Hace dos años, el cantautor decidió acompañar a su pareja en un proyecto personal en la capital de Cataluña. Desde este lugar, está afinando los últimos detalles para el estreno de su nuevo disco. «Yo nunca me imaginé que iba a vivir acá y estoy muy abierto a lo que eso me brinda«, afirma en conversación con SACH.
«No sé si me he metido en la escena española en particular, pero sí siento que hay algo que he podido descubrir y me ha permitido salir de mi zona de confort, lo cual me ha hecho crecer mucho».
El cantautor nacional Diego Lorenzini (38), oriundo de Talca, se encuentra hace dos años viviendo en Barcelona. ¿La razón? Decidió acompañar a su pareja, Maite Pizarro, en sus estudios de doctorado en Literatura en dicha ciudad. «Después de muchas veces donde ella me ha acompañado a cosas, este era mi turno. Así que me vine y justo coincidió con pandemia. Entonces ha sido un periodo en que de verdad me he sentido bien afortunado de haberlo pasado bien acompañado», explica el artista desde una conexión vía Zoom.
Mientras en Santiago de Chile se dejaba caer la primera lluvia de julio, en España la temperatura llegaba a los 30°. Pero eso, aclara, no es un problema para él: «Acá hace mucho, mucho calor. Pero estoy contento, porque soy más veranista que inviernista«.
Poco a poco, el artista se ha ido acostumbrando a Barcelona, una ciudad cosmopolita con una amplia oferta cultural y que él mismo asegura que «tiene un ritmo más pausado» a comparación de Chile y otras localidades que Lorenzini ha habitado. Ese mismo ritmo pausado le ha permitido desarrollar con mayor tranquilidad su carrera artista, dividida entre la música y la ilustración.
«Acá es más fácil acostumbrarse a tener más tiempo, se le da más prioridad al ocio y eso permite que no solamente haya más tiempo para compartir con los amigos, sino que también para alguien que trabaja en algo relacionado con el arte, tenga más oportunidades. Pero no necesariamente a partir del estrés o el exitismo, sino que simplemente se convive de manera más sana».
Asimismo, cuenta que «he tenido la oportunidad de que, casi como si fuera un presagio o un destino divino, justo me tocó que para un momento tan difícil como la pandemia y de cambiar de país, a mi música le empezó a ir bien. Por lo mismo, he podido invertir gran parte de mi tiempo en preparar un nuevo disco», eso sumado a encargos de diseño y clases de composición de manera online, donde ha tenido alumnos como el músico chileno Pau, el productor colombiano Daniel Cortés o la artista pop Princesa Alba, con quien incluso colaboró en la letra de una de las canciones de su álbum debut Besitos, cuídate (2021).
Ya más asentado en tierras hispanas, el talquino se ha dado cuenta de ciertas diferencias entre Chile y España.
«Nosotros conocemos mucha música argentina, así también de México o de Colombia, pero no así música española, que de pronto nos resulta más extraña y para España ocurre lo mismo. La música latina que se escucha acá es lo que se está escuchando en todos los lugares del mundo, que es el reggaetón y el trap, lo más mainstream. Pero en el fondo hay una desconexión con lo que está pasando, porque de repente hay alguien muy famoso en Latinoamérica y acá no lo conocen. Para poner un ejemplo, en España es muy famoso (Andrés) Calamaro, porque hizo carrera aquí, pero muy poca gente conoce a Charly García, que para nosotros sería como que casi se giraron los roles o que está un poco torcida la manera en que se reconoce o se disfruta que uno cree que es la mejor», cuenta Lorenzini.
¿Un guiri en Barcelona?
Guiri forma parte de la terminología coloquial de España. La RAE define a este vocablo con sólo dos palabras: “Turista extranjero”, pero, ¿qué es realmente un guiri, según Diego Lorenzini?
«Es una palabra divertida, pero muy infame porque nadie se llama a sí mismo ‘guiri’, eso fue lo que me llamó la atención y quise ocuparlo. Es un concepto que está sin dueño, nadie lo quiere reclamar porque es muy vergonzoso. Es como los curaos, que nunca que dicen que lo están. Bueno, los guiris son una suerte de gringos de Europa, es decir, los ingleses, alemanes, holandeses o todas estas personas que no hablan el castellano -mucho menos catalán- y que vienen a vivir la vida loca. Si bien Barcelona vive del turismo y tratan bien a los visitantes, también son odiados porque son personas que convierten la ciudad en un parque de diversiones, como muy frío y superficial».
Precisamente, este concepto fue la inspiración para el primer adelanto de su próximo disco, Como un guiri en Barcelona, el cual nació mientras el cantautor se encontraba en una playa.
«Es muy vergonzoso pensar en ese personaje (guiri) como algo que te identifique, sobre todo en mi caso que soy todo lo contrario. Vengo de Latinoamérica, vengo del sur y llego al norte, pero al llegar acá me doy cuenta que mi norte es el sur para otros. Europa también está dividida y tiene estas cosas de primera y segunda categoría, con estos europeos del norte que tienen más poder y dinero viajan al sur a su patio trasero, a vivir ‘lo latino’. Pero para mí Barcelona no puede ser más europeo y poderoso«, explica.
Si bien el artista enfatiza que se siente «bastante poco» relacionado con este término, igualmente la utilizó como una metáfora sobre su llegada a la capital de Cataluña. «Quise jugar un poquito con esa ironía, pero también con la sensación de que si uno es un guiri o un migrante por necesidad, oportunidad, estudios o arrancar de cosas, llega un momento en que se da cuenta que hay circunstancias o aventuras en la vida que puede que nunca más se repitan y hay que aprovecharlas«.
«Yo nunca me imaginé que iba a vivir acá y estoy muy abierto a lo que eso me brinda, pero definitivamente aprovechando porque no es algo que yo pueda decidir, es algo que sucedió y una vez que ocurrió voy a aprovecharlo al máximo, tal como un guiri aprovecha al máximo sus vacaciones en las cuales en pocos días puede soltarse las trenzas, bailar salsa o sentirse un poquito más libre», agrega.
— ¿Piensas volver a Chile?
«Me encantaría. De hecho, por eso hablo de que esta oportunidad no va a volver porque si todo se cumple o tiene más o menos el orden presupuestado, yo vine acá por el doctorado de mi pareja y eso se terminará y volveremos a Chile. Entonces, por las circunstancias, por mi edad y por muchas cosas, dudo que pueda volver a tener la oportunidad de hacer algo parecido a lo que estoy haciendo ahora, de renunciar a todo y mandarme a cambiar, empezar de cero y justo en un momento en que a mi música le estaba yendo bien. Empezar de cero de nuevo es súper inspirador y un desafío muy valioso, lo agradezco muchísimo. Siempre he pensado en volver, es una cosa que tarde o temprano pasará».
Regresando a la esencia
Al menos en los últimos dos años, Diego ha trabajado en lo que será su nuevo álbum, el cual verá la luz en septiembre próximo tras atravesar por vaivenes anímicos del artista, marcados por las movilizaciones sociales de 2019, la pandemia y su viaje a Europa.
«El hecho que no se pudiera tocar ni muchas cosas en términos culturales, no hubo un apagón, pero sí una pausa, que también me permitió reflexionar, pensar mucho, componer y aprender. Entonces en este último tiempo he aprendido mucho, sobre todo de música, técnicamente hablando. Y en la preproducción de este disco, salieron algunos sencillos que ya se han publicado y fui sacando durante pandemia de manera aislada, sin darle demasiada importancia a los lanzamientos, sino que simplemente sacarlos y que quienes tengan el interés tuvieran las canciones a mano».
En esta última etapa, Lorenzini ha contado con la participación del productor e ingeniero en sonido, Claudius Rieth, destacado por trabajar en discos de proyectos chilenos tan diversos como Chico Trujillo, Inti Illimani Histórico y Miss Garrison. «Él también, por circunstancias de la vida, se vino a vivir a Barcelona, entonces hemos estado trabajando juntos la última etapa de este disco. También es un descanso, porque es un disco que será largo, tendrá muchas canciones«, dice el cantautor.
En ese sentido, adelantó parte del sonido que tendrá la placa sucesora de De algo hay que morir (2019). «He coqueteado mucho -porque me interesa- con el lo-fi. A pesar de que estén mediados, me interesa que sonaran como demos. Me gusta un poco eso, de lograr esa ingenuidad de mis primeras grabaciones. Pero como es un disco largo, eso necesita tener un contraste y un descanso, no puede estar escuchando todo el tiempo la misma frecuencia, entonces el trabajo con Claudius ha sido con canciones más desnudas, más acústicas, pero que por lo mismo suenan mucho más naturales y grabadas con mucho más detalles», señala.
Otro nombre que se suma a la lista es el colombiano Daniel Cortés, conocido por sus producciones para Carlos Vives, Camilo y la banda sonora de la película de Disney, Encanto. Él estuvo a cargo de la mezcla del sencillo Como un guiri en Barcelona, siendo su primera colaboración con un artista chileno. «Lo conocí por unas clases que hice a distancia en Matucana 100, desde ahí tuvimos muy buena onda», dice Diego, pero recalca que nunca se han podido conocer en persona: «La pandemia trajo muchos estragos y mucha ansiedad, pero también cosas lindas que es como la conexión con personas que van más allá de donde eres, sino que por los intereses y las ganas de hacer cosas».
«También he colaborado con Milo Gomberoff de Familia Miranda, que tiene un estudio llamado Estudio Hukot, con quien congeniamos mucho en un rollo más punketa, que no necesariamente se refleja en el uso de guitarras eléctricas o distorsión, pero sí en una filosofía de vida del error y de hacerlo uno mismo, que admiro mucho en él», agrega.
El reencuentro con un viejo conocido
«He tenido la oportunidad de colaborar con personas que admiro mucho, pero si va a ser a la distancia ha sido por mí decisión, en otros casos no sé si valga la pena. No quiero colaborar con alguien si va a ser vía mail, a menos que ya exista una confianza previa o una iniciativa que nos mueva lo suficiente para hacer eso. Pero la verdad, es que la música está hecha para mirarse a los ojos, de compartir, de sentirse en confianza y no solamente de cumplir».
Bajo esa premisa, Diego Lorenzini comenzó a hilar las colaboraciones de su nuevo disco, dentro de las que se encuentra una chilena y dos artistas internacionales.
La primera de ellas es un nombre ya conocido entre quienes frecuentan la música de Lorenzini. Se trata de Tiare Galaz, más conocida como Niña Tormenta, con quien ha colaborado en más de una ocasión. «Por mucho que ya lo hemos hecho antes, es algo que a mí siempre me gusta hacer. La extraño mucho y hacer eso a distancia fue algo muy lindo, pero al mismo tiempo un poquito doloroso, al no compartir mirándonos a los ojos sin una pantalla de por medio», señala.
También se suma la colaboración de la cantautora española Alba Morena, cuya propuesta musical navega entre el pop y ciertos elementos del flamenco. «Es una cantautora catalana muy talentosa, que he conocido acá por la música, tenemos una canción. De hecho, cantará en el próximo sencillo», adelanta Diego.
Finalmente, un viejo conocido concluye la triada de invitaciones estelares en este nuevo larga duración. Hablamos de Erlend Øye, músico noruego e integrante de proyectos como Kings of Convenience y The Whitest Boy Alive, quien anteriormente colaboró con el artista talquino en la canción Me voy a Valparaíso.
Esta vez se sumó la participación de La Comitiva, el trío de músicos que acompaña a Øye en sus conciertos en solitario. «Hace poco estuve en Sicilia, Italia, donde reside Erlend y él me pidió si podía grabarle unas guitarras y voces para su disco solista. Y en el tiempo en que estuve ahí, también pudimos grabar una canción», relata sobre esta nueva creación.
Además de los anteriores nombres, en este tema también colaboró Marcin Öz, bajista de The Whitest Boy Alive. «Es uno de mis proyectos favoritos de Erlend y que siempre me gustó mucho, precisamente, por las líneas de bajo», cuenta el chileno.
Justamente, Diego Lorenzini abrirá el esperado regreso del dúo Kings of Convenience a Chile, programado para el próximo 25 de noviembre en el Teatro Caupolicán. Por encargo del propio Erlend, el autor de Sexo Amateur realizará un show en conjunto con Niña Tormenta, donde ambos repasarán parte de su repertorio en un formato acústico.
«Nosotros tenemos un repertorio público que ya es conocido, hay muchas canciones que nosotros cantamos, pero también hay otras cosas que por ser amigos y llevar tanto tiempo trabajando juntos, podemos ayudarnos. Es un show como si fuéramos una banda, donde interpretamos canciones de Tiare y mías. Y eso la verdad es que va a estar muy bonito y es en gran parte cosecha de Erlend, que él quería mucho que fuésemos nosotros quienes abriéramos el show. Él es muy fanático de Niña Tormenta y lo habíamos teloneado otras veces en ese formato», adelanta.
Del mismo modo, agradece la amistad que ha creado con Øye, la cual nació luego de compartir en una de las tantas visitas del noruego a Chile. «Erlend ha sido muy generoso conmigo, porque también fui a abrir el show de Kings of Convenience en Paris y ahí toqué solo. Increíble, un show vendido con anticipación ante dos mil personas que casi nadie hablaba castellano».
«Fue súper bonito tocar ahí y renovar los votos respecto a la importancia de la música más allá de las letras. La gente quedó bien encantada, después me escribían, me preguntaban por el nombre ciertas canciones que les habían gustado y me quedó un gustito muy rico de ese concierto, porque en general, las canciones que preguntaban eran las nuevas. Así que ojalá eso represente que lo que estoy haciendo sea algo que también tenga una vida más allá de lo que a mí me gusta».
A propósito de su regreso a Chile, en los próximos días anunciará las fechas de una gira por el país.