El creador de destacadas bandas sonoras para producciones de Canal 13 como «Pacto de Sangre» y «Helga y Flora» conversó con SACH sobre sus procesos creativos, la pandemia, y sus proyectos a futuro, que incluyen el lanzamiento de una ópera.
Aníbal Vidal es un compositor e intrumentista que obtuvo reconocimiento gracias a su participación en la teleserie de Canal 13, Pacto de Sangre. En la producción, creó cerca de 60 piezas para musicalizar las escenas, que se caracterizaron por su sonido de thriller y de suspenso. Su trabajo rápidamente destacó entre los espectadores y la ficción fue aplaudida por incorporar música original.
Hoy radicado en Inglaterra, el músico de 28 años preparaba hasta antes de la explosión de la pandemia, el lanzamiento de una ópera y tres piezas instrumentales. Una de ellas, Curfew (en español, Toque de queda), la compuso pensando en el estallido social ocurrido en Chile. Mientras que Epicentro, es una composición que recolecta el imaginario sonoro de los chilenos en relación a los sismos y terremotos.
Helga y Flora, su proyecto más reciente, llega a su fin con la emisión de su último capítulo este fin de semana. Para la serie protagonizada por Catalina Saavedra, Amalia Kassai y Alejandro Sieveking, Aníbal también compuso más de 50 piezas, pero esta vez, inspiradas en las inhóspitas tierras de la Patagonia.
No es muy frecuente que películas o series chilenas tengan una banda sonora original. ¿Cómo fue el camino para dedicarse a esta actividad? ¿Fue algo planeado o surgió de manera natural?
La verdad es que fueron ambas, yo creo. Siempre me ha gustado el cine, me apasiona mucho, y la música igual, por supuesto. Hacer música de cine es como la forma de unir ambas pasiones. Yo estaba componiendo cine independiente en Chile, estaba trabajando en la película Canasto Cangrejo, y ahí conocí a la pianista, la Cata (Catalina Sentis), que resultó ser la profesora de piano del productor de las teleseries de Canal 13, Pablo Ávila. Y así empecé a entrar en las series, trabajando para AGTV, que es la productora que hace estas series de Canal 13. Hice Pacto de Sangre, que le fue bacán. Hice Río Oscuro, que le fue no tan bacán (ríe). Y ahí el productor de Canal 13, Matías Ovalle, como que le gustó cómo trabajaba, y me invitó a participar en las series de Canal 13, que la primera que salió es Helga y Flora, y que ha tenido súper buena crítica en Chile, y ha sido bacán porque es una serie hermosa.
Hay un documental de Miles Davis donde aparecen grabaciones de éste creando de manera totalmente improvisada la banda sonora de una película frente a una proyección. ¿Cómo es el proceso para sus creaciones? Imagino que complejo, al ser necesario tantas piezas distintas.
Para Pacto de Sangre y para Río Oscuro fueron 60 (canciones) cada una. Y siempre se comienza hablando con el director o productor sobre el argumento general. Ellos me cuentan un poco de los personajes, y yo trato de trasladar esas personalidades a la música para que cada personaje pueda ser identificado con un tema musical. Y ahí empiezo a crear la paleta sonora de cada serie o película, que es lo más importante, porque eso le da identidad al proyecto audiovisual. Por ejemplo, Pacto de Sangre era bien definido cómo sonaba. O sea, yo creo que fue reconocible, como los sintetizadores, las cuerdas, y percusiones. Río Oscuro tenía una volá como el didyeridú (instrumento australiano), ¿cachai? Y me gustó mucho como elemento identitario, como algo más «étnico». La clave yo creo, es tener buenas conversaciones con los directores y productores.
¿Y para Helga y Flora?
Helga y Flora tiene algo que me gusta llamar como un «Western Patagónico». El tema principal viene influenciado por la música de Morricone, como en la guitarra. Pero siento que con las percusiones que añadí, le da como otro estilo. Como que le agrega algo más salvaje. Y por eso me gusta llamarlo Western Patagónico. Aparte que en Helga y Flora, como vemos tantos paisajes abiertos en la serie, de la pampa, también quise introducir harta música atmosférica también, que pudiera empastar bien con ese tipo de plano abierto de la pampa.
Las bandas sonoras de Pacto de Sangre y Helga y Flora tienen miles de reproducciones en Spotify y Youtube. Inclusive, hay varios comentarios que comparan su trabajo con el de Hans Zimmer, y con la música de series como House of Cards y Twin Peaks ¿le sorprende la recepción?
Yo creo que el público hoy en día está más abierto o más permeado de tanto contenido. Ya no solamente opinan como «oh, que buena la actuación del actor». Hoy el público es uno mucho más complejo, que puede ver muchos más detalles que antes pasaban desapercibidos, y opina de «oye qué buen guion», o «qué buena fotografía». Y vemos que hay un fenómeno de que compositores de música son celebridades mundiales, como Hans Zimmer, Danny Elfman y Alexandre Desplat. Y la gente escucha soundtracks por sí solos, no sé cuál será el fenómeno. No sé si les recordará la película o lo que les hizo sentir. Pero respondiendo a tu pregunta, la verdad, nunca me dejo guiar por los comentarios. Porque imagínate, ya sean buenos o malos, si te dejas llevar, creo que sería un error que eso sea el parámetro de medición de tu propio arte. La verdad es que los comentarios buenos los agradezco de corazón, y los que son críticas con buenas intenciones, también los considero.
Entiendo que participó en un curso de música para series en Nueva York, dictado por grandes referentes, como Sean Callery, autor de la música de «24» ¿cómo fue la experiencia?
Fue bacán. Ahí aprendí mucho cómo funciona la industria de las series a gran escala, y cómo se hace la música para ese tipo de producciones. Cada compositor utiliza como 8 asistentes, imagínate. El compositor crea la melodía, pero él le dice a los asistentes «oye tú, orquestame la melodía», «tú grábame esto», «tú escríbe estas partituras», porque los compositores ya componen a un nivel como corporación, porque están haciendo 4 proyectos en paralelo, entonces no pueden hacerlos por ellos solos. Aprendí mucho de esos procesos. Y fue bacán también tener feedback directo de mi música con compositores como Sean Callery. O con David Shuarg, que está más ligado a comedia como Arrested Development. Fue muy enriquecedor. Y espero también llevar todo ese conocimiento a las series que voy a seguir haciendo en Canal 13.
¿Su trabajo lo definiría como intuitivo o más bien estructurado?
Qué buena pregunta. Yo creo que la composición, ya sea para cine o una serie, tiene que ser un trabajo completamente consciente. Tienes que tener la habilidad de codificar musicalmente lo que el director te pide. Entonces, tú tienes que añadir información en la imagen. O sea, las decisiones de si esta melodía la hago con una flauta o con un violín, afectan harto al entendimiento de la música. La flauta, por ejemplo, que es un instrumento de viento, empasta mucho mejor con un paisaje abierto, aéreo. Un violín, en cambio, tiene como una cosa más humana, porque tiene microtonos, entonces de repente como que tiene estos intervalos chiquititos que son como más parecidos a los sollozos humanos. Entonces, creo que toda la composición tiene que ser consciente en ese sentido. Pero también hay otro porcentaje cuando ya uno se sienta al piano a componer, como que también hay que saber tirar eso para afuera, y que las manos se te muevan solas por el piano buscando intuitivamente lo que te salga.
Con relación a la serie Helga y Flora, pese al buen rating que marcó, Canal 13 la emitió los sábados a las 12 de la noche ¿qué opina del horario que escogieron para la serie?
No logro entender cómo una serie como Helga y Flora sea transmitida un sábado a las 23:30 de la noche. Creo que no es digno para la calidad de una serie con el arte que tiene, y el esfuerzo de tanta gente capa, de un equipo tan grande, que lo dejen a esa hora. Entonces yo creo que de repente falta visión a futuro. Yo creo que debería estar estipulado en el premio del CNTV para que se transmitan a un horario digno. Hay mucho dinero invertido en esa serie, y que es parte del Estado, es plata de todos nosotros. Y tirarlo a las 23:30 de la noche, es tirar eso por la ventana.
Pasa también con la Ley de Música Chilena, que obliga a tocar a las radios un 20% de música nacional en su parrilla diaria, pero muchas las programan en horarios nocturnos, como en la madrugada…
Y después dicen que la gente no escucha música chilena, pero en verdad cómo la van a escuchar si la ponen a las 2 de la mañana. Esa es la cosa.
Casi un mes antes del estreno de Helga y Flora, falleció el actor Alejandro Sieveking, que interpretó a Raymond Gamper en la serie ¿cómo le impactó la noticia?
La verdad es que fue una pena. Murió con un Chile en estallido. Su esposa, Bélgica Castro, murió al día siguiente, imaginate. Y fue justo antes del 8M. Murió en un momento muy simbólico. Y para mí, la verdad es que me dio mucha pena porque, si bien yo nunca tuve la oportunidad de compartir con él, siempre esperé a cuando se estrenara Helga y Flora, poder contactarlo y decirle que me encantó su papel, que lo admiro muchísimo, y que mientras hacía la música, como que estaba mirando la pantalla, y decía «chuta, el actor la raja». Y eso nunca lo hice, y me dio mucha pena no poder contactarlo antes. Lo bueno, es que su trabajo póstumo, como el personaje don Raymond Gamper, dejó una actuación increíble que ojalá sea recordada.
La pandemia en el extranjero
Aníbal llevaba cerca de 6 meses en Londres, Inglaterra, cuando el Covid-19 empezó a causar estragos en el país británico y el mundo entero. Allí, tuvo que enfrentar la cuarentena, y el cuestionable manejo de las autoridades inglesas.
Junto con los proyectos que postergó debido a la pandemia, para este año, el músico también tiene previsto el lanzamiento del soundtrack de Mientes, la nueva película de Álvaro Rudolphy, en la que participo creando su banda sonora.
Teniendo la posibilidad de ver la situación de Chile desde el extranjero. ¿Cómo le ha parecido el manejo de la pandemia con relación a Inglaterra?
No sé si tuve la mala suerte o no, pero Chile, Inglaterra y Estados Unidos… han sido los países que más mal han manejado la pandemia a nivel mundial, porque claramente están dirigidos bajo las directrices del capitalismo extremo, donde se privilegia por sobre todas las cosas: la productividad, desfavoreciendo el bienestar de las personas. Y aquí, la verdad es que Boris Johnson fue muy criticado por eso, al igual que quizás en Chile, quizás ahora se van a encontrar culpables. Hubo protestas incluso, lo culpan porque muchas muertes se pudieron haber evitado si es que las cuarentenas se hubieran programado semanas antes. Aquí esperaron hasta el último, igual que en Chile, y ahí decretaron la cuarentena. Inglaterra fue uno de los últimos países en hacer caso a eso, y se ven las consecuencias porque hay miles de muertos que pudieron haber sido evitados. Entonces sí, la verdad que somos todos como víctimas de este sistema, que cuando fanáticos son los que rigen los países, se pueden ver consecuencias como estas.
En Alemania han dado bonos y subsidios muy significativos a los y las artistas para que enfrenten los costos económicos de la pandemia. ¿por qué cree que no pasa en Chile?
Yo creo que hay dos cosas en eso. Una, principalmente las prioridades. Claramente en Chile, el arte y el deporte incluso, son lo último en la lista, siempre. Es donde siempre cortan presupuesto, es cosa de prioridad. En Chile se administra como si fuera una empresa, y la verdad lo único que importa son las utilidades. Las utilidades al menor costo posible. Y eso se traduce en todo. Yo creo que absolutamente es un tema de visión país, porque los recursos están. Es cosa de distrubuir bien los impuestos, y los recursos van a estar. Es un problema de disposición. Yo creo que cuando vuelvan las protestas, y podamos hacer el plebiscito, y salga la asamblea constituyente, vamos a poder definir el Chile que queremos para los siguientes veinte años, al menos.
¿Cree que el virus ha dejado en evidencia la vulnerabilidad a la que están expuestos los artistas en Chile, con relación a los contratos y los seguros de cesantía y de salud?
Absolutamente. No sé si solo es un tema en Chile, igual. También aquí en Inglaterra pasa. Pero claro, los que trabajamos con boletas de honorarios, y la gente que trabaja con presentaciones, estamos muy expuestos. Como que no tenemos nada que nos proteja socialmente en ocasiones como estas. Entonces, aquí se evidencia toda esa precariedad en la que vivimos constantemente. Es raro, porque nosotros no tenemos el sueldo fijo mensual, y vivimos como en este vértigo mensualmente, de cómo nos vamos a hacer la plata del mes. Todos los que trabajamos freelance en Chile. Y eso es un estado que te mantiene, si bien no te amarra a algo, te mantiene en una constante búsqueda, y puede ser muy cansador. El sistema está considerado para que ande la máquina para la empresa, los contratos. Pero nosotros somos lo «adherido» al sistema, y ahí se ve que estamos un poco afuera todavía.
Leí que estaba trabajando en su primera ópera. ¿Podría contarme sobre eso, y de sus proyectos a futuro?
Sí, en verdad eran tres obras más. En marzo se estrenaba una composición que llamé Curfew, que en español significa toque de queda, y fue súper premonitora porque la compuse pensando en el toque de queda que hubo durante el estallido social. Como estaba lejos, sentía angustia por lo que estaba pasando en las calles de Chile, y quise hacer una composición que se llamara toque de queda, y expresar de cierta forma mi sentir abstracto. Y después, en mayo venía la ópera y dos composiciones más. Una se llama Epicentro, que es como una composición para saxofón barítono, piano, arpa y violín, y es una pieza que recolecta el imaginario sonoro que tenemos los chilenos de los terremotos y los sismos. ¿Has cachado cómo nosotros tenemos muy, estoy seguro de que tú me vas a comprender, esto [hace un sonido con la mano sobre la mesa, emulando el sonido de un sismo] como súper internalizado? Así que quise usar esos sonidos para hacer una pieza musical. Mientras que la otra pieza que compuse es para contrabajo solo. Eran esas cuatro piezas que se iban a estrenar este primer semestre, y se tuvieron que posponer.
Por último, un disco, un libro y una película chilena que recomiende…
Un libro, Chistes para desorientar a la policía/poesía y Ecopoemas de Nicanor Parra. Un disco, la Cantata Santa María de Iquique de Luis Advis, interpretada por Quilapayún. Y película, El salvavidas, un documental de Maite Alberdi que es un espejo a nuestra idiosincrasia chilena.
La música de Aníbal Vidal, como también sus futuros lanzamientos, se encuentran disponibles en Spotify y en su canal de Youtube.