A tres años de su destacado álbum «Paraíso», el trío porteño vuelve con más energía que nunca e incluyendo sonidos como violines, percusiones y base electrónica.
Foto por Nadia Gallardo
Se trata del cuarto trabajo de estudio del trío que se consagró en los Premios Pulsar como Mejor Artista Rock en 2018 con su celebrado álbum Paraíso. Sin embargo, fuera de cualquier presión y expectativa, Jurel Sónico, Naty Lane y Lele Holzapfel se propusieron crear y producir esta nueva entrega a modo de pago por una manda realizada al popular y milagroso Émile Dubois, conocido como el “Robin Hood de los porteños”. De esta manera y tras el favor concedido, nace «Animita».
Bajo una estética invernal y psicodélica, el álbum gira entorno a un juego de supersticiones y fe, presentándose hasta ahora como el disco más diverso de la agrupación, donde se permitieron jugar con una mayor flexibilidad creativa, rindiéndole culto a diferentes formas de hacer música y generando canciones provenientes de sus recuerdos.
Este es el resultado de un proceso de soltura en estudio, jugando con nuevas armonías vocales, ya que si bien Jurel sigue siendo la voz principal, muchas de las canciones exigieron en sus líneas melódicas un mayor trabajo de coros.
Por esto, este álbum propone algunos cambios de roles y nuevos instrumentos como en “Yo Tenía”, donde Naty Lane pasa a ser la voz principal del track más punk del disco, en el caso de “Efervescencia” prima una base electrónica, en la cadenciosa “Estrellas de Mar” se reemplaza la batería por percusiones, mientras que en «No Hay Daño» cuentan con la colaboración en voz de Chini.png y en “Ya Siento” se incorporó por primera vez un violín.
Animita se estrena con 13 canciones, cada una de ellas atendidas como un todo, lo que permitió licencias al momento de dar una identidad sonora individual, pero al mismo tiempo entrelazarlas bajo el concepto de devoción por aquellas influencias musicales que unen a sus tres integrantes.
La producción estuvo a cargo de Jurel Sónico junto a la co-producción de Matías Saldías (Sello Mescalina), mientras que su portada, diseñada por Lele Holzapfel, posee su real versión en mármol que reposa en la animita de Dubois en el Cementerio de Playa Ancha de Valparaíso.
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