Luego de una gira internacional que lo ha llevado a diferentes países de Latinoamérica, Benja Walker está a punto de concretar uno de los álbumes musicales más ambiciosos y completos de su carrera, el cual contó con la participación de Francisco Victoria en la producción y verá la luz en 2024. En conversación con SACH, repasa cómo ha sido su vida en México, los detalles del lanzamiento de su disco y los últimos diez años que le ha dedicado a la música.
Lunes 27 de noviembre. Benja Walker se despierta a las 6:00 de la mañana en Montevideo luego de haber realizado un concurrido show en Sala Corchea. Se levanta para tomar un taxi que lo lleva a la estación de buses. Desde ahí parte rumbo a Colonia, donde se subió a un barco en dirección a Buenos Aires y, una vez ahí, por increíble que parezca, lo esperaba un avión que lo dejó en Santiago de Chile.
La maratónica travesía por cielo, mar y tierra (literalmente) tiene un objetivo: realizar cuatro fechas en nuestro país que lo llevarán también a Concepción y Quilpué, en la antesala del lanzamiento de su quinto álbum en diez años de carrera. Hoy, sentado desde su departamento en la capital, hace una reflexión por todo lo que la música le ha traído a su vida.
“Estoy cansado, pero me siento bien de espíritu”, contesta cuando le preguntamos sobre cómo se sentía. Y con razón, porque el intérprete ha estado viajando de ciudad en ciudad para llevar su música a Bogotá, Medellín, La Plata, Buenos Aires y, hasta hace una semana, Montevideo. Lo que sigue se desarrollará en nuestro país en cuatro fechas, que iniciaron con su presentación en el Teatro Nescafé de las Artes el pasado 5 de diciembre.
— ¿Qué se siente viajar llevando tu música a diferentes partes del mundo? Es el sueño de todo artista…
“Es parte del sueño infantil que tenía cuando empecé a hacer esto. Para qué vamos a mentir, ser músico era, en mi cabeza, cumplir esa bohemia de hacer lo que he estado haciendo en las últimas semanas. Tener una noche con quince cantautores en Bogotá, que aparezca Pedro Guerra de la nada, toquemos unas canciones y al día siguiente en Medellín me junto con Alexis Díaz Pimienta, un poeta que admiro mucho, almorzando con él, improvisando en décimas. Después ir a conocer Montevideo, pasear con un filósofo que estudia la murga, no sólo en Uruguay, sino que en todo Latinoamérica y que de hecho estuvo en Chile haciendo un catastro de cuántas Murgas se han hecho… y después llegar a la noche a tocar en mi show. A veces siento que soy uno de esos relatos de los detectives salvajes (risas)”.
Y es que, según cuenta el intérprete de La vuelta de los días, todo se condensó en este 2023, por lo que no ha estado ni siquiera un mes de corrido en su casa. Y eso le ha pasado un poco la cuenta, tanto física como mentalmente. “Estoy raja porque ha sido un año difícil en lo personal también y ha sido difícil digerir y muchos sentimientos”, cuenta.
Sin ir más lejos, el lanzamiento de su siguiente disco de estudio estaba programado para principios de noviembre, sin embargo, lo atrasó para poder ir con más calma y tener la oportunidad de tomarse, por primera vez en su carrera musical iniciada en 2014, tres semanas de vacaciones, las que comenzarán después de su presentación en Quilpué.
“Llevo nueve años seguidos sin tomar vacaciones. Y suena exagerado, pero es cierto. No me voy a quejar, porque es el estilo de vida que siempre deseé tener, pero desde que lancé mi primer disco (fuera de entre navidad y años nuevo, donde no hay nada que hacer porque nadie hace nada), no me he tomado un descanso de mi trabajo”, indica quien en 2019 representó a Chile en la Competencia Folclórica del Festival de Viña del Mar con su canción Y arderán.
— ¿Por qué tomaste esta decisión?
“Mi cuerpo me dijo que necesitaba parar. Sin ir más lejos, iba a lanzar mi disco hace dos semanas y lo corrí para enero, porque sentía que me estaba metiendo en un loop en el que volvía a hacer esto de sacar un disco, lo cual implica contar un relato, irme de gira… Yo soy bien manija con esto de contar un relato, que cada disco tenga su universo propio, su estética y sigo siendo un artista independiente, entonces decidí parar por cansancio”.
Respecto al destino, el cantante de 31 años planea irse a algún parque nacional a acampar, como solía hacerlo en sus días de scout. “Quiero pasar el año nuevo solo en una carpa, despertar el año 2024 y que sea un momento tranquilo conmigo mismo”, afirma el autor de Octubre, quien por cierto cumple años el 3 de enero.
El oficio de la canción
Fue en 2020 que Benja Walker dejó Chile para irse a vivir a Ciudad de México, una decisión que ya habían tomado conocidos artistas nacionales como Mon Laferte, Rulo y Paz Court. Al consultarle por este cambio y su proceso de adaptación, el artista confiesa que si bien subestimó tener que alejarse de su círculo de confianza, esto también ha traído cosas positivas, tanto en el plano personal como musical.
“Creo que subestimé lo fuerte que es alejarte de tu entorno inmediato, de tu grupo humano de contención, cotidianidades que te hacen digerir el día a día y olvidar ciertas cosas que al estar afuera, te las empiezas a arreglar solo. Reconfigurar tus grupos de confianza… esas transformaciones implican procesos emocionalmente fuertes. Esa adversidad de darte a conocer a un grupo humano nuevo, que te conozcan en un contexto distinto me ha ido mostrando cosas de mi que no conocía”, señala el autor de Brotes.
Siguiendo los pasos de otros artistas nacionales que han decidió transformar el Distrito Federal su hogar, Benja señala que lo que lo inclinó a irse fue el “contacto con otros colegas”. “México además de que tiene una población gigante, con muchos artistas y muchas disciplinas, es también una ciudad de paso. Esta equidistancia que tiene con el resto del mundo, y que nosotros no vemos porque somos el último país del planeta, cambia tus posibilidades”, explica.
Y en la misma línea, agrega que “a mí me gusta mucho el oficio de la canción. Por un lado está el salir a tocar en vivo, pero la composición por sí misma es como mi artesanía. Y la artesanía de hacer un oficio depende mucho de dialogar con otras personas y, fuera de que admiro mucho la escena que se cultiva aquí en Chile, me intrigaba mucho aprender y conocer las posibilidades que van ocurriendo en México por ser esa ciudad de paso que es históricamente. Todos caben en México”.
— ¿A qué te refieres con ‘el oficio de la canción’?
«La composición, básicamente. Si es que hago música, es porque, para mí, el formato de un relato que se cuenta con una línea melódica y se acompaña de ciertos instrumentos es un misterio histórico que ha trascendido a todas las culturas y ha sobrevivido a todos los cambios de paradigmas y hegemonías. No hay una ecuación que explique cómo se hace correctamente. Y eso me encanta, porque nunca dejas de aprender a hacerlo o nunca dejas de encontrar en la canción un fenómeno que te vuelva a acercar a ese misterio. Para mí, las artes en general, y en particular la canción, es como la fuente más cercana a una verdad, porque el cuerpo no miente. Algo te emociona o no te emociona. Una canción te hace sentido o no, de cualquier género o cualquier forma. Y cuando hablo de ‘oficio de la canción’ es eso, el cómo hacer funcionar ese vehículo llamado ‘canción’ que te hace liberar cosas que ninguna otra conversación en tu vida te hace liberar, que te hace reír, llorar… En mi caso, me hace querer estar vivo«.
Volver a los inicios
Si bien las canciones de Benja siempre han tenido un punto de partida en común, lo cierto es que también le gusta experimentar otros sonidos en formato single. Tal fue el caso de Quería olvidarte, sencillo que sacó junto a Fármacos hace algunas semanas, que fue el resultado de las ganas de incursionar en estilos como el new wave o, como lo explicó el cantautor, “música que se baila y se llora”.
“Siempre me doy el permiso de explorar un poco fuera de los discos. Darme la oportunidad de que una canción tenga un universo propio y que no tenga que estar amarrado al relato de un álbum. Fármacos me hizo mucho sentido. Diego Ridolfi explora mucho ese universo sonoro medio The Cure”, explica.
Irónicamente, el disco que viene ahora está bastante alejado de eso.
De acuerdo nos reveló Benja, el nuevo largaduración se titula Libre, se estrenará el próximo 26 de enero y está compuesto de 13 canciones. En ellas, navega por procesos internos que le han sucedido en el último tiempo y en lo que, a nivel musical, vuelve a sus comienzos en el folk, con influencias de cantautoras muy recurrentes en su playlist como Adrianne Lenker (vocalista de Bid Thief) y Phoebe Bridgers.
La idea de libertad que sugiere el título del trabajo va más de la mano de un estado que su autor pudo profundizar en los últimos meses. “Es conocerme mejor a mí mismo. Es ansiar una libertad que tiene que ver con perdonarme lo suficiente, con ser libre pase lo que me pase y creo que eso se ve reflejado en la música. Ha sido intenso y difícil, pero lo que ha salido me ha hecho crecer mucho”, explica.
Otro detalle importante es que, a diferencia de sus álbumes anteriores, es la primera vez que Benja invitó a otros artistas a componer las canciones, por lo que “Libre” (2024) también contará con la presencia de Lorena Blume y Luis Henríquez. Y la razón de esto está muy ligada a su estadía en el DF.
“México tiene una tradición un poco distinta a la chilena. En Chile, hacer es muy de nicho, muy personal, suele ser muy biográfica, de contar mi historia, ‘este es mi espacio de composición, no se metan’; en México les vale madres quién compone la canción, con tal de que sea buena. Históricamente, las grandes canciones siempre han sido co-escrituras, gente que se mete en la canción y cumplen distintos roles. Y la decisión la hice yo abrazando la posibilidad de aprender del oficio de otros y de juntarme a componer. El oficio de componer allá no se entiende como algo en solitario”, indica el intérprete.
En ese sentido, un papel importante fue el que realizó Francisco Victoria, quien participó en la producción de la placa y ayudó a Benja tanto a nivel musical como personal, entregando su perspectiva en todas el proceso creativo del trabajo. Sobre eso, señala que el disco es también una “catarsis de mis procesos personales”.
“He logrado ser más directo que nunca en mis letras, evitar eufemismos o metaforear más de lo necesario. Y para mí, que soy bien pudoroso y escrupuloso, ha sido una evolución muy importante. Nunca había publicado una canción que me diera cosita en la guata, siempre dejo que las canciones decanten con tiempo y estar mega seguro de que las quiero publicar, de puro ansioso. Ahora fui muy visceral con las letras, con la música y Francisco una vez me dijo que si te da nervios sacar una canción, es porque va en el camino correcto”, contó sobre su relación con el autor de Marinos.
— ¿En qué punto de tu carrera crees que estás ahora?
“Yo me pregunto la misma hueá”, partió diciendo. “No sé para dónde va esto. Hay ciertas decisiones que quiero tomar después de mostrar este disco (…) Yo siempre he hecho muchas cosas en mi vida, pero también soy disciplinado, entonces voy a cumplir diez años de carrera y me hago preguntas. ‘¿Hice lo que quería hacer?’, ‘¿estoy haciendo lo que pensaba que iba a hacer?’, ‘¿quiero seguir haciendo esto?’… No quiero que por ser disciplinado termine haciendo cosas en piloto automático porque ‘es lo que hay que hacer’.
Y sobre lo mismo, señala que con este disco cruzó “un umbral que se nota mucho” que lo tiene muy orgulloso y contento. “Es que estoy muy seguro de que ese soy yo, a nivel sonoro, de letra, de composición. Creo que logré un equilibrio de muchas cosas que me gustan y de madurez personal. Estoy en una etapa en la que soy más consciente de las decisiones que tomo porque me conozco mejor y estoy viviendo cómo es mi presente ahora que me conozco un poco más después de todos estos años”, finaliza el intérprete.