Foto por Ignacio Chinchilla
A través de siete canciones sin mayores cuidados ni autocríticas, Lucas Solovera nos invita una vez más a explorar su mundo creativo. Desde Argentina, el chileno de 27 años se alista para volver a Santiago presentando su discografía completa.
En el 2021 brilló con fuerza una estrella que orbitaba en grandes constelaciones. Una promesa musical nacional que, tras acompañar a grandes íconos del pop chileno en escenarios importantes, se atrevió a apostar por posicionar a “elmalamía” en las plataformas de streaming.
Y es que, con sus vivencias en Argentina, Lucas Solovera (27) ha roto barreras en la industria internacional. Pero no todo ha sido extremadamente positivo, pues con su proyecto en solitario, no ha contado con la misma suerte en Chile. A pesar de ello, está listo para grabar su nombre en la calurosa capital.
Desde la concepción de sus discos, hasta las diferencias culturales entre Chile y el país trasandino que se transformó en su hogar, Solovera nos ofreció un vistazo íntimo de su mundo musical. Un espacio de creación donde el artista puede jugar con ideas y protagonistas. Ese es elmalamía, una figura que, según comentó, no busca dividir su identidad, sino integrarla.
¿Qué fue lo que le quedó a elmalamía?
Su segundo álbum lo que me queda (2024) pudo ser escuchado por todos desde hace unas semanas. En sus canciones se refleja la evolución y madurez musical del artista, mostrando una faceta más cruda y genuina que en DRAMA (2021), su disco debut. Con este lanzamiento, Lucas Solovera consolidó su identidad y posición en la música.
Es un retrato de caos emocional y euforia. En las canciones se pueden sentir corrientes de R&B, reggaetón, indie, pop alternativo y tintes electrónicos, creando una dimensión experimental que desafía las etiquetas de los géneros sonoros. Cada una de las pistas de lo que me queda retrata un capítulo de un viaje emocional, donde se transitan, desde momentos de crisis, hasta otros de reflexión.
A nivel sonoro, Lucas Solovera buscaba capturar el ardor que le generó estar tres años sin lanzar música, un periodo que utilizó para renovarse y reinventarse a su manera.
Aunque no pretendía crear algo completamente nuevo, sí exploró nuevas formas de conexión y de comodidad en su proceso creativo, recurriendo a sonidos más distorsionados y a un estilo vocal más enérgico.
En contraste con su disco anterior, este álbum se caracteriza por una mayor intensidad emocional y un enfoque más directo. Además, el nombre del producto musical tiene un significado literal, ya que representa, en cierta manera, a las canciones que quedaron tras ese proceso de transformación personal.
Sin embargo, sí existe una relación entre ambas placas. En este sentido, elmalamía aseguró que “en algún momento estaba haciendo un disco que era más largo. Tenía 15 tracks y había una parte A y una parte B”. De ello nacieron numerosas canciones…
En general, en estos dos discos que he hecho, soy redundante un poco en las letras. No es que cada una habla de algo distinto, sino que hablo de lo mismo en distintas perspectivas o de diferentes formas. Yo siento que teniendo siete tracks, añadir otros, no sé, cinco o cuatro que hablen exactamente de lo mismo, siento que es redundante.
Así, algunas de ellas llegaron a DRAMA y las que sobraron, a lo que me queda. Curioso, ¿no?
El origen del álbum
Hubo una fusión coherente de lo mejor de dos países en el estudio El Bonsae, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires. Chile y Argentina están en el ADN del disco; por una parte, la producción, letras y composición estuvieron a cargo del propio elmalamía, mientras que la mezcla fue realizada por LAMADRID y el master por Warrior.
Lucas Solovera se llevó lo mejor de nuestro país: “Lo que estoy haciendo ahora es copiar y pegar un poco lo que aprendí allá en realidad. Es más, me traje absolutamente todo de eso, de conocimiento”, contó.
De acuerdo a lo comentado por el artista, aquellas composiciones de antaño tenían otra dinámica. Tenían un carácter más solemne. Por ello, buscó un espacio para rescatar la euforia y la distorsión de las cosas, musicalizándolas una vez más, con sonidos más frescos.
Gracias a la compañía de los argentinos Broke Carrey y LUME, las composiciones adquirieron una diversidad y dinamismo únicos. La incorporación de sampling digital, bajos potentes y la exploración de nuevos ritmos y melodías revelaron un enfoque creativo e innovador en todo el proceso.
Aunque lo que me queda es un álbum con una energía agresiva, también captura momentos de vulnerabilidad, mostrando el lado más humano (y, por sobre todo, real) del artista.
Producir sin compañía es una estrategia infalible para elmalamía, especialmente, cuando de su música se trata. Con tres palabras lo explicó a la perfección: lúdico, entretenido y libre.
“Si quiero usar un sample de… no sé… lo que sea, como lo más random, quizás con alguien al lado se lo podría tomar medio raro o incómodo”, contó. “A mí me gusta encontrar como esos impulsores de ideas, que sea cada vez más inesperado y chistoso”, ejemplificó.
De igual manera, ello le permite seguir su instinto. Así nace lo que él mismo define como música pop, alternativa, con sonidos raros y distorsionados; un espacio en donde nada se escucha igual a todas las cosas que están sonando ahora.
A pesar de lo anterior, tiene claridad de que un par de oídos más podrían apuntar a -incluso- mejores resultados. Sin considerar ello, se mantiene con los pies en el suelo. “Eventualmente me va a caer que más adelante haga un disco con más gente en vez de hacerlo solo, o con dos personas más (…) Por hoy también producirlo solo significa que es gratis y que eso me permite ahorrarme un montón de plata”, confesó.
El reflejo interno plasmado en la portada
La representación visual es una arista trascendental en la carrera de elmalamía. Así lo ha demostrado a lo largo de estos años. De acuerdo a su versión, la ilustración que le da la identidad al disco cuenta con dos focos principales.
“La primera es una cosa personal que a mí me pasa con mi cara. Siento que es un poco asimétrica. Cuando me miro al espejo me veo un poco así con la nariz doblada y un ojo más arriba que el otro (…) Busco reírme un poco de la situación y materializarlo para decir que, en realidad, no me veo tan así. Por otro lado, es esta idea del monstruo, el demonio que uno tiene dentro con el que lucha día a día”.
Este último punto tiene una explicación. Para Lucas, cada vez que lanza nueva música, siente que entabla una conversación continua con una parte interna de sí mismo con la que no siempre tiene la mejor relación.
A pesar de esa falta de afinidad personal, es en esa conexión creativa y musical con este “otro yo” donde surgen sus canciones. Todo esto representa un proceso que, según él, refleja una especie de dualidad, un retrato de su doble personalidad, donde tanto Lucas como elmalamía coexisten y van tomando forma juntos.
Su debut (en solitario) en un escenario chileno
La reacción de Lucas fue instantánea: “Tocar en Santiago es un sueño hecho realidad”.
Como sabemos, el artista multidisciplinar ya había disfrutado al público chileno cuando tocaba, por ejemplo, junto a Alex Anwandter. La gran diferencia es que ahora será observado por cientos de personas que lo esperan en una sala de conciertos.
Montar este show lo siente como una reunión familiar: “La productora con la que estamos haciendo el evento está conformada por amigos que conozco hace como diez años. Hace un montón de tiempo están en la escena y ahora son profesionales en un montón de otras áreas”. Sin duda, ello le suma un gran sentido de apoyo y contención.
Es así como volver a su país, rodeado de amigos y poder compartir su música con ellos, es una experiencia profundamente significativa. Después de tanto tiempo sin encontrarse físicamente, mostrarles lo que ha estado creando y regalarles su espectáculo es algo que describió como “súper lindo”.
Ya lo demostró, ¿para qué negar las sensaciones? A modo de confesión, Lucas indicó que presentarse en vivo es una experiencia tanto honesta como incómoda. Lanzar música y tocar frente a un público lo expone de una manera que le resulta difícil. De hecho, en su día a día, preferiría estar en una cueva sumamente alejada del mundo.
No siempre es fácil para él subirse a un escenario. Según sus propias palabras, la ansiedad y los nervios lo afectan al punto de sentir que algo malo le va a pasar… acercándose a la muerte, incluso.
A pesar de todo lo anterior, estos momentos los percibe como una oportunidad para demostrarse a sí mismo que puede disfrutar y hacer un buen trabajo como frontman. Su objetivo es ofrecer un show sólido, bien armado, con buena energía, afinación y un setlist bien pensado. Esto cree que es lo que se espera de él.
Después de superar esos momentos iniciales de tensión, logra disfrutar la experiencia. Estar parado en un escenario es casi fantasioso para elmalamía, especialmente, frente a grandes multitudes coreando las canciones: “Encontrarme con eso ahora, con música mía, va a ser como una cosa increíble. Seguramente, la voy a pasar súper bien”.
¿Por qué elmalamía no vino antes?
La razón principal es simple: no contaba con los recursos económicos para tocar en Chile. Aunque las ganas estaban presentes, la falta de dinero lo limitaba.
Además de ello, entre sus labores en Argentina, Lucas estaba tan ocupado con un trabajo presencial que le imposibilitaba cruzar la Cordillera. Esto lo llevó a tomar la decisión de quedarse y enfocarse en esos compromisos, lo que también implicó darle una pausa a su música temporalmente.
No obstante, ahora, las circunstancias están a su favor. Se generó una oportunidad imperdible para regresar a nuestro país. Al anunciar el lanzamiento de su nuevo disco, Solovera pudo justificar el apoyo financiero necesario para cubrir el evento. En resumen, indicó, “Todo fue una cosa práctica y monetaria”.
Participar en festivales importantes como el Primavera Sound, tanto en su versión en España como en Argentina, le da un impulso y le refuerza la confianza en su proyecto: “Siento que a uno lo empoderan y te da estas cosas como de creer en tu proyecto”.
Sin embargo, también reflexiona sobre lo que hay detrás de esas oportunidades y cómo, a menudo, dependen más de los contactos que de la calidad musical.
Respecto a ello, destacó que, en Chile, hay muchos artistas talentosos con buen público, pero sin los contactos necesarios, lo que les dificulta acceder a esos espacios. Para él, esa realidad es frustrante: “Te invalida como un hueón que puede estar ahí dándole con todo a la música”.
A pesar de la importancia que tienen estos festivales, Lucas prefiere no depender de ellos para validarse como artista. “Es bacán que un festival importante te llame y todo”, admitió, pero enfatizó que prefiere seguir su propio camino sin centrarse en estos eventos.
En lugar de enfocarse en el reconocimiento de los grandes festivales, valora más la conexión con su público, quienes disfrutan de su música, la consumen y le envían mensajes de apoyo.
Lucas Solovera se siente en una racha positiva, destacando que, a pesar de haber pasado tres años sin lanzar nueva música, este ha sido un tiempo muy positivo.
Cuando reflexiona sobre su carrera, siente que esta está recién empezando. A pesar de que ha acumulado experiencia a lo largo de los años, reconoció que se encuentra atravesando una nueva etapa.
Junto a ello, recordó que en su juventud formaba parte de una banda rockera, lo que era una experiencia completamente distinta. “Era otra dinámica, teníamos otro público, era otro el target”, comentó, destacando que su enfoque musical y su audiencia han cambiado desde entonces.
“Han cambiado tanto ciertas cosas, y no he estado ahí. Hay un montón de cosas que no entiendo; yo pensé que las entendía, pero no”.
Aunque los límites de los géneros tienden a ser un poco difusos, a día de hoy se encuentra situado en un territorio mucho más enfocado en el pop, mirando hacia el futuro sabiendo que ello implica ciertos desafíos.
Su música busca atraer a un público de “oído fácil”, aunque al mismo tiempo sigue siendo “una cosa alternativa y compleja”. Esta combinación de accesibilidad y profundidad marca la nueva dirección que está tomando en su carrera, un cambio significativo respecto a sus proyectos anteriores.
Frente a esta incertidumbre, Lucas Solovera se aferra a una aseveración como ley. “Sin duda, de las quince canciones que tengo en mi discografía, una te va a gustar, eso es seguro”.
Para despedirse, Lucas reveló que: “mi próxima meta es sacar otro disco en unos ocho meses”. Siempre mirando hacia adelante, tiene tatuado en la piel que seguirá explorando y desafiando los límites de su creatividad, puliendo y trabajando sus habilidades y capacidades… A elmalamía le quedan muchas dimensiones por conocer.
Y tú, ¿te vas a perder el debut en vivo?
El viernes 20 de diciembre, a las 20 horas, elmalamía presentará en vivo su segundo álbum de estudio «lo que me queda» en Espacio del Ángel.
Las entradas ya están disponibles a través de PortalTickets