[blockquote align=»left» author=»Natalia Pérez (Cancamusa), compositora y músico.»]»Un día escuché una sinfonía en la radio y me quedé pegada viendo como los instrumentos de cuerda conversaban e interactuaban entre sí, yo aluciné con esa imagen y me senté en la escalera de tanta impresión. Aún recuerdo cada movimiento de los instrumentos y es algo que me pasa aún, por eso de forma innata toco con los ojos cerrados. Ahí entendí de qué se trataba la música, de esa relación de preguntas y respuestas, de escucharse…»[/blockquote]
En una de las charlas que se dieron en Ruidosa Fest Chile 2016, Francisca Valenzuela señaló que la mujer dentro de la música está tomando cada vez más fuerza y protagonismo. Y vaya que sí. El ejemplo más claro hoy en día es Amanitas, banda compuesta por cinco chilenas que indagan en sonidos de rock alternativo dreampop y pop.
Una de sus fundadoras es Natalia Pérez, batera oriunda de La Unión (Región de los Ríos), quien comenzó a dar sus primeros pasos instrumentales con improvisadas baterías hechas de ollas y cojines. Hoy en día se figura como un rostro comprometedor dentro de la escena local que, además de Amanitas, también a tenido una participación activa en las bandas de soporte de artistas como Javiera Mena, Mon Laferte y Joe Vasconcellos.
Actualmente Natalia está iniciando un proyecto que venía planeando hace harto tiempo: Cancamusa, su aventura en solitario. Conversamos con ella sobre este nuevo desafío, la música, Amanitas y más.
Entrevista hecha por Cristóbal Galleguillos
Una de las noticias que nos sorprendió hace poco, y por lo cual se gestó esta entrevista, es el comienzo de tu primer trabajo en solitario ¿Por qué tomaste esta decisión?
La decisión de comenzar a trabajar en mi carrera como solista siempre ha estado ahí palpitando, mis amigos saben que yo compongo desde hace mucho tiempo y que es lo que me vuela la cabeza. Creo que tengo como 500 ideas sin un final feliz (risas), simplemente es algo natural que no busco, está.
Yo me di a conocer un poco en la escena musical como una baterista pero hace muy poco se sabe que yo compongo y que canto, me encanta interpretar y ver las melodías, escribir letras, me encanta la fonética y el ritmo de las palabras. La canción en sí siempre me ha gustado y admiro mucho a los grandes compositores de canciones.
Cuando tu pasas todo el día creando, grabando en tu celular ideas, cuando te sientas en un piano y no tocas obras de otros sino cantas y tocas cosas que no existen, cuando te cuesta estudiar un ejercicio porque escuchas música sobre él… ¡¡debes hacer tu disco!! Hoy lo tengo muy claro pero antes no, y de apoco me fui descubriendo como cantante, ha sido muy lindo conocerme en este sentido. Los años anteriores me preguntaba, ¿qué soy? ¿batera?, ¿compositora? ¿cantante? Ahora pienso que es algo que solo salió a la luz, sin que yo lo buscara, a través de «Aventurar» con Amanitas. Por lo que no podré ocultar jamás mi forma de hacer canciones ni mi inspiración.
Esta decisión de lanzarme a la vida fue principalmente gracias a Sinclavi, que es mi talentoso productor. Él llegó a buscarme y a decirme: «¡estoy aquí porque tienes que hacer tu disco y yo lo quiero producir!». Él me motivó y ha hecho que yo creyera en mí, sumado al cariño que he experimentado de parte de muchas personas. Todo eso ha sido muy significativo para Cancamusa.
¿Y por qué Cancamusa?
Mi forma de escribir canciones muchas veces es invadida por palabras extrañas y así llegó Cancamusa, se me vino a la cabeza (igual que Aguadaba de Amanitas), la busqué en el diccionario y salía que estaba en desuso. Me gustó por el simple hecho de ser una palabra que está olvidada, pero que no suena desconocida, tiene un ritmo que me gusta, es elegante y juguetona.
¿En qué lo diferencia a tus anteriores trabajos en bandas?
Cancamusa es un proyecto que me llena de vida porque es mi visión como artista, son mis ojos los que voy a mostrar y eso me gusta, ya no tengo miedo de mirar a los ojos, tampoco tengo miedo de que miren los míos. Me gusta el hecho de crear para provocar, que la gente y mis amigos vean lo más íntimo. Cancamusa es y será como un espejo que logra reflejar por completo lo que pienso, siento y lo que vivo y esa es la principal diferencia con todos los aportes que he hecho en otras bandas. En este nuevo proyecto, Sinclavi me imaginó adelante cantando y estoy experimentando la sensación de cantar con el cuerpo libre (sin drums). Vamos a ver qué pasa.
¿La música siempre estuvo en tu vida?
La música siempre estuvo en mi vida porque mi abuelo tocaba acordeón. Cuando era pequeña descubrí que con el audífono podía amplificar mi voz y cuando me di cuenta que la podía grabar en los casetes con papelitos me volví loca. A los siete vi una batería, me senté y toqué. Estuve de ese año hasta los quince tocando en cojines y ollas de la casa o armando una batería fantasma, a los dieciséis llegó mi primera batería.
Yo estaba en un colegio artístico en la ciudad de La Unión (Región de los Ríos), y eso me ayudó mucho porque viví mi adolescencia en un ambiente musical real. Estuve en coro, en una batucada y en el montaje de obras musicales largas y complejas, no sabía teoría por lo que diseñé una forma de escritura musical para las partes más difíciles. La música siempre fue un estado natural en el que yo no pensaba, solo fluía, esto me hizo escuchar desde chica música todo el día.
¿Cuándo decidiste dedicarte por completo a la música?
En tercero medio amaba tocar rock de los 70′ con mis amigos, pero me gustaba mucho lo audiovisual. Mi mamá me llevó al Festival de Cine en Valdivia y todo me dio vergüenza y sentí que la música era mi lugar, no había otra opción. En cuarto medio viajé a Santiago y me gané una beca para estudiar música, vinieron los desvelos y la creación constante. De forma más seria, comencé a dedicarme a ella a los 21 años como batera en los shows de verano de Joe Vasconcellos y Mon Laferte.
¿Te acuerdas de tu primera banda?
Mi primera banda fue con mis amigos de La Unión, a los 15 años, se llamaba algo como Matiz (risas). Tocábamos canciones de Led Zeppelin y de otras bandas de los 70′. Luego formamos otra banda que se llamaba Sarnari con amigos más grandes que yo y ahí comenzamos a hacer canciones. En ese tiempo aprendí mucho, ellos eran muy talentosos y habían estudiado música, ¡hoy son grandes!
Hablemos de Amanitas, ¿cómo nació este quinteto?
Amanitas se gestó por la amistad y la onda especial, es demasiado mágica la conexión de las cinco. Con la Jose éramos compañeras en el colegio, fue la primera amiga con la que tuve afinidad musical, nos vinimos a estudiar a Santiago. Luego conocimos a la Lou que estaba en mi U y tuvimos una onda muy especial las tres, siempre que nos veíamos terminábamos cantando y así vino la necesidad de formar una banda. La Paula era mi amiga de la U, y la compañera de curso con la que haces todos los trabajos, pasábamos horas componiendo en la sala de piano. Y la Manu fue presentada por un amigo de la banda y se convirtió también en una de mis mejores amigas.
Están preparando su segundo larga duración, ¿cómo se viene eso?
Se viene bellísimo, somos una banda que ha mutado mucho en poco tiempo y con el disco que estamos terminando de componer y que lanzaremos este 2017, siento que hemos llegado a nuestra propia estación. Encontramos nuestro sonido y nuestra forma de hacer canciones.
El EP anterior («Anónima») fue un disco de transición, de cambio y como una especie de puente que nos conectó con mucha gente. Queremos que nuestra música viaje y haga viajar. Y lo que se viene tiene una bella personalidad ya que nunca hemos estado preocupadas de lo que suena o de las corrientes de moda, y al ser una banda autogestionada e independiente nos hemos encontrado solas con nuestro sonido.
Para finalizar, supimos por ahí que Mon Laferte, quien es muy amiga tuya, te invitó a participar en su nuevo disco, ¿qué tal eso y qué te parece el éxito que está teniendo?
Siii fue muy emocionante trabajar con ella nuevamente y tocar batería en una canción de su nuevo disco. Es un disco que reúne mucha fusión latinoamericana y todo está muy bien pensado. Encontré increíble que las canciones con lenguajes propios de Sudamérica las hayamos interpretado músicos de esta latitud. Ese día fue muy emocionante, estaba nerviosa y fue bacanísimo entregar mi aporte musical.
Me pone enormemente feliz ser parte de un disco muy especial, ¡Mon está muy grande! y me alegra mucho ser parte del momento en que ella se ha encontrado consigo misma. Ella es muy linda y estoy feliz de todo lo que ha logrado. Se lo merece tanto, porque ella lleva mucho tiempo y creo que ha logrado unir todas la etapas de su evolución para ser una. Y cuando logró unir todo eso ¡¡ella explotó!. Me alegra que haya sido en México y que allá exista esa fibra y admiración por los músicos.