Benjamín Walker carga con dos discos de larga duración, una gira teatral por méxico, un premio pulsar y una formación ligada al mundo del derecho. A pesar de su corta edad, para el promedio de músicos chilenos, cuenta con un trayecto importante y sólido que lo ha convertido en un artista promisorio dentro de nuestra biblioteca musical. En compañía de su guitarra ha desarrollado un catálogo de canciones cálidas y poéticas que buscan abrazar a quien sea que las escuche, dejando claro su virtuosismo con el instrumento y su destacado timbre vocal.
“Brotes” (2017) nos trae una faceta más misteriosa y calmada del cantautor, en dónde podemos encontrar una melancolía constante acompañada de sutiles arreglos con banda que ayudan al disco a caminar con delicadeza, mostrando la intimidad de un hombre más adulto y con más experiencia a diferencia de “Felicidad” (2014) en el que encontramos un disco más misceláneo y narrativo.
El turno de su estreno en público fue durante la noche del viernes 09 de Septiembre en Sala Máster, favorita de muchos de los que disfrutamos escuchar música. Martín Berrios fue el invitado de honor, estrenando un formato nuevo que incluía secuencias y bajo eléctrico. Walker ha mencionado constantemente la admiración por Casa Salvaje (2016) y no fue extraño que sucediera esta invitación. Martín tocó un par de canciones, todos estrenos que formarán parte de su nuevo LP que está grabando y produciendo en su homestudio. Podemos encontrar una manufactura especialmente bonita en las canciones de Martín, con toques de juventud y con una voz particularmente atrapante, que permite generar un llamado a la atención y a la escucha.
El escenario se vestía de living, muchas alfombras y lámparas maquillaban los espacios entre los instrumentos y amplificadores. Con la entrada de la banda se sintieron los primeros aplausos, junto a Benjamín entraba una de las sorpresas de la noche, un cuarteto de cuerdas. La encargada de romper el hielo es la misma canción que titula el segundo album de Walker, “Brotes”. La incorporación del cuarteto se robó gran parte del show, aportando una magia especial a la primera parte que sólo tuvo canciones del nuevo disco. Siguió con “Su mirada”, “No basta con amar” y “Que me lleve el mar” en dónde fue imposible no deleitarse y disfrutar de la magia sonora que las cuerdas le dieron a cada canción.
Benjamín comenzó a soltarse y llegó el turno la nueva versión de “Tu valor” en conjunto con el productor del disco y gran influencia del nuevo sonido de Walker, el cantautor Javier Barría, quien oficializó esta alianza con Walker hace un tiempo atrás con la presentación de este single y que se consolidó en el trabajo de todo este nuevo álbum. Tuvimos el placer de presenciar la nueva versión del single regrabada en los estudios Triana, con la compañía del cuarteto y sus nuevos arreglos, lamentablemente el invitado tuvo unos problemas técnicos que impidieron que sonara la guitarra, lo que terminó generando una situación cómica con el roadie Pablo Florit que ayudó a relajarse y reír en más de alguna ocasión.
En un momento más acústico e íntimo Benjamín agradeció al equipo y a su familia por el apoyo brindado durante este tiempo y dio espacio para acercarse al público conversando, contando anécdotas y una que otra broma entre mientras cantó “Golondrina” para luego leer los versos de un poema.
Este nuevo album vino a mostrarnos un sonido más introspectivo que sin dudas fue consecuencia de la gira teatral “La heroica república del sillón rojo” que tuvo a Walker, Barría y Carolina Nissen ensayando, estudiando y conviviendo juntos por tres meses durante el 2016 en México y Colombia. Durante el viaje y paralelo a la obra el trío presentó un formato en distintas ciudades, en donde cada uno tomó un rol y acompañó al otro en sus canciones. Finalmente entró Carolina Nissen y en conjunto con Barría presentaron “Celoso” y “Lo que aprendí”, del repertorio de ambos, junto a Benjamín quien tocó una caja con plumillas mostrando su versatilidad musical en esta muestra de cariño frente a sus compañeros de viaje y música.
Comenzó la segunda parte del show con más energía, escuchando la batería y los arreglos más intensos. Un repaso por algunas canciones de su primer disco y por su reciente single “Duelo” encendieron al público y lograron construir un sentimiento de reciprocidad en el ambiente. El show llegaba a su fin con “Felicidad” consagrando un momento y conmemorando sus primeras canciones. Benjamín se mostraba seguro y contento con el trabajo que estaba presentando y su público no lo dejó partir, faltaban dos canciones regalonas del repertorio: “Daniela” y “Sigues en mi” despidieron un show especial y que inicia el comienzo del nuevo sonido del cantautor.
Sin dudas “Brotes” es uno de los aciertos del año, porque entrega algo especial, trabajado y que gusta. Once canciones llenas de historias y emociones personales, que se acompañan con arreglos llenos de melancolía y que transforman este disco en algo medio incidental, dónde al terminarlo te quedas con la sensación de haber visto una película media triste, pero bonita. En el jardín de Benjamín ya se miran dos plantitas, se siente el crecimiento de una semilla que se plantó y se ha transformado en canción, y tal como lo dijo Walker en medio del show, cuando leyó unos versos de “Cartas al joven poeta” de Rainer María Rilke “Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad”.