Estuvimos presentes en la grabación del tercer material de estudio de Dolorio & los Tunantes. En la entrevista nos hablan sobre su nuevo proceso, usar el humor como arma, no ser “tontos graves”, la vuelta de los noventas y la diferencia que marcarán respecto a “…Esas Mutancias” (2021). “Hay algo menos desesperado”, aseguran.
Dolorio rima con delirio. De no ser por dos letras, serían la misma palabra. Pero lo que la gramática las separa, el ruido las une. Dolorio & los Tunantes es caos, pero un caos controlado y milimétricamente orquestado por quienes se lo adjudican: un grupo de cretinos listos y dispuestos a morir por su causa.
“¿Cachaste el portal que inauguraron en Meiggs?”, pregunta entusiasmado Rodrigo Herbage, bajista y vocalista, mientras cruza a paso calmado la Alameda de sur a norte. Se refiere al pórtico inaugurado hace unos días en Estación Central, que según las autoridades sirve para dar una “sensación de seguridad”, al más puro estilo de barrios chinos famosos como los de Buenos Aires o Nueva York.
La pregunta no es al azar. Después de la pandemia, la banda tuvo que abandonar su sala de ensayo que estaba ubicada en pleno chinatown santiaguino. La selva de ese lugar es ilustrada en “Barrio Chino”, segundo track de su último disco “…Esas Mutancias” (2021). A cuatro años de esa pandemia Dolorio & los Tunantes siguen siendo hijos ilustres del barrio Meiggs, en Estación Central, pero solo en espíritu. En tanto, esa sala de ensayo que usaban probablemente se convirtió en una bodega de las cientos que hay en ese lugar.
Tal como los humanos de otro tiempo que se reunían en torno al fuego, Rodrigo “Porri” Herbage, Felipe “Marky” Garrido, José Miguel “Joselo” Sanzana y Iara “Iarahei” Espinoza dos Santos rodean las perillas y la brillante luz de las pantallas del estudio del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), para monitorear el nacimiento de su nuevo disco.
Es un miércoles de julio. Un día gris con una tonalidad parecida a la que se aprecia en Cretinos: minidocumental de Dolorio & los Tunantes (2017) cuando la banda también era compuesta por cuatro, pero antes de que Diego “Brac” Bravo se fuera a España y entrara Iarahei a la banda.
“Sigue presente de forma telepática. Es algo gracioso. Nos acordamos a cada rato del hueón”, comenta Rodrigo.
Esas imágenes dan cuenta de uno de los primeros procesos de grabación del grupo: el EP “Muerte es Mentira” (2017). En ese documental la banda rechaza el uso del metrónomo y se dispone a grabar “así no más”.
“Ni siquiera afinaban”, dice Marky.
“En esa época hubo un año entero en que nunca afinamos”, le responde Rodrigo, entre risas.
Tras el lanzamiento de “…Esas Mutancias”, Dolorio & los Tunantes vuelven a entrar al estudio, con un poco más de recorrido y experiencia que esos “cretinos” de antaño que tocaban a ritmo frenético cada fin de semana en la capital.
“Este disco nos pilló más viejos. Fuera de nuestros veintes: en nuestros treintas», agrega.
Hay fotos impresas pegadas por varios rincones del estudio: John Maus, Geneva Jacuzzi, Ariel Pink, Sonic Youth, la portada de un álbum de Dean Blunt, y hasta La Goony Chonga. Todos esos referentes sirven para “brindar la energía que un proceso así requiere”, en palabras de Iarahei.
La banda entra a grabar. Durante estos días han grabado todos juntos, tal como lo han hecho en todos sus discos. Comienzan a tocar una improvisación de cinco o seis minutos: Marky en batería, Joselo en guitarra, Iara en el bajo y Rodrigo con un sinte y los samples.
Los cuatro pueden darse el lujo de hacer esas improvisaciones de “pocos acordes, ritmos primitivos y hueveo”, en sus palabras, porque las otras 10 canciones que prepararon las grabaron en tiempo récord. Pero algo que tienen que tomar en cuenta es que esos “tunantes” de ahora tienen otros tiempos en los que dividirse: Rodrigo trabaja en Sello Fisura, Joselo es abogado, Marky es profesor y Iarahei tiene otros proyectos musicales. La convocatoria para grabar en el GAM los tomó de sorpresa y tuvieron que echar a andar la máquina.
“Desde 2022 teníamos ganas de hacer algo nuevo”, explica Iarahei. “Terminamos el lanzamiento y al tiro empezamos a improvisar. El grueso de lo que estamos haciendo ahora lo hicimos este año. Y bueno, considerando que cada uno tiene sus vidas, son muchas cosas que hay que compaginar”, agrega.
— ¿Y cómo es esta nueva etapa de Dolorio?
Rodrigo: No es que ideológicamente o artísticamente haya cambiado mucho. Lo único que ha cambiado es la disponibilidad de tiempo de cada uno. Todos aquí queremos seguir haciendo esto así que hay que cuidar. Hay que darle su tiempo y respetar ese tiempo.
Iarahei: Además que el estatus de la banda, no solo en términos mediáticos, sino que en términos de actividad, ha cambiado muchísimo. Al principio era como “¿qué vamos a hacer? Hagámoslo al tiro”. Ahora no. Es todo mucho más profesional.
Marky: La convocatoria nos pilló medio cortos. No sé si es un disco que se hizo rápido, pero la última parte sí fue rápida.
Rodrigo: Nuestro proceso creativo tiene que ver con improvisar. Revisamos lo que había en carpeta y ahí rescatamos motivos para darle una forma, una estructura. Eso fue lo que vinimos a grabar ahora.
— Que estén en otra etapa, ¿va a afectar la sonoridad en comparación a “…Esas Mutancias”?
Rodrigo: Esperamos diferenciarnos de esa época, en un sentido personal y artístico, por inquietud. Hay canciones que tienen que ver con lo anterior y hay canciones que abren una veta nueva, porque es música que nos gustaba pero no habíamos hecho canciones con esa forma. Hay canciones en donde canto y sampleo, no toco el bajo. Eso ya te cambia harto en cómo fluye una canción.
Marky: Hay canciones que conservan el sonido anterior. No puedes eludir eso. Pero los recursos están mejor administrados. “…Esas Mutancias” era cabrón en ese sentido: era sobrecargado. Yo creo que también la edad y el poco tiempo nos ha hecho medir más esos recursos.
Rodrigo: Quizás estoy especulando, pero la idea no es post producirlo tanto, sino que hacerlo de manera más directa.
Joselo: La cadena de efectos ya está lista. No estás pensando “después le voy a poner un reverb en esta hueá”. Sale así no más.
Iarahei: Es evidente que en “…Esas Mutancias” había una impronta caótica y mega intensa. No sabría cómo describir este disco. Sigo creyendo que está bastante intenso en ciertos momentos. Respecto al tema del equilibrio, está más medido y lo estamos usando en nuestro beneficio, y sin pensar en una presión de superar “…Esas Mutancias” o algo así. No, queremos hacerlo nosotros de la manera que nosotros instintivamente pensamos que está bien.
Joselo: “…Esas Mutancias” era una apuesta de que teníamos canciones que llevaban más de seis años y no habían sido grabadas, así que teníamos que grabar todo lo que teníamos, por eso es tan largo. En cambio en este va todo más acotado.
“Nos estamos poniendo al día con nosotros mismos”, dice Diego “Brac” en Cretinos: minidocumental sobre Dolorio & los Tunantes (2017), mientras está sentado en Estudio Niebla, a cargo del productor Martín Pérez Roa, mejor conocido como Merci. Pareciera que se trata de algún tipo de profecía que se repetiría durante las próximas dos producciones del grupo, algo que estaría presente en ese “sentido de urgencia”, como le llama Joselo.
“Ese disco (‘Muerte es Mentira’) tenía otra lógica. No fue tan pensado. Fue con lo que había”, complementa el guitarrista.
Seis años después de esa afirmación, “Brac” ya no está entre las filas “tunantes”, y la urgencia parece haber calmado sus aguas. La banda graba una y otra vez distintas improvisaciones de más de cinco minutos que después escuchan tranquilamente. “La hueá larga. El tema más corto de Dolorio. La ‘tunancia’ es así”, bromea Rodrigo.
—¿Qué imaginario pretenden construir con este nuevo disco?
Rodrigo: Sigue una narrativa que se da a lo largo de la historia “tunante”: ciertos delirios o humores que aparecen de lo que vivimos. Hay harto delirio que nos hace sentido a nosotros no más. No sé si tienen mayor significación o sea algo que pueda dilucidar ahora con claridad, pero responde a nuestras tallas.
Marky: Es la intención de entregar algo contemporáneo. Algo que responda a un contexto más inmediato, más concreto, más real. Quizás los estilos de las líricas han cambiado. Ya no son tan cotidianos. Son más simbólicos, no tan callejeros.
—¿Pero sigue estando presente la calle y lo callejero?
Marky: Sí. En otro punto, no tan cotidiano.
Iarahei: Y no tan estricto. “…Esas Mutancias” tenía algo como de “carne viva”, que tú vivías día a día en la calle, que algo está atacándote. El disco de ahora es más presente: “Me levanto en la mañana, me fumo un cigarro, ¿qué es lo que voy a hacer el día de hoy?”.
Marky: Yo diría que todavía está eso de “en carne viva”. Sigue siendo visceral. Esa es una de las cosas que líricamente trato de seguir.
Rodrigo: En este disco he estado escribiendo más y la he pasado bien, diciendo cosas que me parecen graciosas a mí mismo. Antes mi escritura venía teñida de algo más emocional, cosas más angustiosas, afectos más “oscuritos”. En este caso hay menos de eso.
—Tendrá que ver algo porque “…Esas Mutancias” nació en una etapa revoltosa: el estallido, la pandemia, etc…
Rodrigo: Claro. Me imagino también por la época de vida de cada uno. Este disco me está pillando en una posición de vida que me tiene mucho más tranquilo. No sé si en esa otra época me esperaba cosas distintas de la vida, como sentir que no estás recibiendo algo que deberías recibir, o que no te hallas en tu lugar. Ahora me siento mucho más parte de mi comunidad cercana y de mis amigos. Creo que en ese sentido hay algo menos desesperado.
— Las producciones se han dado en momentos del país muy distintos. “Muerte es Mentira” salió durante el último gobierno de Michelle Bachelet. “…Esas Mutancias” salió durante el peor momento del gobierno de Sebastián Piñera. Y ahora este nuevo disco los toma en otro momento sociopolítico del país. ¿Qué piensan de eso?
Joselo: Se ha filtrado un poco esa decepción post constitucional. Hay canciones que hablan de eso. Si “…Esas Mutancias” te lleva a un momento en que pensabas que todo podría haber cambiado, este disco es como la resaca de toda esa hueá.
Marky: No queremos dar spoilers, pero hay canciones que tratan la idea de la “repetición”. Le decía a los chicos que hace tiempo que no veía murallas rayadas. Varias veces pasábamos por Matta, que es donde nosotros ensayamos, y de repente aparecían murallas rayadas, y era como “hace tiempo que no habían murallas rayadas”. Antes eso era más constante. El disco tiene algo de eso, como de reinicio.
Iarahei: Nosotros tenemos nuestro contexto personal de país, y también leemos lo que está pasando en el mundo, como lo que está pasando con el genocidio en Palestina. Todo se está moviendo mega rápido. En el disco hay mucho de eso, pero no leído desde una perspectiva de “vamos a tomar esta posición”, sino que de “veamos lo que está pasando primero y de ahí nos movemos”.
Rodrigo: Dolorio & los Tunantes ha sido una banda bien política pero con una poética al respecto. Hemos afirmado muchas veces que nos interesan más las preguntas que las respuestas, los posicionamientos y las consignas. Este disco sigue levantando desde ahí: desde la pregunta. Como dice la Iara, al menos nos pilla en una mirada más global, como por ejemplo, el avance de la ultraderecha, pero en el mundo. Los procesos que están pasando acá eran solo un síntoma de todo un remezón mundial, los últimos resabios del imperialismo por mantenerse donde está, pero que está en crisis.
—¿Cómo se sienten para enfrentar esa incertidumbre?
Joselo: No me da tanta incertidumbre porque es historia repetida. Ya sabemos para dónde va esta hueá. Se va a poner más feo. Ahora se están apropiando de la narrativa como de que “vieron que era mala idea”. También de que el Perro Matapacos es “cringe”.
Iarahei: Y Boric dando disculpas porque apoyaba al “Perro Matapacos”, sabiendo que hay problemas más brígidos en este país.
Joselo: Si llegamos a esa situación es porque arrastramos una historia de explotación enorme. La cara más visible es la ultraderecha de acá, pero los Concerta también son iguales, unos chuchesumadres.
Rodrigo: Nosotros hemos venido echando caleta la talla con la vuelta de los noventa, con la vuelta de Los Tres, Los Bunkers… Falta Frei Ruiz-Tagle no más para consolidar el auge del proyecto concertacionista.
—Eso es lo que llama la atención de Dolorio, ese humor absurdo y sarcástico para enfrentar lo que está pasando…
Rodrigo: Si me preguntas, esa es la forma de procesar. No sé si es muy bacán levantarte día a día pensando en todas esas hueás horribles. Hay un concepto que me encantaría impugnar al Partido Comunista, que es la ley de la rebeldía. Que tú por medio del humor, de tus propios delirios, de tus creaciones artísticas, puedes ir metaforizando eso, sin ser una hueá tan pesada.
Joselo: Sin ser tonto grave.
Rodrigo: Sí, un camino para lidiar con ello desde una vereda que facilite tu existencia.
Iarahei: La banda también es un reflejo de eso, es algo que nos permite navegar este mundo.
— Tiene que ver con lo que dijeron en Circuito Nacional, en que hablaban de este concepto de “música bailable peligrosa”…
Rodrigo: Claro, para pasarla bien pero tiene algo oscurillo de atrás. Si fuera por mí haría música como Belle & Sebastian, pero nací en Chile, no puedo independizarme de mi contexto. Quizás si en unos años estoy más piola voy a hacer música bonita… En volá me gustaría hacer eso, pero yo no sé si uno escoge lo que hace.
Marky: La música que nosotros hacemos no está aislada. Imposible aislarse. No tiene sentido hacer música o una obra que no tenga alguna conexión o comunicación con lo que te pase. Por eso el arte cuico es malo.
—¿ Y cómo ven la escena actual?
Rodrigo: Veo varias cosas positivas, como por ejemplo, que siguen existiendo bandas. Es decir, personas que se juntan a ponerse de acuerdo para hacer algo en un contexto en el que todo el rato se está propiciando la formación de artistas individuales. Creo que resulta algo muy bonito hacer cosas en conjunto. Esa llama no se va a perder. He visto varias bandas que han tomado el uso de instrumentos de la música docta, y parece que la distinción entre lo docto y lo popular está valiendo callampa más recientemente. Puedes ver bandas más zarpadas pero con uso de saxofones, cuerdas. Eso es algo que en nuestro contexto no se vio tanto.
Iarahei: Hay gente que cree que la escena es solo el indie, y hay caleta de escena en Chile. Yo he estado en muchos proyectos. Siento que las bandas del indie se encierran mucho en el indie y en un cierto modelo, y para los recursos que tienen y la edad que tienen pueden pegarse unas locuras que son necesarias.
Joselo: Encuentro que está súper viva y ebullente. Todas las semanas hay una banda nueva, o sale un disco nuevo, o hay tocatas en todos lados de gente que no cacho y eso es muy entretenido.
Rodrigo: Hay locales que duran 6 meses.
Joselo: Eso está chistoso igual. La infraestructura de la hueá sigue igual. Lugares que aparecen, duran un rato y desaparecen. El estado actual del asunto me recuerda a algunas actitudes que se veían antes que eran como: “inventamos la rueda”. A nosotros también nos pasó. Pensábamos: “Hueón, somos los únicos que estamos haciendo está hueá”. Pero después los hueones noventeros nos decían: “¿Qué creen que estábamos haciendo nosotros?”. Para mí es una buena señal. Si se pudiera hacer una articulación entre las nuevas generaciones con los más viejos se podrían ahorrar baches tremendos. Lo otro que me asusta es cuando se hace una gran tocata y después de eso llega una bomba nuclear y la escena se empieza a fraccionar. Lo que he visto en años anteriores es que, después de ese mega hito, la hueá implosiona. Llega a tope de público y exposición, y después se disgrega. Quizás es su naturaleza propia. Mi fe es que no implosione, sino que solo sea: “¿puede subir otra escala esta hueá?”.