Reseña por Catalina Alfaro y Francisca Sanhueza.
El Festival Internacional de Cine de Valdivia (FICV) con su 24a versión, es uno de los festivales de cine más importantes del país, donde se estrenan de forma inédita buena parte del trabajo cinematográfico del último año tanto en Chile como de otros parajes del mundo. Es así como la abundante programación y junto con la hermosa ciudad de Valdivia convierten este evento en un imperdible de ir y venires entre bosques y películas. Una experiencia que todos los chilenos deberían vivir y que los mismos valdivianos al parecer no disfrutan tanto o no están tan al tanto de cómo sucede.
El programa del FICV está lleno de panoramas y se vuelve difícil armar un plan sin perderse alguna actividad interesante entre medio, falta tiempo para poder disfrutar de todos los sabores que entrega, pero eso también se vuelve un detonante atractivo para tomar decisiones y conocer nuevas propuestas.
Este año el festival abrió nuevos espacios como “Voces” y “Cinemás”, la primera contaba con distintas charlas abiertas para todo público con temáticas relacionadas al cine, financiamiento y temáticas sociales. La segunda ofreció música nacional al costado de la costanera, cortometrajes y una activación al espacio público de manera gratuita. Por primera vez en la historia del festival se integró la música como parte de la programación con bandas como Denise Rosenthal, Silvestre, Trementina, Thementes y Homínido, Virgen Negra, Negro e’ pobla, Negra Macumba y Juanito Ayala. Destacando la presentación de cierre del día viernes con el magnífico show de Pascuala Ilabaca quién mostró una propuesta de calidad y a la altura del Festival.
Cabe mencionar que este año fueron más premiadas que premiados, queremos destacar aquí al premio al mejor largometraje Chileno: “Tierra sola” de la directora Tiziana Panizza, registrada en Isla de Pascua, quien nos retrata la historia de la isla más apartada del mundo, sus habitantes y su particular prisión.
El Premio del jurado a Largometraje chileno y el premio al mejor largometraje internacional también tuvo dos mujeres, que junto a su equipo nos mostraron historias justamente de mujeres, mujeres de latinoamérica, desde el cotidiano y la poesía de la costa del desierto de Chile (“Desierto no cierto” de Nathaly Cano) a la vida de mujeres en los complejas calles de las favelas de Brasil (“Baronesa” de Juliana Antunes). Interesante destacar a estas ganadoras en estos certámenes tan importantes, sobre todo en relación a los espacios de exposición de creadoras mujeres, a las temáticas contingente en nuestro continente y al rol de la mujer en nuestras sociedades. Estamos especialmente felices por ellas.
En Chile se están moviendo las artes y aunque sabemos lo complejo que es poder desarrollar propuestas artísticas en este país es importante que las apoyemos, difundamos y participemos de cada una de las instancias. Hacemos un llamado a formar parte de las futuras versiones de este festival y ser agentes activos de lo que sucede en las ciudades de nuestro país.
Destacada de SACH: «La Isla de los Pingüinos»
A pesar de que no obtuvo galardones ni menciones especiales, una de las películas que el público más ovacionó y disfrutó fue el largometraje “La isla de los pingüinos” del director Guille Sohrens que retrata desde la ficción la historia de un colegio particular subvencionado durante el movimiento estudiantil del año 2006. Una temática no menor y cercana a los jóvenes, con un lenguaje moderno y divertida, crítica y dolorosa, pero a la vez esperanzadora y ágil.
Sin duda el soundtrack de la película destacó por su gran repertorio chileno: Jorge González, Camila Moreno, Los Angeles Negros, entre otros y por los arreglos del compositor Andrés Valdebenito. Cabe mencionar que esta película fue financiada a través de un crowdfunding y cuenta con las actuaciones de Lucas Espinoza, Rallen Montenegro, Juan Cano, Paulina Moreno, German Díaz y un cameo especial de Anita Tijoux.