17 de mayo de 2007 fue la fecha elegida para estrenar en cines la segunda cinta animada de Alejandro Rojas Tellez, director de «Ogú y Mampato en Rapanui», quien llevó a cabo esta adaptación cinematográfica de un clásico de la literatura infantil, como lo es Papelucho.
La producción de esta, estuvo encabezada por Juan Diego Garretón Labbé junto a Cineanimadores y Canal 13 Films como co-productores, quienes asumieron el costo de US $1.500.000 para realizar la película, además de su distribución a lo largo del país. Por otro lado, empresas como Coca-Cola, Jumbo y Help ayudaron también en el financiamiento de la misma.
En la cinta, trabajaron más de 150 personas entre dibujantes, artistas gráficos, expertos en color y formatos digitales, además de miembros de la producción.
Papelucho fue estrenada con éxito en nuestro país y, junto a su debut en la pantalla nacional, se le suman diversas participaciones en festivales de cine como el Festival de Iberoamericano de Huelva (2007), Festival de Cine Internacional en Guadalajara y Festival Infantil de Santo Domingo, entre otros. En este último, se haría entrega de dos premios internacionales reconociendo a “Papelucho y el Marciano” como Mejor Película De Dibujos Animados y Mejor Largometraje De Animación Para Jóvenes, otorgando así reconocimiento internacional en los Festivales de Cine de habla hispana.
El desafío era grande. Cineanimadores -productora a cargo, integrada por Rojas junto a Enrique Vial y Ricardo Larraín- debía tener el visto bueno tanto de la familia de Marcela Paz, como también de la empresa que financió la cinta: Canal 13. “Fue distinta la dirección, la capacidad de poder coordinar todas las opiniones, de los hijos de la escritora, hasta del canal; querían todos algo distinto, se imaginaban cosas diferentes”, recuerda su director.
Ha pasado una década de aquel estreno lleno de críticas, más negativas que positivas. Por un lado estaban aquellos que repudiaban la elección de «Papelucho y el marciano» como la novela idónea para mostrar en este formato, teniendo en cuenta otros 11 libros, que cuentan mejores aventuras del niño de ocho años creado por Marcela Paz. Y por otro, estaban quienes criticaban los aspectos más técnicos; desde guión hasta el acento mexicano de sus protagonistas.
A pesar de los comentarios negativos, esta película y su antecesora (Ogú y Mampato) marcaron un precedente para lo que está viviendo actualmente la animación chilena. Allí se incursionó por primera vez en el formato 2D, algo impensado en estas latitudes hace 10 años y que fue el puntapié la para el exitoso presente que vive la animación chilena.
En 2016, «Historia de un Oso», marca un hito al ser la primera producción nacional en ganar el Oscar, fue el «Mejor Corto Animado» aquel año. Su mismo director, Gabriel Osorio, manifestó hace unos días la falta de apoyo privado para financiar proyectos de larga duración, citando a la cinta que cumple 10 años.
«En 2007 se hizo Papelucho y el marciano, el último largometraje animado en Chile. Han pasado 10 años, y si no se ha estrenado nada no es porque no haya capacidad, sino porque no hay dinero suficiente. Los fondos que entrega ahora el gobierno son muy importantes, pero, por ejemplo, la inversión privada ha sido poca en Chile. Una prueba es que a nosotros mismos nos ha costado con el proyecto de largometraje de Historia de un oso. Diferente es la situación en la televisión, donde sí han existido los recursos suficientes para hacer series, un terreno donde me atrevo a decir que estamos a la par con Brasil, que es la potencia en animación en Latinoamérica. No sólo han existido varias series, sino que ellas son de muy buena calidad», comentó Osorio a Culto.
Luego de «Papelucho», Alejandro Rojas colaboró con su productora en la película “Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe” (2012), realizada entre creadores uruguayos, argentinos y chilenos, y dirigida por Walter Tournier, quien trabajó para Tim Burton en «El Extraño Mundo de Jack» y «El Cadáver de la Novia». Luego de eso se alejó de la dirección de animación, y continuó su labor como académico.