La esperada placa sucesora de “Mala Madre” llegó luego de cinco años de espera con una narrativa que cruza pasajes sonoros sin límites establecidos. Con un tópico de ciencia ficción, el trabajo se levanta como uno de los más importantes del año y llega para marcar un antes y un después en la carrera de su autora. En entrevista con SACH, nos cuenta detalles sobre los procesos creativos e internos que se cruzaron en su vida en los últimos dos años.
Si el mundo se estuviera acabando entre cyborgs y caos, sonarían de fondo los 20 tracks de “Rey”. Tras un pequeño receso de los escenarios y la vida de artista para dedicarse, entre otras cosas, a la maternidad, Camila Moreno (36) volvió con su esperado cuarto álbum bajo el brazo, el que se ha ido convirtiendo en uno de los lanzamientos más importantes del 2021.
En veinte tracks, apostó por un sonido electro-pop, el que junto a una cautivante historia de amor entre una cyborg y una mutante de origen mapuche y la estética futurista que engloba todo el disco conceptual, se consagra como una crónica de todos los procesos internos que vivió en los últimos dos años.
“Me inspiré en ese proceso que tenía que ver con el feminismo, el placer, el goce y el desprejuicio. Las canciones están ligadas a esta backstory” que transita al lado y que viene desde la imaginación, de hacer cosas nuevas. Quise empujar los límites de lo posible”, señala la voz de “Millones”.
Desdibujar los límites de lo posible
Tal como en “Mala Madre” (2015), Camila Moreno realizó una exhaustiva investigación sobre ciencia ficción, un gusto que tiene desde muy niña, y comenzó a indagar por autores como Michael Ende, Alejandro Jodorowsky, Judith Butler y Donna Haraway. En el proceso, borró las líneas entre animal-humano-cyborg, mujer-hombre y realidad-ficción.
“Me gusta mucho la fantasía, la posibilidad que existan cosas que no se ven en esta realidad, que existan mundos paralelos. Por eso me gustan las historias de gente con superpoderes, de viajes en el tiempo. Siempre he creído que la realidad son constructos del lenguaje, entonces es una realidad mucho más divertida que ésta”, cuenta la artista.
El resultado fue una “backstory” que se puede leer en las doce canciones que contiene el álbum, las que unidas por breves interludios, sirven como hilo conductor para la narrativa. Estas, en palabras de la cantante, nacieron desde el productor Cristián Heyne: “Me dijo ‘oye esto no es sólo un disco donde pones un puñado de canciones, es una obra’. Teníamos las canciones y yo sentía que tenían que estar ligadas, también quería ser más música. Hay un relato sonoro que va fluyendo y gracias a eso, tú podrías ponerle play y escucharlo como una sola canción. Nace para transitar de un estado emocional a otro”.
Una de esas transiciones se titula “Cacapaf” y en ella se puede escuchar a su hijo, cantando naturalmente una melodía. “Esa grabación no estaba pensada para un disco. Yo lo he grabado mucho, jugamos a hacer canciones y a él le encanta porque puede jugar con el micrófono, apretar botones, entonces no está consciente de si lo estamos grabando o no”, explica.
Y tenía sentido incluirlo, ya que una de las canciones está dirigida para él. Se trata de “Corderito mío”, el famoso poema de Gabriela Mistral que la compositora musicalizó para esta ocasión: “No sé si leí ese poema cuando estaba embarazada o cuando recién había parido, pero fue lo único que pudo describir de manera certera la experiencia de la maternidad, entonces se la empecé a cantar a mi hijo”.
Revolución interna
Mucho antes de que comenzara el 18-O, Camila Moreno ya venía experimentando una suerte de insurrección interna que hizo que su vida diera un vuelco para redescubrirse a sí misma y encontrar un nuevo lugar desde el cual escribir música y ser artista. Este inició a principios de 2019 y estuvo cruzado, inevitablemente, por los hechos de octubre de ese año.
“Ese momento lo cambió todo, me cambió la vida a mi y me imagino que a muchas de las personas que viven en este país. También cambió harto los planes del disco. Yo iba a sacar una canción de amor, pero finalmente sacamos ‘Quememos el reino’ que, por mucho que haya sido compuesta antes del 18 de octubre, se le agregaron después frases inspiradas en el Estallido Social”, cuenta la cantautora.
Y agrega que: “lo que pasa es que el estallido fue una cosa y después llegó la pandemia, y siento que se lo devoró todo. Son dos etapas muy distintas, Chile se siente muy distinto. Mi impresión es que la inspiración que dejó el Estallido fue algo encapsulado en ese momento, muy ligado a los álgidos meses de revolución, salir a la calle todos los días y estar en eso todo el día. Era lo único en lo que pensaba, y después con la pandemia cambiaron las cosas”.
Y vaya que cambiaron, para el mundo artístico significó un año y medio sin trabajo y, por ende, sin fuentes de ingreso. Moreno también sufrió las repercusiones de este vacío cultural:
“Yo soy una artista independiente, no hay un sello multinacional detrás mío y nunca lo ha habido. Tengo casi doce años de carrera y esto es autogestión, todo viene desde ahí. Ha sido complejo, pero también hemos inventado cosas desde ese abismo. Hicimos el Diario Nocturno, la historieta virtual… varias cosas en la pandemia nos forzaron a la creatividad finalmente. Cuando estás viviendo cosas muy extremas, algo se genera en la necesidad de crear no más, por sobrevivencia, pero también por catalizar las emociones angustiantes que hay en ese momento”.
— Todo estos procesos también desembocan en una apuesta por sonidos mucho más electrónicos, que se distancian mucho de tus primeros discos, que fueron influenciados por el folk… ¿Cómo ves esta especie de transición?
“Creo que es natural. Crecer, cambiar, querer mejorar e investigar para encontrar tu sonido propio. Hay una cosa de buscar un lenguaje y una paleta de colores para cada disco finalmente. En ese sentido, mi primer disco fue lo más visceral que he hecho, lo más arrojado y del mundo del inconsciente, como llegar y hacer, en el buen sentido de la expresión. Todos los otros discos van profundizando en cómo yo quiero sonar y en la experimentación. Ensayo y error” .
— ¿Te quedarás aquí?
“No creo, me aburriría mucho. Me aburriría quedarme en un sólo lugar, sentiría que ya se acabó todo” .
— ¿Qué pasó entre el estreno de “Mala Madre” y “Rey”?
“Pasó ‘Pangea’, que vino a poner un punto final a ese círculo que comenzó con mi primer disco, como que se cerró un ciclo ahí. Con ‘Rey’ parte un ciclo nuevo, que si bien tiene cercanía e identidad, es como la segunda temporada”.
— ¿Cómo describirías esta segunda temporada?
“Está por verse, espero que cada vez se expanda más. también depende mucho de los factores externos, dónde lo vamos a lanzar, que va a pasar con él finalmente. Lo que sí, es que esta segunda temporada está más ligada a la ciencia ficción”.
— ¿En qué punto de tu carrera sientes que estás?
“Siento que igual tengo una mochila, un camino recorrido, pero igual que estoy en el inicio de ese camino. No siento que estoy partiendo de cero, pero tampoco que haya recorrido demasiado, siento que faltan muchas versiones de realidad que visitar”.
Hace poco, Camila Moreno junto a Dulce y Agraz dieron el primer concierto masivo tras la pandemia en la ciudad de Concepción, y estuvo en la mira de todas las productoras, medios de comunicación, artistas y autoridades sanitarias para ver cómo iba a funcionar y si realmente podría ser algo que se pudiera repetir en otras ciudades que estuvieran en fase 4.
Finalmente, todo resultó tal como estaba planeado, y ambas artistas dieron un concierto que se llevó los aplausos y emociones de todo el público, incluso de la propia Moreno. “Cuando estuve en Conce y pisé el escenario me quebré, y me quebré fuerte, o sea, yo entré al escenario llorando. Fue horrible estar alejada de todo, sigue siéndolo. Hay un daño espiritual, emocional, mental, físico y económico muy complejo para los músicos”.
Por el momento, se encuentra planificando un gran lanzamiento en vivo para “Rey”, que espera que la lleve a girar por México, Argentina y todo Chile. Hasta entonces, podemos escuchar el inicio de una nueva temporada en la música de la artista en todas las plataformas musicales.