Hace un par de años, Temuco estaba muy apagado musicalmente. Este 2018, la sensación es diferente: se sienten nuevos vientos, más movimiento de artistas independientes que visitan la ciudad y más artistas que decidieron arriesgarse y tomar el desafío de mostrar y luchar por su arte desde esta capital de la novena región.
Este año, de a poco la escena musical en Temuco comenzó a ser mucho más que Juanjo Montecinos, demostrando que algo grande comenzaba a nacer: una movida de nuevos artistas que cada vez toma más fuerza.
Uno de estos nuevos nombres tienen mucho que decir sobre el acontecer regional, tanto histórico como actual, el abuso de poder, la lucha del pueblo mapuche, la idealización del criminal y no se autocensuran, ellos son Yamil Oyarzún, Benjamín Sepúlveda, Diego Seguel, Cristóbal Mora y Mauricio Gutiérrez, juntos son Ojos de Perro Azul.
En los primeros meses del año, en medio de un verano que no se dejaba apaciguar, el primer trabajo de estudio de una banda de amigos que ya eco tenía entre rincones universitarios se subía sin muchas pretensiones a YouTube.
Rápidamente y probablemente, sin que los chicos los supieran, el link de su debut comenzó a compartirse por WhatsApp, Messenger y mediante el típico boca a boca que hizo que cada vez más gente supiera lo que estos chicos sureños planearon por meses. Que era demasiado bueno para ser de Temuco, que por el color de voz parecía que Cristóbal Briceño tenía un hijo perdido y que “oye, avísame cuando toquen en vivo”: esas eran las respuestas inmediatas de quienes escuchaban, a través de YouTube, los 29 minutos del vídeo que compartió Ojos de Perro Azul.
Compuesto en alma y letras por Yamil Oyarzún, los veintinueve minutos que están sorteados en seis temas, más un final falso, significan melodías jueguetonas y contagiosas, ritmos que ellos mismos catalogaron como rock juguete que fluyen incontenibles durante toda la producción de estudio.
El debut homonimo de la banda fue la médula de nuestra charla. Conversamos con Yamil Oyarzún, que en representación de la banda completa y a solo un par de días antes de que celebraren el primer año de su debut en la escena, ese que nació entre amigos y que con un buen grupo de gente que sigue sus pasos por el país y por el estudio, nos contó sobre cómo nació Ojos de Perro Azul, lo que lo inspira y seduce, además de darnos más detalles de lo que fue encarar esta primera aventura como banda y también, sobre lo que se viene.
¿Cómo llegaron a congeniar entre todos para comenzar a componer?
— Fue todo muy espontáneo, partió primero conmigo y Benjamín, solo éramos conocidos. Un día en un asado con amigos en común nos pusimos a tocar guitarra, de ahí quedamos de juntarnos a guitarrear en mi casa, cosa que ocurrió y nació la idea de armar un grupo. Reclutamos al Cristóbal como baterista, quien había participado con el Benja en una banda, y por añadidura llegó el Diego, que primero se puso a tocar bajo pero sin darnos cuenta la guitarra lo secuestró. Comenzamos a armar las primeras maquetas, todo, por mera diversión.
¿Qué fue lo que los inspiró del libro de García Márquez para decidir nombrar la banda tras el libro?
— Una noche, en el lugar donde ensayamos, un amigo nos dio una curiosa charla sobre varios libros, entre ellos mencionó Ojos de Perro Azul, aún no teníamos nombre y no sabíamos cómo llamarnos y ese título nos llamó la atención al instante. Leímos el libro y nos gustó mucho más. Historias trágicas y surrealistas, parecidas en parte al mensaje y esencia que estábamos poniendo en nuestras canciones, además de la doble interpretación con el término “perro azul” que también da para interpretarlo como “perro triste” debido a que el azul es el color de la melancolía. Todo eso y por ser también una especie de homenaje al bacán Gabriel García Márquez, fue lo que nos motivó a bautizarnos así.
Sobre su proceso de composición, ¿empiezan con la música, la letra, o es algo más bien espontáneo?
— Yo llevo la letra y la base musical de la canción, se la presento a los chicos en una guitarra de palo, y luego la condimentamos entre todos.
Poco se conoce sobre las historia que inspiran las canciones, pero podemos sentir la intensidad de los sentimientos vaciados en las composiciones, ¿qué historias hay detrás del disco debut?
— Las historias que narra el disco tienen mucha influencia del acontecer nacional tanto histórico como actual, como el abuso de poder, los terremotos, la lucha del pueblo mapuche, la idealización del criminal, como lo fue con el Chacal De Nahueltoro, un hombre campesino vago y sin ningún tipo de educación que después de su ejecución se convirtió para muchos en un símbolo de lo incoherente y contradictoria que puede ser la justicia, ya que antes de fusilarlo, lo educaron.
Además agrega que «también hay espacio para el amor, que aunque sea un tema frecuente en muchas canciones, creo siempre van a haber intenciones de distinta fuerza, lo cual hace que evoque diferentes sensaciones. Por otra parte, en lo personal, siempre me ha gustado imaginarme cómo habría sido estar en la piel de ciertos personajes, y eso naturalmente se vio reflejado a la hora de componer, agregado a las ganas de expresar algo, que creo, hoy en día no se escucha tanto en las bandas actuales, ya que son temas que solían indagar más los trovadores de antaño.
La comparación que a primera escucha se hace a la banda con Cristóbal Briceño, no es solo por el particular tono de voz que comparte Yamil con el cantante de Ases Falsos, también se da por la manera de componer, teniendo siempre en mente narrar una historia.
«Desde que comencé a cantar me han hecho esa comparación y yo me lo tomo a bien», explica Yamil, «Briceño es un músico al cual respeto y tenemos gustos parecidos en cuanto a música, por ejemplo la devoción a Juan Gabriel, si escucharas los primeros discos del Juanga dirías que nosotros nos parecemos a él en lo vocal. En cuanto a las letras yo creo que obviamente igual hay influencia de su música, pero le doy más el crédito, como lo señalé antes, a los trovadores de antes cómo Atahualpa, Patricio Manss, Víctor Jara, etc. Donde yo también pienso que Briceño tuvo o tiene influencias. Así que, que me encuentren parecido ahora a él o a otros me lo tomo en buena y a veces como un cumplido»
¿Cómo llegaron a elegir las canciones que quedaron en el homónimo?
— No elegimos. En ese entonces las que quedaron son las que teníamos bien terminadas, y como cada una tenía un mensaje diferente y que nos gustaba, las pusimos todas. Obviamente hubo también algunas otras que murieron en el proceso de ensayo, pero como no las terminamos -porque ya no nos gustaron y por otros motivos-, no contaron como postulantes.
¿Cómo fue la experiencia de haber grabado en un estudio?
—Entretenido y como es de esperarse, un tanto agotador, lo grabamos en muy poco tiempo, así que estuvimos tardes enteras grabando, solamente queríamos que las canciones se hicieran realidad de una vez, como pinocho que ansiaba ser un niño de verdad, así mismo estábamos. Además, como lo hicimos en el estudio de un amigo, fue más agradable aún la estadía, pero no por eso, hubo chance para el relajo, ya que igual había un tiempo limitado.
A lo largo del año visitaron ciudades céntricas del país como Santiago y Valparaíso, ¿cómo sentiste el calor del público en las presentaciones?
— En general, siempre la pasamos muy bien y sentimos que eso se demuestra al público y la gente se aviva con ese mismo ánimo. Ahora, hace poco fuimos por segunda vez a Santiago y fue conmovedor oír un par de voces cantar y corear nuestras canciones, lo mismo pasó en Chillán, la última vez que fuimos, nos agrada eso, que la gente participe con uno.
Ustedes suelen describir su sonido como rock juguete, ¿cómo logran aterrizar eso en vivo?
— Eso radica en la manera en la que vemos la música y la vida en si, como una broma, aunque eso no quiere decir que no tomemos en serio lo que hacemos, sino que es más bien una actitud, la cual se transparenta en vivo, jugar, pasarla lo más bien posible y no darse color.
¿Se sienten representantes, de alguna manera, de la escena musical temuquense?
– No, pero si sentimos ser una banda que vale la pena escuchar.
A casi un año de que lanzaron el disco, ¿qué sensación te da escucharlo hoy?
— Es buena, a pesar de que noto la ansiedad que teníamos en ese entonces de grabar, y no es algo que reproche, le veo el lado bueno desde el punto de vista que esa esencia joven y espontánea quedó ahí.
¿Qué se viene para ustedes este 2019?
— Ensayos y más ensayos, y la publicación de nuestro larga duración. Además por supuesto de las tocatas, que siempre se agradecen.
Después de casi un año de haber lanzado el disco en pleno verano abrazador, en donde como buenos petiperros aprovecharon cada oportunidad y recorrieron gran parte del Chile central mostrando su música, los chicos de Ojos de Perro Azul despidieron ayer este año con una gran celebración del lanzamiento de su primer material de estudio en el Bar La Perrera. Acompañados de las bandas amigas Cuáles i Quiénes, Bor e Al y La Piedra Magnífica, le dijeron adiós a este año que les trajo tanto aprendizaje y experiencias nuevas, para recibir el año entrante con energías renovadas y listos para seguir haciendo lo que más les apasiona: seguir haciendo música entre amigos y mostrarla en cada ocasión que puedan.