Frente a un teatro repleto, Diego Lorenzini presentó “De algo hay que morir”, su más reciente disco. El músico talquino nos regaló un show cargado de emociones, risas e invitados de toda la escena nacional.
Fotografías por Andie Borie
A estas alturas decir que Diego Lorenzini es uno de los músicos nacionales más prolíficos de su generación, no debiera descolocar a nadie. Lo que sí sorprende, y nunca deja de dejarnos atónitos, es la calidad única que sus shows en vivo alcanzan. Lo sabíamos, pero nos gusta dejarnos sorprender.
El pasado 19 de diciembre nos juntamos en el teatro principal de Matucana 100 y nos sentamos a esperar. No solamente esperar a Diego, que llegó muy puntual, sino que esperamos que sentimientos que creíamos dormidos despertaran, y vaya que sí salieron de su siesta.
El talquino estaba presentando “De algo hay que morir», su tercer disco de estudio que al momento de lanzarse nos dejó totalmente flechados. La cotidianidad, la calidez y ALGO MÁS, son elementos que abundan en el LP y qué tal como quedó demostrado en M100, también resurgen en vivo.
Lorenzini es una persona cuando llega y otra totalmente diferente cuando entra en confianza. Los primeros acordes de ‘Spoiler’ y ‘Sonría, lo estamos grabando’ mostraban a un intérprete aún tímido en el escenario que, de a poco fue entrando en calor y mostrando sus verdaderos colores. Y es que bueno, tampoco era para menos, un teatro lleno puede poner nervioso a cualquiera.
El escenario estaba magistralmente adornado con detalles muy a la Lorenzini. Luces, una bola de cristal y hasta un mini coro conformado por fans le daban vida propia a las tablas del teatro. Mención honrosa la interpretación de ‘Pony’, donde las personas en el escenario se involucraron con la canción, encarando al público y silbando al ritmo del track, en un momento que causó gracia y sorpresa en todos los presentes.
Sin embargo en esta tarea Lorenzini no estaba solo, venía acompañado de una gran cantidad de músicos. La primera en salir al escenario fue Tiare Galaz, AKA Niña Tormenta, con quien el maulino interpretó ‘Chao mi niño’, Cuatro estrellas’,’ Viva Chillán, una crueldad innecesaria’. Diego y Tiare más que compañeros son amigos. Y es lindo verlos tocar juntos, se siente una química especial en cada nota y acorde que tocan juntos.
En temas como ‘Felipe Camiroaga’, ‘Soy un corpóreo y dentro de mí hay una actriz recién titulada llorando’ y ‘Billete de luca’ Diego se dio el tiempo para jugar y reír. Las voces de los asistentes se convertían en el coro del cantante que guiaba con su guitarra y sus manos. No fueron pocas las veces que el público se equivocaba y Lorenzini llegaba al rescate, bajando el ritmo o dando consejos de silbidos.
Otros músicos que no se restaron de la cita fueron Simón Campusano y Chini.png, dos músicos con los que Diego Lorenzini interpretó los temas que comparte con ellos en «De algo hay que morir» y una que otra sorpresa. Con Simón Campusano, por ejemplo, interpretó ‘Brillo’, canción del disco del frontman de Niños del Cerro que ambos comparten.
Sin embargo el junte definitivo se dio cuando Niña Tormenta, Rosario Alfonso y Javier Bobbert. El cuarteto denominado La Matiné Uva Robot recorrió las calles de Europa tocando junto a Erlend Øye. La catarsis del show la lograron ellos, interpretando clásicos como ‘Tiempos Mozos’, ‘P.F’ y ‘Tutorial’.
Diego Lorenzini despertó en nosotros varias cosas en nosotros que no sabíamos. En reiteradas ocasiones se nos puso la piel de gallina, los ojos llorosos y las maripositas se adueñaron de nuestros estómagos. ¿Le estaré poniendo mucho color?, no creo.
Las canciones de Diego Lorenzini son para eso, para reconfortarse y encontrar refugio en los momentos duros y también para reír en los buenos. Gracias por eso Diego, nos llevaste a un lugar de paz.