Foto por Eli (@listachicafoto) / Víctor S. Galvez (@fotogalvez)
We Are The Grand cuando toca parece manejar tiempos. Una singularidad que produce el silencio, la intensidad profunda de sus sonidos y el rock meloso. En dicha oscura noche del primero de junio la banda transita muchas emociones con su nuevo disco.
Hay murmullo en las afueras del teatro, hay abrazos y tabaco ardiendo. Públicos heterogéneos, de todas las edades. Se percibe reencuentro, cercanía e intimidad de la gente que asiste. Los validadores de ticket en la entrada abren la puerta. Un disco nuevo es una nueva puerta; Corazón Negro (2024), abre una puerta hacia un sonido consolidado de la banda, una metamorfosis y maduración de su música, según el susurro de sus oyentes.
Teatro Oriente es estar sentado. Hay muchos tipos de públicos. La música desde las butacas en altura, a ratos retumba sobre un piso. Pese al paradigma de un público sentado vibran las almas de los primeros puestos y otros espontáneos que vitorean al aire las canciones.
Los 30 primeros minutos de concierto de We Are The Grand repasa un puñado de su repertorio. Su entrada al escenario con Redemption del álbum Until the Morning (2013) es poderosa y marca un ritmo vertiginoso. Escuchando el verso “Take this second chance…” las cabezas zarandean por inercia, veloces al ritmo del coro.
Las guitarras del vocalista Sebastián Gallardo entran y salen de escena. Ya sea desde una Les Paul, o hasta la clásica electroacústica, la entrada y salida del instrumento marca el tono que tendrá su siguiente canción.
La banda chilena durante sus casi dos horas de concierto transita en dos atmósferas sonoras disímiles, pero que se entrelazan con un mismo sentimiento; hay oscuridad, nostalgia, amor, desamor y existencialismo.
Entre el rock que retumba entre las murallas de Teatro Oriente, ofrecen canciones melódicas e incluso sonidos indie que saca a la luz la transformación y versatilidad de su música.
Terminando el primer tercio del concierto, entra en escena Yiyo de la Rivera (Miss Garrison, Nicole), quien acompaña en los sintetizadores y guitarra en un par de canciones. Su presencia en el escenario da ciertos indicios de quien se sumaría después.
Justo iniciando una de sus canciones, se oye un susurro femenino en el micrófono. Por un costado del escenario, en un conjunto lila de cuero, asoma Nicole e interpreta Dos, sencillo del 2017 que la banda reversionó junto a Francisca Valenzuela.
El escenario compuesto de cinco plataformas adornadas con luces led en sus bases, dan lugar a cada integrante de la banda: el baterista Benjamín Galdames, Fernando Lamas (guitarra), Sebastián Gallardo (voces y guitarra), y Sebastián Lira (bajo) conforman la agrupación, la plataforma restante era para el invitado “Yiyo” de la Rivera, en tanto, Nicole compartía la plataforma junto a Gallardo, quienes a ratos se dispersaban y corrían para animar al público.
La cantante chilena tras la canción se mantendría en el escenario. El sonido de la batería anunciaba la canción Paraíso, publicada en el álbum Raíz (2018) junto a Fármacos y reversionada como sencillo en 2020 junto a Nicole, que luego se sumaría al EP Reversiones, Vol.1 (2021). En ese momento, con la música sonando, Nicole y Sebastián con micrófono en mano bailaban contagiando a todo el público en un compás, pese al reducido espacio entre las butacas.
El clímax del concierto, como para tomarse un respiro de las emociones, viene con guitarra acústica y en soledad. Las luces de los celulares alumbran el teatro. Suena Luna canción colaborativa junto a Fernando Milagros y que se integra al ya mencionado Raíz (2018)
Todo cambia abruptamente con su canción Giros de su más reciente álbum publicado. Un debut en los tablones del teatro y en los sentidos de su público.
Dicha canción, al entrar la guitarra electroacústica al escenario parecía pronosticar el mismo matiz que ofrece el sonido unplugged de la banda. Sin embargo, es en su desenlace que lo rompe todo.
Fernando Lamas, con un riff de otra canción, cambia todos los esquemas. Espontáneamente los sentados salen disparados de sus asientos y la música como brasa encendida reposa en la piel de la audiencia. Algarabía absoluta.
Corazón Negro (2024) el álbum que debutó con el show, es una nueva puerta musical que abren, pero que se encuentra solo a un pasillo de distancia con las puertas que dejaron entreabiertas en cada álbum pasado.
Tras la salida de los músicos de escena, se escucha espontánea y tímidamente en el segundo piso del teatro y las primeras filas, un clásico cantico para que los artistas vuelvan al escenario. Entre aplausos y voces que se suman al llamado del público pidiendo más, We Are The Grand entra en escena.
Su encore, viene con uno de sus grandes hit Al Despertar del álbum Volver (2016). En dicho momento, no había alma sentada en Teatro Oriente ni voz silente. La canción no tenía fin entre cada invitación de Gallardo a corear, el álgido destino del concierto pese a concluir quedaba resonando en los corazones de sus fanáticos, probablemente no tan negros como el cielo de dicha noche de junio.