La destacada periodista e investigadora forma parte del equipo del único certamen en Chile dedicado al cine y documental musical. “Mostramos películas de conciertos o biografías de gente famosa solamente, sino que mostramos algo que le hace honor al género del documental musical”, dijo en entrevista con SACH.
Una ceremonia de inauguración y la exhibición de Moby Doc dieron la partida al 17º versión del festival In-Edit Chile, el pasado martes 7 de diciembre en el Teatro Nescafé de las Artes. De ahí en adelante son siete días cargados de estrenos, exhibiciones, charlas, música en vivo y encuentros en sala y online.
El único festival en Chile para el cine y documental musical retoma su ritmo de cada año para acercarte historias venidas de más de diez países de origen, por primera vez en salas locales. Eso sí, a diferencia de 2020 en que las funciones fueron mayoritariamente online, este año tendrá un formato híbrido que mezclará exhibiciones presenciales y otras en línea.
Marisol García, periodista y autora de libros de investigación sobre música popular como Canción Valiente (2013) y Llora, corazón (2017), es parte del equipo del festival que anualmente celebra al registro documental-musical. «Es valioso que el festival no se haya interrumpido en 17 años, más allá de si el festival es bueno o no, con estrenos o sin estrenos. Es un festival que ha dado pruebas de persistencia que son fundamentales de defender, como la posibilidad de tener acceso a documentales musicales de un gran valor narrativo y cinematográfico», cuenta en conversación con Solo Artistas Chilenos.
«Nosotros no mostramos películas de conciertos o biografías de gente famosa solamente, sino que mostramos algo que le hace honor al género del documental musical, que es un género que tiene ciertas características bien particulares y en eso hemos sido bien firmes desde el año 2004 y quienes siguen el festival lo pueden certificar. Quienes no lo conocen tanto, siempre confío en que se van maravillando año a año del tipo de oferta que nosotros tenemos, que es bien particular para Chile. No existe otro festival con estas características», agrega.
Para la ganadora del Premio Pulsar al Fomento de la Música y el Patrimonio 2019, pertenecer al equipo organizador de In-Edit va muy de la mano con otros proyectos que le han otorgado reconocimiento en la investigación musical, como sus publicaciones bibliográficas y el trabajo en Musicapopular.cl, la enciclopedia de la música chilena.
«La música no es un mundo de discos ni de conciertos ni de nombres famosos. Hay mucha gente que cree que eso es trabajar en música y yo creo que tú lo sabes bien, yo también lo sé bien, que la música tiene que ver con un montón de cosas como el vínculo con las culturas en las cuales está inserta, con los momentos sociales y políticos de los países. Así como uno cuenta historia a través de las estadísticas, de la política o la economía, uno también puede contar la historia de los pueblos a través de sus canciones», plantea.
En ese sentido, García sostiene que hacer documentales sobre música en Chile requiere de «un esfuerzo súper sacrificado», por lo mismo, desde la primera versión del evento (2004) se ha incluido una sección de competencia chilena. «Somos unos convencidos de que ahí hay una riqueza que destacar, entonces claro, quizás para nosotros no es tan sorprendente porque es lo que nos acostumbra y motiva, pero después te das cuenta que son excepciones en el panorama cultural chileno, desgraciadamente».
In-Edit Chile ha sabido adaptarse a los distintos periodos que atraviesa el país en los últimos 17 años. En 2020, debido al contexto sanitario por la pandemia del Covid-19, estuvo dentro de los pocos festivales de cine que logró concretar funciones presenciales en salas. Sin embargo, las exhibiciones fueron generalmente a través de internet, algo inédito en su historia. ¿Cómo influyó este formato en el público?
«En lo que más influye es que el festival, desde que tiene un canal online que partió el año pasado debido a las circunstancias en las que estábamos, puede llegar a gente de regiones y por lo tanto muchas de ellas puede acceder a una parte de la programación, eso es valioso para ellos y sabemos que se agradece. Eso es lo principal. Lo demás para mí este sigue siendo un festival que sigue siendo presencial, este año estamos con cuatro sedes y en cada una hay por lo menos seis funciones en 7 días. Es un festival con mucha presencia en sala y de acuerdo a los protocolos que ahora existen».
¿Cuál crees que es la importancia del formato documental en Chile?
«Chile tiene una tradición bien importante de documental político, Patricio Guzmán es un hombre reconocido en todo el mundo. Hay una tradición ahí, entonces más bien el desafío está en demostrar que se pueden hacer documentales de muchas cosas. Puedes hacer documentales íntimos, ensayísticos, musicales, sobre arte y otros que se alejan de lo estrictamente factual, por quien entiende al documental como una pieza periodística, que por cierto es muy valiosa pero no es la única. También es un documental llevar a Los Jaivas a Macchu Picchu, que toquen ahí en las cumbres y que eso también tenga un carácter de registro documental. Yo creo que tiene que ver con la manera en que uno articula historias y la manera en que esas historias se vuelven más queribles por la gente. A veces eso lo logra un buen libro u otro tipo de investigación, pero los documentales están en un momento de mucha atención».
¿Cómo ves la escena nacional respecto a documental musical? Este año hay una amplia gama que aborda diferentes géneros musicales, que van desde la cumbia hasta el proyecto de Raúl Zurita y Los Asistentes.
«En Chile cuesta mucho hacer investigación independiente. En el periodismo cuesta hacer libros o podcast y cualquier cosa. Dentro de eso, que tú te dediques durante un tiempo a un proyecto tan costoso, que requiere equipo y que sea tan voluminoso como la producción de un documental, es muy valioso. Entonces, lo principal es el esfuerzo que hay».
Sobre esto último, indica que «el documental de fan», aquel que simplemente muestra al músico trabajando, «es algo que no tiene tanto atractivo». Para ella, un documental musical es bueno cuando es «capaz de involucrarse en una narrativa».
«A uno se le mezcla el recuerdo de cuánto te gustaron con el impacto. Yo reconozco que Searching For Sugar Man (2012) causó un gran impacto entre la gente, porque lo elegimos para inaugurar una de nuestras ediciones. Y en realidad, si tú invitas en ese tiempo a ver un documental sobre Sixto Rodríguez, la gente no tiene idea. Yo tampoco sabía quién era Sixto Rodríguez, entonces esa sorpresa es muy valiosa. Cuando no sabes nada de un músico y una vez que te metes en su historia se convierte en tu favorito. Ahora tengo playlist con Sixto Rodríguez porque vale la pena», puntualiza.
En ese sentido, señala que «a veces me gustan esfuerzos un poquito más estéticos»: «Me gustó mucho un documental que mostramos sobre Chet Baker (Let’s Get Lost), que lo hizo un fotógrafo famoso, entonces la manera en que tenía de filmar a Baker, las tomas de la ciudad en color sepia, lo lindo que era Baker y lo mal que termina físicamente por su adicción, me gustan».
En cuanto a la competencia de este año en el Panorama Nacional, la periodista ya tiene sus fichas puestas por un cortometraje. «Estoy muy esperanzada que prenda el documental sobre Pedro Greene, que se llama El horizonte del pulso, porque es un músico que ha cruzado la historia de la música chilena, no solamente desde el jazz que hoy es más conocido, sino que también tuvo su pasado con Los Blops y La Marraqueta. Es de esos músicos que uno como periodista se cruza a veces porque los entrevistas o qué se yo, y es bonito pensar que hay un cortometraje sobre él también«.
Revisa la programación de In-Edit Chile en su sitio web.