La artista, ganadora del premio a “Mejor Artista Rock” en los Premios Pulsar 2024, habla sobre el nuevo álbum que está grabando, su paso por la radio KEXP, su relación con Javiera Parra y los comentarios misóginos que recibió tras ganar con su disco El día libre de Polux (2023). “Cuando alguien se hace mainstream tiende a ajustarse para calzar (…) Eso me asusta”, dice.
“Do you wanna play some music?”, pregunta el conductor. “Of course”, responde en un perfecto inglés Chini.png, cuyo nombre real es María José Ayarza, con una capucha con cachos en su cabeza.
María José y su banda están a segundos de interpretar los primeros acordes de “Venenos”, por primera vez en las sesiones de la radio KEXP en Seattle, Estados Unidos. También está a segundos de convertirse en la octava artista chilena en pisar el estudio del aclamado programa que se transmite por YouTube y por el que han pasado numerosos artistas y bandas internacionales.
Pero antes de hablar de ese “sueño lúcido”, como lo describe Chini, hay que saltarse hasta la época en que una pequeña María José se sentía hipnotizada por la imagen de una niña con jumper tomando leche de chocolate en el videoclip de “Maldita primavera”, el cover y hit radial de Javiera & Los Imposibles, lanzado en 2001. “Yo usaba el mismo jumper. Fue un videoclip que me identificaba mucho: esa soledad de estar tomando leche de chocolate y sentir que nadie te pesca”, recuerda la artista.
Fue con su banda, Chini & The Technicians, que María José logró hacerse un lugar en la escena independiente, proyecto que serviría de preámbulo para su actual carrera solista. Con esa banda editó su EP, En el fondo todo va bien (2015), y su disco Arriba es Abajo (2018).
La artista, nacida el 7 de febrero de 1991, se ha presentado en varios festivales internacionales como Lollapalooza, Fauna Primavera y el BIME en España. Ahora prepara su segundo disco, grabado en su totalidad en los estudios del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). Y este disco tiene una invitada especial que la conecta directamente con aquella María José del pasado: Javiera Parra, su heroína de infancia, a quien antes no habría tenido el valor de invitar, según cuenta.
“Nos conocimos en un Fluvial. Fue más buena onda que la mierda. Ella estaba tocando con una banda que se llama Humboldt, de Valparaíso, y ahí nos dimos cuenta que era muy abierta a colaborar. No se da color. Hablamos varias veces, y para este disco colaboré con ella en una canción coral. Estoy muy contenta de que esa sea nuestra primera incursión y no un feat. Me carga cuando los feat son forzados. La admiro mucho y no me gustaría hacerla perder el tiempo”, dice.
Esa canción es una de las tantas en las que Chini ha trabajado en su nueva etapa. Una etapa que define como algo “no tan experimental” como el disco anterior y con “arreglos más definidos”. “Es una sensación de tener las cosas más claras que antes. Me interesa que en este disco se entiendan más las letras. Voy a hacer un esfuerzo por modular más”, bromea.
Con su disco anterior, El día libre de Polux (2023), Chini.png no solo se dio el lujo de tocar en festivales de talla internacional, sino que también de subirse a recibir el premio a “Mejor Artista Rock”, en los Premios Pulsar 2024. Al momento de tomar el premio, María José cree que hubo gente a la que faltó agradecer y que cierto público del “rock duro” se fue contra ella.
-¿Cómo te sentiste?
Chini: Fue medio incómodo. Es como cuando querías algo, se cumple y no es como lo que esperabas.
-¿Y por qué esa incomodidad?
Chini: Sentí ganas de agradecer a muchas más personas de las que alcancé a hacerlo. Al final no hay tanto tiempo para hacerlo. Igual me pesó. Una culpa muy cristiana. Además me llegaron muchos mensajes muy misóginos por interno, personas que querían que ganaran alguna de las otras bandas. Había también una carpa de prensa y los medios que siempre me han apoyado me entrevistaron, como LaRata, Solo Artistas Chilenos. Pero había radios que eran específicamente de rock, y el encargado de prensa dijo: “¿Nadie más quiere entrevistarla?”, y ellos: “No”. Fue un ninguneo muy brígido. Eso sentí. Al final da lo mismo. Son cosas que creo que sirven para mostrar que hay valor en la escena a la cual pertenezco. No lo siento como algo tan personal. Porque me emociona pensar en todos los discos que salieron ese año. Me alegré mucho por todos los compañeros y la música que están sacando, me parece muy desafiante e interesante y me dan ganas de hacer más música por lo mismo.
-Además también es un show de televisión…
Chini: Claro, y en realidad estás hablando de algo muy profundo para ti. La mayoría de la gente no va a entender que es un disco tremendamente personal, autobiográfico, que habla de cosas dolorosas. Entonces se me mezcló todo. Toda mi queja suena malagradecida, pero en realidad estoy agradecida de haber sido considerada y de haber ganado, siendo que había proyectos de mucha trayectoria. Solo que vino con toda esta misoginia y creo que en alguna parte de mí pensaba que un premio así me iba a validar.
-¿Y te gustaría ser parte de ese “mainstream”?
Chini: No realmente. Ahora caché que no hay un interés profundo en lo que estás haciendo, es solo superficial. Prefiero a la gente que sigue lo que hago y que a veces es poquita, pero me mandan comentarios súper profundos con lo que le pasó con las letras. Eso lo encuentro mucho más interesante que el mainstream. Me he dado cuenta que cuando alguien se hace mainstream tiende a ajustarse para calzar con un “deber ser” y con un modo de presentarse, tanto musical como visualmente. Eso me asusta.
En medio del estudio del GAM, María José dirige a su chelista. Le tararea una melodía que acompaña a una de sus voces. Escucha atentamente y apoya su cabeza en sus manos. Esboza una sonrisa en su cara. Las últimas grabaciones de su nuevo disco, cuyo nombre no quiere revelar aún, están saliendo tal como quiere.
“Estamos a una línea de chelo terminar este disco”, dice. “Suena como ‘Game of Thrones’”, agrega. La referencia saca risas entre su banda.
-Ahora estás con una banda que lleva rodaje y han tocado mucho en vivo. ¿Crees que eso le da otra personalidad al disco?
Chini: Sí, fue bacán. Para el disco anterior muchos temas los hice en el camino mientras se estaba armando la banda. Muchas las hice yo sola y otras las armé con la banda. Ahora está casi todo pensado desde los arreglos de la banda. Recuerdo cuando recién empezamos a ensayar estábamos bajo mi dirección. Pero después fue como “ya, pero ¿cómo sonamos nosotros cuatro si no hubiera una dirección tan clara?” Y creo que encontramos un sonido y a partir de ese sonido compuse estas canciones.
-Y bueno, entremedio también tuviste tu etapa solista…
Chini: Tienes siempre esa dualidad. Es complicado porque a ratos hay mucha libertad y en otros momentos lo tengo muy claro, como “esto es muy fijo, por favor hagámoslo así”. El otro día fui al lanzamiento de un libro que era de Neutral Milk Hotel, y hablaban que su proceso tenía mucho que ver con la amistad. Había un integrante que tenía una idea que era pésima y todos los demás sentían que era pésima, pero por cariño a él lo seguían en esa idea aunque musicalmente les parecía que no era lo mejor. Era como “ya, si, hagamos tu canción también”. A ratos me siento un poco así, pero de eso también salen cosas interesantes. Y también cada uno sabe de qué es capaz y se puede confiar en el criterio del otro.
-¿Qué influencia crees que tienen estas nuevas canciones, tanto a nivel musical como lírico?
Chini: De distintas cosas. Tiene harto que ver con cicatrices de la infancia. El disco anterior fue de mucha fantasía y ahora es quitar esa fantasía y ver qué se está ocultando detrás de eso. Se trata de revisitar lugares que son difíciles de visitar, como la adolescencia y la infancia, sin tantos artilugios. Todo el imaginario va a tener que ver con la “cicatriz”.
-El título del disco anterior hacía alusión a un mito griego.
Chini: Y también hace alusión estar teniendo una pega que no tiene que ver con lo musical y trabajar todo el día para después llegar a trabajar en lo que de verdad quieres. Y no queda tiempo para dormir realmente. Es como estar todo el rato “auto-arrendándote” hasta que eventualmente tienes ese día libre. Tenía mucho miedo. Quería hacer buena música para que valiera la pena el esfuerzo. Después dije, “¿qué pasaría si no tuviera esa presión de tener que hacer algo bueno?” Por eso se llama El día libre de Polux. Un día en donde uno se pueda tomar la licencia de experimentar y hacer este collage sonoro, y ver qué pasa no más.
-¿En este nuevo disco también ocuparás metáforas de ese tipo? ¿O es más directo?
Chini: Es un poco más directo. Las letras tienen varias imágenes visuales, pero también tiene que ver más con el recorrido, con los viajes interregionales. De estar en esos momentos en que vas de viaje y no sabes si vas para adelante o para atrás. Porque has estado tanto rato viajando que no sabes si estás yendo hacia tu casa o estás viniendo de vuelta. No sabes cuál es cuál. Tiene que ver con un recorrido que yo tomaba harto en mi infancia. El bus es un buen lugar para tomar decisiones importantes: de dónde estás, de qué quieres hacer. Porque es como una pausa. En cualquier tipo de tránsito creo que hay meditación. Me cuesta mucho meditar, así que creo que es uno de los pocos momentos en que entro en un estado meditativo. Me da risa cuando uno se despierta en la noche y todos están durmiendo menos tú, y se siente como que el bus estuviera pasando por encima de cadáveres. Se siente “ta-ta-tan”. Y como que se está quedando dormido el chofer. Y la weá va a 101 km/h.
La velocidad a la que se refiere María José es solamente un octavo de lo que alcanza un avión comercial, mismo transporte que la llevó a ella, a través de más de 10 mil kilómetros de distancia, para aterrizar en Seattle, ciudad estadounidense que sirvió de cuna para uno de los movimientos más relevantes del rock alternativo: el grunge.
En ese sitio, Chini.png tocó, habló un poco en inglés y otro poco en español en las sesiones KEXP, cuya invitación llegó a través de un correo electrónico. “Nos habían visto tocar con los Technicians (su anterior banda) y luego con mi proyecto solista. En un mes hubo que armar todo”, explica.
Apenas llegó la invitación, María José se apoyó en su sello, Uva Robot, para organizar una minga y juntar dinero para los pasajes y la estadía. Además de eso, se ganaron un fondo concursable del Estado. “Fue de otro nivel. Sonaba todo muy bien”, cuenta sobre su experiencia en la radio estadounidense.
-¿Qué te pasó al entrar ahí? Porque uno siempre lo ve solamente por YouTube.
Chini: Me disocié. Lo pasé increíble pero me concentré en mirar a mis amigos. Saber que estábamos juntos, que éramos una banda, que no se trataba de mí. Con suerte pongo las letras, pero somos una unidad. Fue muy fuerte, muy impregnante. La cantidad de sesiones que he visto desde chica, la sensación de no pertenecer… Porque vienes de un país tercermundista, una escena que no está de moda en ese momento. Fue una serie de situaciones que te podrían jugar en contra pero salimos “jugando”. Lo pasamos súper bien. Lo encontré desafiante a nivel interpersonal.
-Sobre todo porque uno lo ve como algo inalcanzable. Como si fuera una fantasía.
Chini: Sí, así lo sentí. Como un sueño lúcido. Todavía lo siento así. Cada vez que alguien me dice: “Oye, me gustó tu sesión en KEXP” o “te conocí por tu sesión en KEXP”, yo pienso: “Pero si eso no pasó”. Fue como un sueño colectivo que tuvimos los cinco. Pero eso está, existe. Fue muy emocionante hacerlo con amigos. Yo tenía muchos nervios por la parte logística, como cuando pasamos por policía internacional. Me tiré al suelo y pensé: “¡Pudimos pasar!”. Siempre soy muy fatalista.
Hay buen ambiente en el estudio, pero la mayoría ya piensa en el almuerzo. “Yo ya estoy en Yuyo’s”, exclama María José, haciendo alusión a un local de comida que queda a unos 300 metros caminando desde el GAM.
La chelista, cuyo nombre artístico es Alfilera, intenta una y otra vez una línea de chelo, que es la última que queda para terminar el disco. Cuando logra dar con la línea melódica que quieren, María José asiente con la cabeza y sabe que es la toma final. Alfilera sale de la cabina, cruza el umbral de la puerta principal del estudio y se abraza con María José. “¡Por fin! ¡Terminamos un disco!”, grita la artista.
-¿Y ahora qué se viene para Chini?
Chini: Dormir.