En entrevista con SACH, la primera chilena nominada a Mejor Actriz en los Premios Goya habla sobre su papel en la cinta y su camino en las artes escénicas.
Luego de una exitosa premiere en el 48º Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), este jueves 7 de noviembre se estrena en Chile “La contadora de películas” (2023), una adaptación de la novela homónima de Hernán Rivera Letelier que cuenta la historia de María Margarita, una niña que, ante los problemas económicos de su familia y vecinos para ir al cine, se convierte en una narradora de historias que brinda alegría a su pueblo minero ante la cruda realidad que les aqueja.
Dirigida por la cineasta danesa Lone Scherfig —cuya filmografía incluye películas como “Wilbur Wants to Kill Himself” (2002), “An Education” (2009) y “One Day” (2011)—, la película es una carta de amor al cine que fue descrita por la crítica especializada como una obra “minuciosa sin caer en subrayados, sobria pero contundente, tanto en la puesta en escena como al timón de las interpretaciones” (Antonio Trashorras, Fotogramas) y destacada como “un recorrido vital cargado de injusticias y pobreza, herido de abusos e incomprensión, escrito con el vacío del abandono, terriblemente castigado por las manos de una desgracia llamada capitalismo heteropatriarcal y levemente redimido por un milagro llamado cine” (Rubén Téllez, El antepenúltimo mohicano).
Junto a los comentarios favorables de la prensa, la película resultó nominada a los 38° Premios Goya en tres categorías: Mejor dirección artística, Mejor diseño de vestuario, y Mejor actriz revelación para su protagonista, Sara Becker, cuya interpretación de la versión adulta de María Margarita le valió ser la primera mujer chilena en ser nominada a esta categoría, con tan solo 21 años.
“Yo creo que tal vez quedé en el personaje por la misma relación que tengo con las ficciones a lo largo de mi vida”, comenta en exclusiva a Solo Artistas Chilenos. “La ficción siempre ha sido para mí un poco más importante que la realidad y en ‘La contadora de películas’ María Margarita me entregó la capacidad de empoderarme de eso”, asegura.
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Cuando el juego se hace verdadero
La historia de Sara Becker y las cámaras se remonta al 2013. Aquel año —y con tan solo 11 años— comenzó a participar en los talleres de actuación de la escuela de talentos de Moira Miller, quien para entonces era la directora de casting en TVN. Este vínculo derivó en su participación en la teleserie “El regreso” (2013), encarnando a Sofía Alcántara, la hija mayor de Fátima Massar (Alejandra Fosalba). A medida que pasaron los años, participó en producciones televisivas como “El amor lo manejo yo” (2014), “La colombiana” (2017), “Irreversible” (2017), “La cacería” (2018), “No nos quieren ver” (2021) y “Juego de ilusiones” (2023).
Sin embargo, la conexión de Sara con las artes escénicas podría incluso llegar a rastrearse a su infancia: sus juegos favoritos eran disfrazarse, cantar y bailar. “Creo que los niños en general tienen una relación con el arte mucho más libre”, comenta. “La relación que hay con el espacio de juego es distinta porque cuando uno es niño la ficción y la realidad no se diferencian mucho. El poder haber tenido la posibilidad de creer en esas fantasías me determinó mucho como persona, no solo como actriz. El poder desarrollarme y tener un espacio cómodo en la infancia, por supuesto, generó beneficios a la hora de crecer”, afirma.
— Desde muy temprana edad tuviste el apoyo de tus padres, llegando incluso a participar en una academia de actuación con Maitén Montenegro, ¿cómo fue tu paso por ahí?
¡Los talleres con Maitén eran geniales! Mezcla la actuación, la música y el baile en un aula. Y eso es súper beneficioso para alguien que quiere eso. Yo se lo pedía a mis papás porque tenía mucha energía, y muchas ganas de bailar y crear cosas todo el tiempo. Pero claro, también es un privilegio. No todos los niños en Chile —menos en Latinoamérica— tienen la posibilidad de acceder a buenos talleres de arte. En ese sentido, tener una familia detrás ha hecho que siempre pueda hacer lo que amo. Si mis papás y mi familia no me hubieran apoyado, no sé hacia dónde habría continuado mi camino.
— Hablando de caminos, ¿cómo llegaste a ser parte de “La contadora de películas”?
Por casting.
— ¿Y qué tal el proceso?
Fue un casting larguísimo. Comencé el proceso cuando la directora iba a ser Isabel Coixet, pero en pandemia no pudo seguir en el proyecto y ahí contrataron a Lone Scherfig. Entonces fueron como dos o tres años de mandarse mails; llegaba después de dos meses un casting, después de tres meses otro casting… pero era todo súper lento. Era un sueño quedar. O sea, todavía lo es un poco. Que Lone me haya elegido como su María Margarita es un regalo demasiado grande. Todavía no lo puedo creer.
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De Chile al mundo
Al ser una coproducción chileno-española-francesa, “La contadora de películas” cuenta con un elenco internacional en donde no tan solo destaca la presencia de actores nacionales como Pablo Schwarz, Alondra Valenzuela, Mario Horton y Max Salgado, sino que la participación de la argentina Bérénice Bejo, el español Antonio de la Torre y el hispanoalemán Daniel Brühl.
Pero a pesar de la mezcolanza de acentos y ser una película pensada para una distribución internacional, el guión escrito por Isabel Coixet, Rafa Russo y Walter Salles no escatimó en chilenismos, brindándole mucho cariño a las palabras con “ch”.
“Todo eso fue súper guionizado”, confiesa Sara Becker. “Moira Miller, la coach de actores, trabajó el acento chileno con Bérénice Bejo y Antonio de la Torre durante un buen tiempo. Estuvieron semanas ensayando el guión de la peli y sus chilenismos. A Lone le interesaba mucho hacer una película que en Chile la sintieran chilena, porque si bien la historia es muy chilena también existía para ella una responsabilidad al venir de un lugar tan lejos. El idioma y el lenguaje la acercaron al territorio, así que una buena adaptación era su manera de agradecer”, nos cuenta.
— ¿Cómo ha sido la recepción de “lo chileno” fuera de Chile?
Afuera de Chile se entiende poco “el chileno”. Es un acento al que no están todos acostumbrados, a diferencia del mexicano o el argentino, por ejemplo. En ese sentido, el valor que le otorga la película al acento chileno es muy bacán. Me encanta que sea así; que sea protegida la chilenidad de la película.
— Como espectador, creo que resulta inevitable caer rendido a la inmersión temporal de la película, debido a su dirección de arte y vestuario que remite a las salitreras y el Chile de los sesenta. ¿Cómo fue para ti transportarte a esa época?
¡Fue una locura! Ahí es donde la ficción y la realidad se te traspapela. El estar en el norte y vestirse de la época y mirar alrededor del pueblo reconstruido para la película era una situación de puro amor por el arte. La cantidad de gente que estaba trabajando allí, desde el equipo de utilería, arte, cámara, grips; todas las decisiones que se tomaban eran importantísimas, por mínimas que fueran. Como pasa por el arte y por el vestuario, todas las decisiones siempre me involucraron. Siempre pude estar ahí creando con ellos.
— Una vez filmada, ¿cuándo pudiste ver la película por primera vez? ¿En TIFF?
Sí, esa fue la primera vez. ¡Fue impresionante! Me sentí tan agradecida de haber podido estar ahí. Justo a esa función fue Viggo Mortensen.
— Oh, guau.
Yo no lo podía creer. ¡Fue muy impresionante! Aunque claro, lo más impresionante de todo fue terminar la función y tener ese recibimiento y ese aplauso, y después de 20-30 minutos empezaron a salir las críticas ¡y todas excelentes! Recuerdo eso como una de las mejores noches de mi vida.
— En TIFF, el rol del público es clave. Y en la narrativa de la película, también resulta clave la relación de las audiencias con el cine. ¿Cómo fue la recepción del público canadiense con una historia que resulta tan chilena como transversal?
Al público canadiense le impactó mucho la imagen de la película; lo inhóspito del lugar, eso se repetía mucho en los comentarios. Pero más allá de eso, como dices tú, es una película que trasciende el territorio porque la historia, a pesar de ser local, emociona a cualquier otra persona que ame el cine… ¡o ni siquiera! Cualquier persona que vea la película tiene la capacidad de relacionarse con María Margarita, y en ese vínculo se genera todo este aprendizaje de lo importante que es hacer comunidad en el arte e ir al cine como espacio físico. Eso creo que fue lo que más le aplaudieron a la película; el valor del cine como espacio cultural a convivir.
— Ahora que la película llegará a cines chilenos en noviembre, ¿qué recepción esperas que tenga?
Creo que le va a ir bien a la peli. Es muy bonita y los chilenos somos muy emocionales. Lleva mucho de nuestra cultura. Espero que las salas se llenen y la gente disfrute la película.
— A comienzos de este año, coronaste una década de actuación con una histórica nominación como Mejor actriz revelación en los Premios Goya, siendo la primera chilena en hacerlo. Ante un futuro tan promisorio, ¿cómo ves tu carrera en 10 años más?
Deseo poder diversificarme a crear más cosas. Me gustaría ser cineasta, de alguna forma. Amo mucho el cine y me gustaría dedicarme al él desde distintas veredas.
— Qué lindo.
Sí, lo amo.
“La contadora de películas” (Lone Scherfig, 2023) tendrá su estreno nacional el jueves 7 de noviembre. Distribuye Diamond Films Chile.