La cinta, desaparecida durante treinta años al ser destruida tras el Golpe Militar, vuelve a las pantallas, pero esta vez, de los computadores.
La Cineteca Nacional, dependiente del Centro Cultural La Moneda, liberó durante 24 horas la película Morir un poco del director Álvaro Covacevich. Estrenada en 1967, la cinta se mantuvo por más de nueve meses en carteleras, convirtiéndose en un inesperado éxito al convocar a más de 200 mil espectadores en salas.
El estreno de esta película, según consigna el sitio de la Cineteca, se enmarca en el proceso de re-patriación de la filmografía del director desde México. Además, detallan que se encuentran trabajando en la remasterización de sus obras en formato 4K, por lo que aseguran que, Morir un poco es el puntapié inicial de este «rescate audiovisual». La película se encontrará de manera excepcional en formato online solo hasta las 20:00 horas de hoy.
Un largo recorrido a la pantalla
Morir un poco alcanzó el status de película «emblemática» debido a su largo trayecto para llegar a las pantallas, y también a su innovador lenguaje cinematografico para la época.
Luego del Golpe Militar de 1973, todas las copias de la película fueron destruidas. No hubo un solo rastro de la obra hasta que en 2005, Covacevich encontró una en los archivos del Festival de Leipzig, Alemania, lugar donde fue exhibida en 1966, según detalló El Mercurio.
“Todos los días, el hombre sale a la calle a morir un poco, en vez de salir a vivir. De la casa al trabajo, del trabajo a la casa. Y una vez al año, a la playa. Todos los días, la presión de las cosas, de los objetos: vea, vea, vea…; compre, compre, compre; vaya, vaya… ¡Y eso está tan lejos, cada día más lejos! Al hombre, que va muriendo de a poco, sólo le queda una fútil rebelión». Así definió su director a la película en un diario de la época.
Como producto audiovisual, Morir un poco tiene varias particularidades. Su trama es sencilla: un hombre de clase media agobiado por la rutina. El protagonista: Luis Olivos, un obrero que Álvaro Covacevich conoció en una estación de tren en Cartagena. Y el director: un arquitecto paisajista que quería contar una historia.
En la película no hay diálogos. Es la música y la destreza del director las que acentúan los momentos de soledad de su protagonista, que transita sus lugares cotidianos a lo largo de una hora. Todo esto, en clave «cine-verdad», un formato poco explorado en esos años.
La película es un retrato de la sociedad chilena de fines de los años ’60, cuyo mensaje sigue perfectamente vigente al día de hoy. La desigualdad económica, la pobreza, y la precariedad son de los temas que presenta la cinta en blanco y negro.
Morir un poco de Álvaro Covacevich es una película que definitivamente hay que ver por su riqueza fílmica e histórica. Recordamos que estará disponible hasta la tarde de hoy en la página de la Cineteca Nacional.