Siete años han pasado desde El peso de mi pedal, la canción que puso a Dulce y Agraz en el radar de la escena musical chilena. Y, aunque en esencia conserva los matices, la artista llegó a Lollapalooza con una artillería de hits que dejó en claro las intenciones de entregar un repertorio versátil y cargado de poesía.
Faltando pocos minutos para el comienzo del show, los asistentes comenzaron a acercarse bajo los rayos sofocantes de sol hacia el Lotus Stage. Cuando el reloj dio las 15:15 horas, la artista abrió el concierto con los acordes de Bajo tus ojos, frente a una multitud que crecía con el pasar de las canciones. Con la artista visiblemente emocionada, el show continuó con Al calor de tu vida y Guárdame siempre. Ganando esta última, una particular fuerza y vigor con su versión en vivo.
Uno de los momentos más memorables fue la canción que vino a continuación, No me alcanza. La colaboración con Francisco Victoria fue una de las más coreadas del espectáculo y confirmó que es una de las más queridas por sus seguidores. Aunque no contó con la participación del artista invitado -que se presentó minutos después en Aldea Verde-, fue una de las más esperadas y se evidenció con la cantidad de celulares grabando en el aire.
La ternura en la interpretación de Daniela y la delicadeza de sus movimientos, impregnaron el show con un manto hipnotizante que obligó a ver cada minuto de la puesta en escena, la cual fue sencilla pero, no por eso, menos trabajada. Así, siguieron Los cimientos y Amarte como el aire. Contando la segunda con una sentida obertura recitada que reforzó la propuesta de la también poeta y escritora.
Hacia la mitad del show, Súbitamente, fue otra de las canciones que concertaron los gritos y aplausos de los asistentes. «Me acostumbro al calor y, a la vez, me voy. Me cubro la herida», fue una de las frases que se escuchó a coro entre el público y que dio cuenta del buen momento en el que se encuentra Dulce y Agraz.
Siguieron Quiero que seas tú, Ay amor, Devorarte y Renacer, las que aportaron la cuota de sensualidad y pasión al que fue uno de los primeros conciertos chilenos en la edición número 10 de Lollapalooza en Chile. Tras 40 minutos de canciones, la artista proveniente de Concepción, eligió Duele para cerrar con broche de oro su presentación. «Cuando el dolor abre un espacio, entra vacío queda un hallazgo», cantó y repitió durante varios minutos, en una especie de mantra que pareció un resumen de lo que fue el show: amor, sanación y desborde. Porque como dijo la artista en un momento: ¡carguen, apunten!.. y poesía.