Educador de profesión pero con el alma y el ímpetu de un artista veraz, su poemario debut es un paisaje de retazos del mundo y la vida. “Puedo escribir los versos más cuáticos esta noche”, profesa. Escribir por ejemplo desde el apocalipsis social en una apuesta por un texto que hace guiños a Parra, Huidobro, Neruda y De Rokha, entre otros grandes de la poesía nacional.
Alejandro Medina Correa (38) es un escritor y poeta nacido en San Carlos, Ñuble. Es profesor de filosofía, académico y directivo de un colegio. Sin embargo, ha dedicado casi dos décadas a la gestión, promoción y creación cultural. Editó recientemente el libro Poemario Inservible; publicado y disponible en Filacteria Ediciones (2023); compone 36 poemas, divididos en tres partes.
Desde la otrora cuna de la ruralidad chilena, en el pueblo que vió por sus calles a Violeta Parra y su clan de hermanos (dentro de los cuales estaba el físico, matemático y antipoeta, Nicanor Parra), la poesía de Alejandro Medina considera para su creación elementos sociales, políticos, amorosos e íntimos desde una mirada cotidiana, donde lo simbólico se entrelaza con la realidad, tratando de darle sentido a la palabra dicha y a los pensamientos.
La primera obra, titulada “Escombros sociales y políticos”, plantea en términos generales una estética subversiva: Primero, en cuanto a la reformulación de 2 poemas íconos de la poesía chilena, como lo es el Poema 20 de Pablo Neruda y Arte poética de Vicente Huidobro.
El manifiesto, según el hablante, es que “puede escribir los versos más cuáticos esta noche”, pero desde una mirada hacia la realidad circundante que sí es verdaderamente triste, mucho más que la noche estrellada que mira el hablante de Neruda. Bajo las estrellas, entre puentes y a ras de piso, surgen las luces de las pipas “pastabaseras” a los pies de desvencijados edificios. El apocalipsis que se retrata es social, y los versos son como cuchilladas que pretenden rasgar esa sociedad. En ese sentido se replantea el ya nombrado poema de Vicente Huidobro en un tono sarcástico, estableciendo que el “hambre es un pequeño dios” y alienta diciendo “por qué lloráis oh trabajadores / haced de la cesantía un poema”.
Una prosa escrita en código punk, con alusiones a ideas icónicas y populares, se comienza a entretejer un discurso que ironiza la vida del mundo al que llama como “transmoderno”, en el contexto de una sociedad mercantilista, consumista, desclasada y despolitizada. La crítica apunta, por ejemplo, a la banalización de la lucha mapuche por el vicio mediático y así se va vaciando el sentido de una voz sumisa ante el poder. Cierra esta primera parte la apropiación resignificada del hablante parriano en el poema El hombre imaginario, personificada en un profesor imaginario, endeudado y sumido en la rutina docente imaginaria.
En definitiva, encontramos la subversión estética de los íconos culturales chilenos como Neruda, Huidobro y Parra, actualizando un discurso social antihegemónico en un lenguaje urbano-punk.
En la segunda parte el hablante dirige su expresión hacia un objeto poético femenino. Las emociones son desechos que se expresan en ocasiones en forma de hipérbaton, como una manera de recalcar la desorientación del abandono. En los poemas siguientes el hablante muta hacia una voz propositiva y aventurera. Continuando con la lógica del desecho emocional y la desorientación, éste parece buscar consuelo en la imagen femenina mediática idealizada (como en el poema Sasha Grey); en la propuesta de una huida desesperada (Arranquémonos); o en la imprecisión de un tiempo que pretende recuperar (Nunca es tarde) o en la imagen difusa de una amante evasiva (No sé quién eras). Cierra esta parte un poema reivindicador de la mujer en la sociedad, la historia y la vida (Mujer).
La tercera parte y final conjuga el tono social e intimista abordado antes, construyendo un collage de experiencia y reflexiones sobre el mundo y la vida. Después de leer, cabe preguntarse en consonancia con el título de la obra: ¿la poesía debe poseer alguna utilidad o servir para algo?Quizás algunos clásicos amantes de la poesía dirán que sirve para soñar, para olvidar, para recordar, para tomar conciencia, para reflexionar y un largo etcétera de utilidades. No está demás decir que preguntarse hoy por el sentido de la poesía es como preguntarse por el sentido de la vida. Quizás el mundo, la vida y la poesía no sean más que retazos de palabras e imágenes que no sirven para nada.
El libro Poemario Inservible de Alejandro Medina está disponible en Filacteria Ediciones.cl y puedes leer un extracto a continuación: