con Macha, Valor y Tótem. Estas canciones son muestras de que el pop, las bases house y los ritmos enérgicos son protagonistas en esta nueva etapa de su carrera.
“El disco en general tiene un sonido bien pulcro. Dentro de esa pulcritud sonora, que queda muy manifiesta en este último sencillo, hay canciones de varios estilos. Es un disco bastante largo, casi rasguñando la hora de duración. Tiene como tres baladas, cosa rara en mis discos, y tiene la lógica de disco doble”, detalla.
“La idea vino de Motomami”
La última vez que Pedropiedra tocó en México fue en octubre de 2023. De ahí en adelante, su actividad en el país norteamericano ha sido “más lenta” de lo que imaginaba, según cuenta. A pesar de eso, y como a todo migrante, el viaje le ha servido tanto a él como a su familia para acercarse a nuevos estilos de vida. “Que los niños conozcan otra cultura, que puedan estar en esta ciudad que es súper estimulante, una ciudad en donde hay muchas cosas para hacer. Hemos conocido harta gente”, dice.
Así se ha ido gestando “Tótem”, un disco que ha tenido un proceso un tanto accidentado, pero que el artista quiere retomar cuanto antes.
–¿Cómo te has sentido allá?
Por el momento llevamos un año y medio acá, pero mi mayor carga de trabajo ha estado concentrada en Chile, lo que me ha hecho tener que estar viajando constantemente para allá. Estamos en etapa de análisis, lo que pase en este último semestre va a ser crucial para definir la estadía. Si tengo que estar viajando todo el rato a Chile no tiene sentido estar viviendo acá. Mejor me conviene venir para acá dos veces al año que estar yendo a Chile diez veces.
–¿Cuáles son las influencias musicales de este nuevo disco? ¿Qué música has estado escuchando que sientes que te ha hecho sentido para componer?
No sé. Siento que las influencias las dejé de absorber hace un rato y ahora voy haciendo canciones como van saliendo no más. En un momento dijimos “hagamos un disco largo y que tenga cosas raras”. Eso vino de estar en un asado escuchando el disco de Rosalía, “Motomami”, con Cristián Heyne. Ahí dijimos “qué lindo sería hacer un disco con esta estructura”, un disco que de repente tenía canciones grabadas con celular, otras veces canciones súper largas, después algo acústico, después un reggaetón así bien hardcore… Era tomar esa desprolijidad estilística y traducirla a mi lenguaje.
–Eso igual te acomoda. Tu obra se caracteriza por los matices, los contrastes…
Sí, a mí me tiene muy contento el disco, porque muestra todo lo que soy capaz de hacer musicalmente. Tiene rap, tiene baladas, emoción, humor. Todos esos ingredientes que han estado más concentrados en otros discos míos, ahora es todo un compilado de lo mejor de mis otros discos.
–¿Y líricamente?
Me estoy demorando menos en hacer las letras. Me he quitado del medio. En este disco se mencionan mucho más palabras como “amor”, “corazón”, palabras que son más de canción estándar y que yo tenía vetadas. Ahora, cuando aparecían, era como que ese “yo” lo corría para el lado. Fue como, “ya weón, no pensís tanto. Déjame escribir”.
–De hecho, eso se nota en el último single. Ahí tú hablas que el amor se puede “presentar de diferentes maneras”. ¿Cómo es esa idea?
La frase “todos quieren encontrar aquello que llaman amor” fue la primera frase de la canción, el punto de llegada. Toda la canción confluye hacia esa frase. Cuando hago los demos me pongo a grabar y a improvisar letras encima. Salió eso y me causó gracia. Decir “aquello que llaman amor” es como hablar de algo que no conoces pero que has escuchado. Como que te hablaran de “El Dorado” o del tesoro al final del arcoíris, algo que tú sospechas que está por ahí, pero que no conoces. A partir de ahí empecé a enumerar situaciones y lugares dónde buscarlo, y así se definió la letra. Tratar de meter imágenes distintas y de retratar una universalidad en el sentimiento.
–¿Crees que esas nuevas ideas se diferencian mucho de lo que venías haciendo antes o es más una continuación?
Uno va tratando de no repetirse. Un cambio que he notado mucho es lo que te mencioné: quitarse uno del medio y no ser sensor. Me he ido demorando menos en terminar las canciones. He agarrado confianza de decir: “Voy a hacer esta canción. Hice el demo. Está bacán. Quedó”. Desarrollé ese ojo para ver qué canción va a llegar a puerto y qué canción no. Antes podía estar trabajando muchas canciones y muchas quedaban en el camino. Eso me ha ido pasando menos ahora, he ido aceptándome como compositor. No hay mejor sensación que terminar una canción y empezar con la que viene. Es algo que he tratado de transmitir en los talleres que he hecho de composición, por los que han pasado como 400 personas. Es lo que más digo: “Terminen las canciones, mientras antes mejor”. Que la canción sea una foto del momento. La perfección no existe. Esperar que llegue a perfección y demorarse seis meses o un año en una letra, dejé eso para siempre. Yo siempre he tenido la puerta abierta al accidente, pero el hecho consciente de decir “esta canción está bien”, me ha ayudado un montón para avanzar.
–Además, la perfección es aburrida…
Exactamente, muy bien dicho.
La TV chilena y Copano
Pedropiedra no es solo Pedropiedra, sino que también escribe, dibuja, toca batería en 31 Minutos, e incluso, dirige orquestas en televisión.
Este 2024 llegó con sorpresas recargadas en la pantalla chica. Una de esas fue «El Antídoto«, programa de Fabrizio Copano que contó con la participación de una gran camada de comediantes chilenos que se lucen y sacan carcajadas tanto en redes sociales, como en shows en vivo.
Y un buen programa de humor también necesita una buena banda sonora. Ahí fue donde Pedropiedra se anotó otra pepita: fue convocado por el mismo Copano para ser el director de orquesta, un trabajo que nunca antes había hecho, pero que aceptó sin dudarlo. «Hice reír varias veces a todos los comediantes en los pasillos del canal, así que ya me doy por pagado», bromea.
–¿Cómo fue esa experiencia?
Me sentí súper cómodo. Estaba súper nervioso y me preparé harto. Pero una vez ahí en el set, fluyó súper bien todo. El equipo de Megavisión y de Fabrizio fueron súper buena onda. Fuimos súper bienvenidos y nuestros aportes fueron súper bien recibidos. La experiencia fue bacán, sobre todo por hacer algo nuevo. Eso te pone más alerta. Un trabajo así, en donde uno es parte de una coreografía, y donde uno no es protagonista, que es lo que me pasa en 31 Minutos, te pone mucho más atento. Si falla una pieza, falla todo. Ahí yo no iba como “Pedropiedra”, sino que como un empleado en segundo plano que tenía que estar atento para poder entregar lo que se requería.
–Ese trabajo con la televisión, ¿es algo que te gustaría hacer más seguido?
Yo creo que todo lo que me ha tocado hacer en la música, ya sea ser baterista, titiritero, hacer música para películas, todo me ha gustado. Mientras tenga que ver con música. Me he sentido siempre cómodo. Y toda esa palabra tan manoseada, que son los “desafíos”, te sacan de tu zona de confort y te hacen dar lo mejor de uno. Toparse con eso a los 40 y tantos años es una lección de que se puede volver a ser novato y cumplir.
Ser músico indie a los 60 años
En enero de 2022 la incertidumbre invadía la mente de Pedropiedra. En una entrevista que brindó al medio The Clinic ese mismo año, el músico aseguraba que estaba “en la parte descendente de la curva” y que la música era “ingrata con el envejecimiento del artista”. Es decir, sentía a todas luces que iba “para abajo”.
«Todos hemos pensando eso ¿no? Sentido eso de: ‘¿Sabes qué? Chao, hueón’ (…) Es lo que es. ‘El sueño se acabó’; yo creo que puede ser como una despedida prematura un poco de… de la vida de músico. Yo creo que me proyecto como con fecha de caducidad. Como artista performático, por lo menos», dijo en ese momento, haciendo referencia a una parte de la letra de Sonámbulo, canción lanzada en 2021.
Dos años han pasado desde esa entrevista, y con eso también ha corrido mucha agua bajo el puente. Hoy, el músico prefiere ir con calma, ser consciente de cada una de sus etapas y no tomar decisiones apresuradas.
–En ese momento estabas seguro que tu carrera tenía una fecha de caducidad. ¿Eso lo tienes presente aún o quieres seguir sacando canciones?
O sea, yo siempre estoy haciendo cosas para mí también. Dibujar, pintar, escribir… pero creo que todavía no ha llegado el momento de mostrarlas. Estoy haciendo un aprendizaje de otras cosas pero de manera más amateur. Y bueno… 2022 fueron dos años. ¿2022?
–Sí, 2022.
Yo creo que en ese momento estaba más desencantado. Dentro de uno las ideas cambian súper rápido, pero en el mundo y en el fluir de las cosas van sucediendo más lento. No tengo pensado un golpe de timón por ahora. Pero todavía estoy considerando que no sé si voy a estar en la parada de músico indie a los 60 años. En algún momento hay que despabilarse y abrir distintos grifos para que el agua corra. Ahora estoy concentrado en este disco, que quede bonito y promocionarlo bien. Vamos andando y veremos.
Tótem
Junto con Aquello que llaman amor se estrenó un videoclip de la canción. En él, Pedropiedra aparece caminando por una playa nublada y gris, mirando a la cámara, cantando y moviéndose al ritmo de la música, algo que hace con habilidad.
Antes de que salga el nuevo disco, que tiene fecha para septiembre, según dice el músico, saldrá otro single durante agosto. El estar viajando constantemente a Chile ha complicado los procesos de lanzamiento. Pero Pedropiedra se siente «tranqui».
«Este disco lo he ido pateando. El hecho de estar en México y estar trabajando el disco en Chile ha hecho que el disco se demore más en terminarse. Pero quiero sacar el disco e ir a tocar, y ver lo que viene. Estoy en eso», explica.
Detrás de la pantalla, con actitud relajada y calmada, Pedropiedra visualiza sus próximos pasos y analiza su balanza: se concentra en el vaso medio lleno. Se concentra en su “Tótem”.
–El disco se ha demorado, pero ha ido mejorando –dice–. No quiero apurarme. Quiero ir dando los pasos en su debido tiempo.