Recuerdo la primera vez que escuché “Yo la quería”, fue por medio de mi papá. Fue escuchar una banda de otro planeta, estaba tan acostumbrado a las canciones donde hay coro y melodías en la voz. Esto era totalmente hablado. No era rap, era simplemente un tipo relatando un testimonio bastante particular. Todo esto en un sonido como de ciencia ficción post-apocalíptica que de pronto se transforma en un monstruo lleno de distorsión. Es de esas canciones que te impactan por lo únicas que son.
¡Viva Chile! se llama el debut de la banda nacional Electrodomésticos lanzada en 1986, por lo que debido a su trigésimo aniversario pretenden celebrarlo a lo grande el 1 de Septiembre en el Teatro Nescafé de las Artes. ¿Por qué es tan importante este disco en la historia de la música popular chilena? ¿Vale la pena revisarlo ahora si ha pasado tanto tiempo? Si no has escuchado este álbum o pretendes revisarlo te invito a que leas el siguiente análisis y contemples su poderío:
Primero, un poco de historia. ¿De dónde salieron estos tipos?. En los años 80’ Silvio Paredes y Ernesto Medina ya estaban haciendo música experimental hace un tiempo y en un momento conocieron a un joven muy especial llamado Carlos Cabezas. Formaron la banda bajo el nombre Electrodomésticos y empezaron a mostrarse en diferentes performances artísticas, muy ácidas con absolutamente todo lo que había en ese entonces. Pero si vieras el tipo de performances que ellos hacían con máscaras de soldador y sus experimentos con máquinas de sampleo, cintas, etc. te darás cuenta que no encajaban con la música que se hacía en ese entonces.
Afortunadamente EMI les contrató para que graben su primer disco. Y sus primeros discos fueron producidos por Hernán Rojas, un hombre de radio conocido por los fanáticos del rock. Pero si bien estaban en una empresa disquera muy grande busca-hitazos y millones de copias vendidas, no transaron en ningún momento en su sonido de manera que llegaron a hacer uno de los discos más atrevidos que se habían hecho hasta el momento.
Ok, vayamos a lo que nos convoca. La idea es que lo escuches junto a nosotros a medida que leas. Apreta play aqui. Se escucha a un hombre y una mujer conversando. ¿Esa voz femenina se te hace familiar? Es la mismísima Yolanda Sultana contando de sus especiales capacidades y buenos deseos para el país con el locutor Carlos Bencini. Entramos de a poco en las sonoridades de la banda a medida que siguen hablando, en una progresión jazz-funky. El guitarrista Ernesto Medina improvisa con su guitarra distorsionada haciendo un clímax , mientras Yolanda dice varias veces ¡Viva Chile!. Qué manera más curiosa de empezar un álbum.
Seguimos con “Cariño Malo”, la voz de Carlos Cabezas se hace casi indescifrable al ser filtrada por medio de diversos efectos mientras las guitarras siguen en esta senda funkera pero dominado por la danceable progresión de acordes de los sintetizadores. El solo contiene una fuerza visceral brillante que lo hace totalmente efectivo para las intenciones del track.
Se oye otra voz, “No estás viviendo bien” está protagonizado por el famoso predicador estadounidense Jimmy Swaggart, quien en la época dominaba la televisión en sus atractivos discursos religiosos hasta que descubrieron que lo pasaba bien con prostitutas de vez en cuando. Pero, ¿acaso la banda nos estaba dando un mensaje cristiano? Claro que no, esto es una lectura totalmente irónica de lo que en la época se consumía y se escuchaba en todos lados mientras ocurrían otras cosas. Eran los 80’, ustedes saben de qué hablo. Era un llamado al despertar de esa hipnosis colectiva que sufría mucha gente en Chile. La instrumentalización en esta canción es más poderosa que nunca, llegando hasta la locura en el climax.
“Del Pájaro” parte en un interesante beat hasta que se unen los sintetizadores. Esta vez acompañando a la voz de Zulma, conocida como “la brujita caramelo”. Ella era una mentalista argentina que al igual que Yolanda ofrecía sus servicios hablando del horóscopo en las radios y televisión chilena. La música en este caso es más alegre y pegajosa en sus melodías aportando una dosis de sicodelia que hasta Tame Impala desearía en nuestros días, juntándose de manera ideal a la palabrería de la fallecida brujita.
“Gritzko (el gitano)” le agrega una dosis de velocidad y sensualidad al álbum. Tal cual como el nombre lo avisa, la guitarra solea melodías arábicas mientras se oyen algunos audios subidos de tono (No es necesario que describa que está ocurriendo, ¿cierto?). El ritmo cardíaco sube un poco preparándonos para lo que viene. Ahí se acaba el lado A.
Damos vuelta el cassette y ponemos play de nuevo. Teclados, un beat…si, ya les introduje un poco esta canción antes. Escuchamos “Yo la quería”, probablemente el punto más alto del disco. Empieza este extraño relato en donde un tipo relata cómo asesina a su novia. Inspirado en el “Chacal de Nahueltoro” pero en un contexto más urbano. La música tiene dos secciones marcadas. La parte hablada bajo un sonido más ciencia ficción muy electrónico y la parte más rockera llena de guitarras distorsionadas justo en el momento en que explica el momento del asesinato.
El videoclip de esta canción es realmente épico debido a que está cargado de una artística visión de la imagen. Dirigido por Pepe Maldonado, utilizaron muchas fotografías de Carlos cabezas y con garabatos encima de la boca con un plumón da ese efecto de que estuviese hablando.
Tomamos un respiro y seguimos con “Andy Panda va a Alemania”. Aquí samplearon a Adolf Hitler claramente, en un juguetón ritmo con diversas dinámicas en lo instrumental. En esta época los ritmos eran totalmente hechos por máquinas. Es interesante pensar el hecho que hoy optan por tener una baterista en nuestros días, la gran Edita Rojas.
“Tai Tai”, sigue en esta senda “internacional” sampleando las voces de alguna mujer oriental. La instrumentalización es más ruidosa pero al mismo tiempo siento que es muy adelantada, parece cualquier track electrónico de esta década en sonoridad. Silvio Paredes se luce más con su bajo lleno de onda y slaps. Eso es un elemento brillante de Electrodomésticos, no es solo experimentar, también saben hacer bailar.
Y empezamos a despedir el disco con “Sírvase una empanadita”. Un gringo intenta hablar algunas frases en castellano mientras los teclados hacen una progresión más oscura y disonante mientras que la guitarra toma la batuta haciendo un solo descomunalmente ruidoso. La máquina de beats va haciendo diversos ritmos llenos de potencia que parecen balas. El climax se frena de improviso para un delicado final de cuerdas.
Este disco representa una muestra de libertad en un momento donde la juventud estaba un poco privada de ello. Y Electrodomésticos no desechó en ningún momento la oportunidad de dejarse llevar por los ritmos y melodías mientras se mofan de la masiva «estupidización» de los medios mientras las cosas importantes quedan en segundo plano como nuestras propias vidas (como que suena un poco familiar , ¿no?) . Es por lo mismo que escuchar “¡Viva Chile!” 30 años después significa tanto o más que antes.
Los músicos y fans deben recordar hoy en día que el atrevimiento a cosas distintas es lo que hace a las bandas tan grandes. De que si vas a hacer una “crítica social” no es malo hacerlo con un sentido del humor. De que reflexionemos de las cosas que escuchamos y vemos día a día.
Por último si nada de esto te importa, la musicalidad de este álbum te hará bailar y sentir muchas emociones, de la alegría a la rabia. No importa cuántas veces escuches este álbum, siempre tiene algo que te atrapa. Feliz cumpleaños a una obra maestra.