Sebastián Silva no es un director ajeno a hablar sobre la muerte.
Ya en “La vida me mata” (2007), su primera película, el cineasta chileno narraba la historia de un depresivo camarógrafo con problemas para superar el deceso de su hermano. Siete películas —y un par de series— después, el realizador estrena “Rotting in the Sun” (2023), un largometraje de ficción dirigido, co-escrito y protagonizado por él, en donde interpreta a Sebastián Silva, un deprimido cineasta chileno que se encuentra en México contemplando la posibilidad de quitarse la vida, hasta que conoce al influencer estadounidense Jordan Firstman —también interpretado por sí mismo—, quien lo persuade para realizar una serie junto a él.
A pesar de la lúgubre base argumental de esta historia —y una serie de revelaciones que no conviene detallar para quienes aún no tienen el placer de ver esta alocada película—, su conflicto principal se desarrolla a través de un motor no tan simple de arrancar: la comedia incómoda.
Tanto Sebastián Silva como Jordan Firstman interpretan versiones exageradas de ellos mismos, dándole rienda suelta a la vanidad y superficialidad que desbordan tanto del mundo audiovisual que habita el cineasta como el de filtros y virales que frecuenta el influencer.
El desplante cómicamente desagradable que se desprende de los protagonistas es alimentado por un montaje ecléctico que, a medida que la cámara sigue a alguno de ellos, no duda en cortar abruptamente a la siguiente escena o insertar una serie de TikToks o penes anónimos en primer plano, ayudando al espectador a vivir el desconcierto constante de la dupla protagonista y, de paso, exacerbar ideas cómicas en torno a la autopercepción y autoconciencia que generan las narrativas creadas a través de redes sociales.
Si bien la atípica química entre Silva y Firstman resulta muy atrayente —sobre todo en las secuencias filmadas en una playa nudista gay—, quien se roba la película es Catalina Saavedra interpretando a Señora Vero, una tímida y esforzada mujer mexicana que trabaja en el hogar del protagonista. Y a pesar de que Saavedra ya había interpretado un rol similar para Silva en “La nana” (2009), Vero es una bestia muy distinta.
Ya sea por sus amplias miradas o su angustiante nerviosismo, Saavedra construye un personaje que no tan solo resulta uno de los elementos más cómicos de esta oscura comedia, si no una cruda representación de la incomodidad del trabajador latinoamericano en espacios gentrificados por artistas internacionales. No por nada fue nominada este año como Mejor Actriz de Reparto en la 39ª entrega de los Premios Independent Spirit.
A pesar de que “Rotting in the Sun” tiene como motor principal la incomodidad, esta película no hace más que demostrar lo cómodo que se siente Sebastián Silva con narrativas caóticas y lo mucho que ha crecido su visión como director.
Casi veinte años después de su primer largometraje, atrás quedaron las referencias al cine de Ingmar Bergman para darle la bienvenida a un lenguaje audiovisual más ecléctico, arriesgado y fresco en donde, simplemente, nunca se tiene claridad sobre cómo terminará la historia. Un cineasta filmándose a sí mismo —más bien, una versión de sí mismo— no es algo nuevo, pero resulta interesante ver en pantalla a un realizador chileno tomando como puntapié —lo que probablemente han sido— sus propias inquietudes, para representar la superficialidad de los afectos en el mundo de los influencers, las consecuencias de la gentrificación en el mundo del arte, y los problemas de honestidad que muchas veces provocan las brechas idiomáticas… y salir airoso de la situación.
«Rotting in the Sun» (Sebastián Silva, 2023) se encuentra disponible en Mubi.