16 canciones, separadas en cuatro pies de cueca es la muestra del cuarteto chillanejo que se propuso darle una vuelta a un tradicional género musical acercándose a sonoridades experimentales noise rock y de post-hardcore. En entrevista exclusiva con SACH, exponen esta mixtura que ha logrado que su público haga mosh y zapateo a la par.
Entre tantos terremotos, empanadas, anticuchos y asados, Chile también tuvo un gran estreno musical dentro de la escena independiente. Un álbum que se estrenó el 18 de septiembre, día de nuestras fiestas patrias. Aunque no cualquier disco, sino que uno de un cruce único entre cueca, post-hardcore y un ruidoso rock experimental para esos oídos con ganas de más.
Puede que suene una locura, pero eso es lo que nos presenta el proyecto chillanejo Phuyu y la Fantasma en su cuarto trabajo discográfico A| Tetralogía de Bichos y Setas (2024). “Hicimos cuatro pies de cueca, cada uno con su sonido y su concepto lírico característico, pero todas unidas por metáforas de insectos y de hongos”, explica Rodrigo Romero, líder de la banda, a Solo Artistas Chilenos en cuanto a esta nueva propuesta.
Una idea distinta a su antecesora Anticuecas Subterráneas (2021), dado que el proyecto no solo es de Rodrigo (como fue inicialmente), sino que contempla la voz femenina de Catalina Parra (Bitácora Celeste), a su hermano Ignacio Romero en el bajo, y a Oscar Hernández en la batería.
Desde 2023, ha participado con ellos en diversas tocatas en fomato banda. Entre las más exitosas en este 2024, de invitados de Asia Menor en Centro Cultural Rojas Magallanes, y una sesión de Audiomusica a sala llena. Sorprendidos por este recibimiento en Santiago, comentan que “nunca esperamos que hubiera gente que se supiera las canciones, y que bailaran entre ese mosh y zapateo en el público fue muy bonito”.
Un ejemplar rescate de patrimonio cultural en la música
Phuyu es la expresión en quechua de nube, y también un nombre propio de este mismo pueblo. Según la misma banda, es porque “iba a ser música folclórica latinoamericana al inicio”. Y tiene sentido, pues sus influencias principales son Violeta Parra y discos históricos de la Nueva Canción Chilena como Peña de los Parra (1965).
Por lo mismo, siempre estuvo en los genes del proyecto transformar este tradicional género musical y entregarle una nueva estética y sonido como forma de protegerla.
— La cueca sería el principal género en lo que hacen, ¿De dónde surge la idea de darle una vuelta y hacerlo más ruidoso y crudo con tintes de rock de garage?
Rodrigo: Me gusta la cueca y el rock. Específicamente, el noise rock y post-hardcore. Encuentro que la cueca se ha mezclado con otros rock como Los Jaivas, que es más clásico o progresivo, pero es más pulcro. Yo encuentro que la cueca tiene harto de suciedad. Por ejemplo, la cueca chora o urbana, es más bien un canto fuerte y la música más descuidada y rápida.
La cueca es punk, es como “hazlo como te salga”. Las cantoras populares antiguamente también solo cantaban y eso también tiene un espíritu punk. Por eso, para mí, fue natural combinar el ruido con la cueca. No son tan distintos.
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Pero dicha mezcla puede que no sea fácil de escuchar para muchos, pero ellos lo hacen porque les gusta, sin pretensiones de “pegar”, exponen.
La juventud, en general, no le pone oído a la cueca, cuentan, y dicen que puede tener relación por “lo institucional, a esta imagen más de la dictadura o la elite”. Sin embargo, afirman, “está más alejado de la realidad” y que su ritmo, sobre todo, es interesante.
“Amar tu cultura, tu país, no encuentro que sea facho”
No es ninguna coincidencia que A| Tetralogía de Bichos y Setas se lanzara un 18 de septiembre. De hecho, de cierta manera, se pensó que sería lo más ad-hoc, pero no por un aspecto patriótico, sino que por la importancia de mantener viva la chilenidad.
Frente a ello, argumentan que “el patriotismo no solamente es tu militancia, sino que también defender tu cultura y que no sea despedazada por la influencia extranjera, como nos pasa a muchos chilenos, sino que tú también descubrir qué es lo que nos hace chilenos, defenderlo y amarlo también”.
Así, lo que hacen lo consideran como un acto patriótico artístico, pues buscan preservar la cueca y “desentrañarla de nuevo, volver a hacerla y darle otra vida, otro sabor”. Una de las razones por la cual el trabajo tiene cuatro partes (pies), donde cada una tiene tres temas al hilo relacionados entre sí.
Grabado entre Chillán y Concepción, la primera porción I| El Exoesqueleto del Capital, describen, posee tintes más políticos, y se centra líricamente en conflictos mundiales de las grandes potencias y problemas medioambientales actuales. La segunda sección, II| Anomalía del Micelio Humano, está vinculada a la dificultad de conectar con otra persona y la soledad que conlleva.
Sobre la penúltima fracción, III| Todas las huidas la huida, mencionan que referencian su título al libro de Julio Cortázar “Todos los fuegos el fuego”, en el sentido en que el todo es solo uno. “Huir es un acto colectivo que no se detiene nunca. Se transforma en distintos contextos como huir por la Matanza de La Coruña en el norte o por un delito que cometiste”, ejemplifican.
La patita final IV| Mutualismo Coevolutivo es más de tonos románticos, clásicos y folclóricos. “Tenía ganas de hacer algo más emocional”, confiesa Rodrigo, y explica el detalle de hablar de la estabilidad en el amor, y no centrarse en su inicio o fin.
En la extensión de los 16 tracks, existe solo una invitada y es la cantautora disidente Javiera Electra, quien lanzó “Reprís”, un EP de un folk psicodélico oscuro, íntimo y brutalmente introspectivo. Una cantante que ha sido y es importante para su proyecto, y está presente en el tema la Berenice.
— Hay una colaboración que hicieron con Javiera Electra. Me imagino que llevan harto tiempo conversando, ¿cómo se logró esta unión?
Rodrigo: Es una gran amiga de nosotros. Y es un proyecto hermano, por así decirlo, de nosotros. Hay muchas cosas que congenian, el tema de la cueca, de subvertir estas cosas. Pero ella tiene su estilo propio muy característico. Somos amigos y hablamos y siempre estuvo la idea de colaborar, de hacer un tema juntos. Yo y Oscar, el baterista, hemos tocado en su proyecto. Tocamos en el Rock en Conce (REC) con ella.
Nos ha dado la oportunidad de presentar nuestros temas. Por ejemplo, nos dejó tocar una canción de Phuyu en el REC. Fue muy bacán porque tampoco se lo pedimos, fue su iniciativa. Es bacán que alguien tenga la humildad de querer mostrar otro proyecto porque le gusta solamente, y en un evento tan importante. Eso es súper valorable. Es una compositora genial, muy creativa, muy buena como artista y como persona.
— Aquí está la incorporación de Catalina también…
Catalina: Sí, fue genial conocer este proyecto. A mí me tomó por sorpresa. Cuando Rodrigo se contactó conmigo y me pidió hacer unas voces, yo pensé que ‘ya deben ser unas vocecitas’, y eran caleta de temas.
Ahí me habló igual la Javi (Electra). Después el Rodrigo me invitó a la banda y me dijo que había conversado con los chiquillos, y yo dije, “¿sabes qué?, me siento súper cómoda”, así que dije “ya, voy a participar. Creo que puedo ser un aporte”.
Abriéndose paso en la escena alternativa
Para Rodrigo todo fue muy sorpresivo. Nunca pensó que formaría una banda, grabaría con ella y que alguna vez se presentarían en la capital. Nunca estuvo en su mente alcanzar cierta popularidad, sino que simplemente se dio. Es más, Rodrigo confiesa que tiempo atrás no tenía contacto con los grupos santiaguinos.
“Ha sido muy surreal tocar con artistas que escuchabas antes porque te gustaban”, manifiesta felizmente. “Ojalá que les vaya bien a todos. A la Chini, a Asia Menor, a Candelabro, a Estoy Bien… de verdad, encuentro que estamos en una época de oro de la música chilena”, agrega, enfatizando en el apoyo entre proyectos.
El cuarteto va hito tras hito, siendo el más reciente el premio de ser una de las bandas que representará a Chillán en uno de los principales festivales chilenos.
— Hace unas semanas fueron seleccionados para el Rockódromo. Imagino que es un escenario importante para ustedes…
Ignacio: Totalmente, porque sentimos que nos dieron un reconocimiento, a pesar de ser una banda tan rara o difícil de escuchar. De repente siempre se premia más a lo más oreja o lo más accesible. Fue bacán que nos pescaran para llegar a un escenario grande como el de Rockódromo.
— Y si a ustedes, por ejemplo, los invitan el próximo año para tocar en una fonda. ¿Cómo sería el concepto?
Rodrigo: Una vez tocamos en una anti fonda. Hicimos una tocata con la Javi Electra para estas fechas, en Valpo, con el concepto de la Anticueca… una fonda distinta, creo que por ahí va. Nunca tocaríamos en una fonda tradicional, porque se nos espantan todas las personas. Imagina comerse sus anticuchos, así normales, y llegan unos pendejos gritones a cagar el carrete con su música rara.
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En cuanto a los trajes, imaginaron entre risas una vestimenta a lo Huasos Quincheros, pero “invertido”, “de negro”, y con “una subversión de la chupalla”. ¿Puede que se haga realidad? Solo el tiempo lo dirá.