En la reciente edición del Festival Internacional de Cine (FIC) de Valdivia, una película sobre longanizas se robó el corazón del público. “Denominación de Origen” no solo conquistó al jurado, sino que se convirtió en el inesperado favorito de los asistentes, una comedia ácida y conmovedora que celebra la idiosincrasia chilena y la lucha por reconocer nuestras raíces.
La película dirigida por Tomás Alzamora y la productora Equeco se ganó el premio más importante de todos, el de la gente, obteniendo doble Pudú como emblema de ese feedback con la audiencia y por el reconocimiento especial del jurado.
Hace más de treinta años que Valdivia es el epicentro del cine en Chile, muchas ciudades han tenido sus propios festivales, pero el FICV se ha quedado en el corazón de los amantes del séptimo arte que asisten año tras año al encuentro de cortometrajes, películas, documentales y experiencias alrededor del río Calle Calle, la cerveza artesanal y este año en particular la longaniza.
Este falso documental, presentado en la 31° versión del FICValdivia, narra la historia de un grupo de habitantes de San Carlos que se embarcan en una cruzada para obtener el reconocimiento oficial de su longaniza como la mejor del país. Liderados por la carismática Luisa, un grupo de amigos y activistas locales se enfrenta a la burocracia, los prejuicios y la rivalidad con la vecina ciudad de Chillán. Los protagonistas buscan ayudar al Tío Lelo, un fabricante de longanizas que con su amor por la tradición representa la esencia misma de San Carlos, a luchar por obtener el reconocimiento como el lugar de origen de la longaniza.
El formato de falso documental permite a los realizadores crear una narrativa divertida y crítica al mismo tiempo. Los actores, con sus interpretaciones naturales y espontáneas, logran que el espectador se sienta parte de la comunidad de San Carlos. A través de situaciones cómicas y personajes entrañables, la película retrata la vida cotidiana de un pueblo pequeño y sus aspiraciones.
Además, mencionar los ganchos con artistas locales como Violeta Parra y Los Angeles Negros, retratar al chileno promedio y embellecerlo con su cotidiano aportan momentos emotivos y de autoreconocimiento de una comuna que ha visto nacer importantes iconos de nuestro Chile, pero que muchas veces se ve opacada y no reconocida por un país que le cuesta valorar y enorgullecerse de lo propio.
“Denominación de Origen” es mucho más que una simple comedia sobre comida. Es una reflexión sobre la identidad, el sentido de pertenencia y la importancia de valorar nuestras raíces. La película celebra la diversidad cultural de Chile y nos invita a reconocer la riqueza que se esconde en cada rincón de nuestro país.