El Día de la Madre es una de las festividades más celebradas de cada año, que se realiza en honor al rol fundamental que ellas cumplen y como una forma de agradecer a quienes nos han entregado su amor y cuidados a lo largo de nuestras vidas.
Sin duda, la relación que cada uno tiene con su mamá –o con sus figuras cuidadoras– es uno de los vínculos más determinantes y profundos en su vida, ya que durante nuestros primeros años conocemos el mundo a través de sus ojos, es ella quien nos lo muestra, identifica nuestras necesidades, se hace cargo de ellas, nos guía en nuestro crecimiento, nos hace sentir protegidos, con ella se construye un lenguaje que es único en cada caso, y recibimos un sinfín de atenciones que son fundamentales en nuestro desarrollo.
Desde el lado de las madres, o quien ejerce el rol de cuidados, se trata de una labor que conlleva una gran entrega, dedicación y constante aprendizaje, y que en la mayoría de los casos también implica hacerse cargo –ya sea en parte o completamente– del sustento económico del hogar, por lo que la maternidad se convierte en una etapa muy transformadora para cada persona que la vive.
Sea cual sea el caso, se trata de un vínculo complejo, que no está libre de conflictos, en el que además se experimentan distintas emociones, más allá del amor y la entrega. Es por eso que, en esta nueva celebración, te recomendamos cinco libros (y un bonus) de la literatura chilena que reflexionan sobre esta relación: una hija que pierde a su madre, una madre que despide a su hija, una joven que crece sin su mamá, malas madres, una mujer que se obsesiona con quedar embarazada y la importancia de que la maternidad sea deseada son parte de los tópicos que te presentamos a continuación.
Ella estuvo entre nosotros (2019)
Belén Fernández
El “librito triste”, como lo apoda su autora, es un texto autobiográfico que relata el periodo de enfermedad y muerte de la mamá de la protagonista, luego de que le descubrieran un cáncer de ovarios, cuando ella tenía 14 años.
La historia está narrada a través de capítulos breves que muestran escenas íntimas de la vida familiar junto a su papá y hermanos en Curicó a fines de los ‘90 y comienzos de los 2000: la casa nueva, los muebles recién comprados, el pan tostado con margarina al desayuno, la costumbre de escuchar la Radio Umbral, Quilapayún e Inti-Illimani al almuerzo y las celebraciones con completos para eventos importantes. También la clínica, los tratamientos ante el avance de la enfermedad, los cambios que vive su mamá en el cuerpo, una vida cotidiana que se modifica, los intentos con la medicina alternativa y, sobre todo, el silencio. A través de estos episodios nos sumergimos en una atmósfera silenciosa, donde aparece la imposibilidad de las palabras, la dificultad de nombrar lo que están viviendo: esta no es una familia que hable del dolor.
Uno de los grandes logros del libro es que está construido desde la mirada de su protagonista, es la voz de una niña que recién inicia su adolescencia y que debe crecer de golpe con esta pérdida. Se trata de una novela que, sin necesidad de épica o exageraciones, retrata con sutileza la profundidad del vínculo materno, el vacío de la pérdida y las preguntas que deja su ausencia.
Por Paula Aguilera.
Paula (1994)
Isabel Allende
La escritora Isabel Allende empezó a escribir este libro como una carta para su hija Paula, quien a fines de 1991 fue hospitalizada y entró en coma por complicaciones derivadas de la porfiria, una extraña enfermedad que la afectaba. Su propósito era entregarle estas memorias cuando ella despertara, para que no estuviera tan perdida y pudiera recuperar sus recuerdos, sin embargo, este trance se alargó por casi un año y, finalmente, en diciembre de 1992, Paula murió a los 29 años.
De este modo, el texto se convirtió en un registro que plasma la larga espera de su autora –desde un espacio sin tiempo “donde ambas nos hemos instalado”, como ella describe–, quien transita por angustias, incertidumbres, esperanzas e intentos por invocar el regreso de su hija a la vida. Este camino se combina con un retrato detallado del árbol familiar, sus integrantes, complejidades, vivencias, y se va trazando al mismo tiempo con los hechos que han marcado la historia reciente de Chile.
La muerte de una hija es, sin duda, una experiencia devastadora, que es difícil de poner en palabras que den cuenta de su magnitud. En este caso, de ella emerge un relato amoroso, emotivo, doloroso, que lleva a la escritora a reflexionar sobre su propia vida, su paso por el mundo, las complejidades de la maternidad, y donde despliega la capacidad narrativa que la caracteriza para recrear la sensibilidad de las mujeres de su familia, de su época y los matices de la sociedad en que creció.
Por Paula Aguilera.
Jeidi (2017)
Isabel Bustos
Esta novela de Isabel Bustos nos sumerge en la voz muy particular de una niña que crece en el campo en los años ‘80. Vive junto a su abuelo en el cerro de un pueblo cercano a Talca, que asumió su cuidado tras la muerte de su madre en el parto y el abandono de su padre. El aislamiento, la orfandad y la influencia de la religión marcan profundamente la vida de “Jeidi”.
Es un relato de mucha sonoridad, impregnado de refranes populares y humor, donde la identidad rural se palpa en cada capítulo. Jeidi encuentra consuelo en el fervor religioso, una conexión que parece ajena a los adolescentes de estos tiempos, pero que para ella representa un ancla vital frente a la soledad y a la carencia de afecto.
En un delirio religioso, Jeidi cree que está embarazada por ser “elegida de Dios”. Aunque su test de embarazo arroja un resultado positivo, con el tiempo los médicos confirman que se trata de un “embarazo psicológico”. Sin embargo, la noticia desata un gran revuelo en el país, pues la consideran una “santa”. Recibe ofrendas y mandas en su honor, lo que lleva a preguntarse si esta es una manera en que la protagonista busca conectar con su madre a través del embarazo, buscando experimentar, de alguna manera, lo que ella vivió durante sus últimos meses de vida.
De hecho, la ausencia de la figura materna hace que Jeidi tenga ensoñaciones con ella, buscando su reflejo en otras mujeres que podrían ser parecidas. Sabe muy poco de su madre y, de manera simbólica, guarda objetos que le sirven de conexión: ropa, fotos, los cuales guarda en un lugar de su pieza en el que reza. Es una novela que, si bien presenta un mundo de otra época, muestra cuán determinante puede ser la huella que deja la presencia o, en este caso, la ausencia de figuras como la materna para el desarrollo de cada persona.
Por Natalia Figueroa.
Estampida (2019)
Bernardita Bravo
En Estampida, se cuestiona el amor materno como una fantasía de entrega absoluta y, en sus nueve cuentos, se reflexiona sobre la maternidad no deseada, con personajes que simbolizan la violencia de la resignación, a causa de la obligación social de afectos como la ternura, felicidad y amor maternal.
En cada cuento de esta narrativa se perciben las contrariedades del sumiso afecto relacionado intrínsecamente al ser mamá. En estos relatos vemos a mujeres que huyen y rechazan la posibilidad de permanencia, la crianza es un peso del que necesitan despojarse.
En el cuento Estampida, las “Madres en Retirada” personifican un movimiento de fuga. El comienzo de la revolución se inicia con la indolencia a las demandas básicas de la existencia de un bebé: ignoran el hambre y el llanto; luego, la indiferencia evoluciona al escape.
En Imposturas se revela la envidia. Una madre que se disputa con una de sus hijas; una madre que rechaza ser vista en su vulnerabilidad; mellizas que desconocen la cara de su madre sin maquillaje, una madre rencorosa por la juventud y belleza arrebatadas en la crianza.
La aparición de estos textos nos permite cuestionar las figuras arquetipo de la sociedad, así como las creencias sobre el correcto sentir de la maternidad, exhibiendo sus carencias, dolores y desbaratando su romanticismo.
Por Camila Castro.
Diario de quedar embarazada (2017)
Claudia Apablaza
Esta novela ocurre en dos tiempos: Ana, la protagonista y narradora, pasa una temporada en una residencia para artistas en el pueblo italiano de Bogliasco, donde debe terminar su proyecto de novela, pero su verdadera preocupación es otra: quedar embarazada; luego, años después, la misma Ana registra los últimos meses de su embarazo en su diario de vida y relee los escritos de ese periodo cuando convertirse en madre se volvió una urgencia voraz.
El texto avanza alternando entre estas dos épocas de la vida de la protagonista, quien durante su estadía en Italia inicia una búsqueda desesperada por embarazarse, al tomar conciencia de que le quedan pocos años de fertilidad, de que quiere hacerlo ahora y que no le importa quién sea el padre. Estos días quedan registrados en sus diarios, que plasman la obsesión de Ana ante la maternidad, junto con los delirios, miedos, ansiedades y oscuridades que este poderoso deseo arrastra.
En contraste, los últimos meses de embarazo ocurren en el presente, junto a su pareja y no están libres de complicaciones: Ana sufre una alergia extraña que le llena la piel de picazón, costras y la tiene entre cremas, tratamientos médicos y duchas frías para tener algo de alivio. Mientras pasa esta etapa ocupada por los efectos que vive en su cuerpo al cobijar otro cuerpo, otra vida, Ana reflexiona ahora sobre la persona que fue, la locura que la invadió en esa búsqueda, y en sus esperanzas e ilusiones para el futuro con su hija.
Se trata de una novela breve que, con un lenguaje sencillo y directo, aporta nuevas luces sobre este periodo trascendental para quienes deciden incursionar en el proyecto de tener un hijo o hija.
Por Paula Aguilera.
BONUS
Contra los hijos (2018)
Lina Meruane
Este libro lo dejamos como un bonus porque no es una novela, sino un ensayo, pero que no podemos no incluir porque se trata de uno importante en esta materia. En este texto, compuesto por siete capítulos, la autora analiza de forma crítica los discursos culturales que predominan con respecto a la maternidad y, en especial, al lugar que los hijos han ido ocupando en el imaginario colectivo, que define como una infancia vestida de inocencia, pero con plenos poderes en el espacio doméstico en el siglo XXI.
Con una voz accesible y provocadora, Lina Meruane invita a reflexionar en torno a las realidades que son asumidas como ciertas en esta materia, se pregunta por qué ciertas obligaciones deben serlo y subraya la dimensión política de la maternidad. De este modo, cataloga la “máquina de hacer hijos” actual como una condena, ya que sostiene que el lugar de la madre funciona como un mecanismo para que se continúe reproduciendo una sociedad conservadora y patriarcal, que anula las voces femeninas.
Se trata de un texto lúcido que aporta acertadas interrogantes y perspectivas en torno a la maternidad y la reproducción, con las que busca deconstruir nociones como la súper-madre, se pregunta por el campo de decisión que realmente tienen quienes ejercen la maternidad y aborda la nula incidencia que ellas tienen en políticas públicas que valoren su aporte.
Por Paula Aguilera.