Niños del Cerro estrenaron su nuevo EP titulado «Cuauhtémoc», compuesto por cuatro canciones viscerales que intentan retratar las heridas (aún latentes) de América Latina, tomando como referencia una leyenda popular de la cultura mexicana.
Foto por Andrés Mondaca
Un EP para los fanáticos, y para aquellos que recién comienzan a deslumbrarse con las guitarras y la lírica de los chilenos Niños del Cerro. Desde hoy, “Cuauhtémoc” está disponible en todas las plataformas digitales; un trabajo que sabe de los viejos talentos de la agrupación que no teme reforzar lo que disfruta.
A comienzos de 2020 escuchamos el primer estreno, titulado “Durmiendo en el Parque”. La pista de un inminente nuevo paso por el estudio, compuesto por cuatro piezas: canciones que despliegan la sofisticación musical presentada por la banda en la actualidad, a cinco años de su exitoso y celebrado debut, “Nonato Coo”, de 2015.
“Estamos dichosos de lograr este resultado en el que pudimos explorar otra dinámica musical, donde mediante diversos hablantes líricos recorremos sentimientos como la felicidad, la vergüenza, frustración, nostalgia, anhelo y dolor”, como señala el baterista, Pepe Mazurett.
Tres canciones inéditas, y una ya conocida y querida por los seguidores titulada “El Son de los Ojos”, conforman el corto musical en el que el quinteto quiso registrar su maduración tanto sonora como personal, además del retrato de una América Latina sangrante y saqueada.
“Cuauhtémoc” es el águila que descendió, una típica leyenda mexicana con mucha relevancia para los chilenos, no sólo por el vínculo que han trabajado los músicos con el país, que han visitado en dos giras; también porque “es una canción que partí componiendo allá, y que me llevó a indagar en la historia de Cuauhtémoc, que creo es bastante coherente con el resto de Latinoamérica”, en palabras del compositor y vocalista, Simón Campusano.
El EP es la representación del ser latinoamericanos y aquellas heridas no cicatrizadas que hoy vuelven a sangrar. La fatiga hispana que encuentra sus fugas en las maduras texturas que adquiere la agrupación, quienes con dos discos bajo el brazo ya perfilan la lírica, las cuerdas y la cadencia que marca la evolución de su sonido.