La cantante chilena se dejó inspirar por la sonoridad de México, el país en el que vive desde hace trece años, en las 14 canciones de su sexto álbum.
Foto por Mayra Ortiz
Lejos del ajetreo y el bullicio de la Ciudad de México, Mon Laferte pasó su cuarentena en el mágico pueblo de Tepoztlán, ubicado en el centro-sur de México. Ahí escribió y compuso como si el mundo estuviera llegando a su fin.
Con esa sensación la artista escribió su sexto álbum titulado ‘Seis’, en el que inspirada por el mítico cancionero y vida de la cantante Chavela Vargas que pese a haber nacido en Costa Rica, rompió toda clase de esquemas en México con su irreverencia, coraje y cuyo episodio más célebre de su vida fue su respuesta durante una entrevista en la que le preguntaron sobre su nacionalidad: «los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana». Frase con la que Mon Laferte se identifica plenamente.
En ‘Seis’, Mon eleva su voz en catorce canciones dolorosamente personales y vulnerables que se combinan con finos arreglos de cuerdas y bronces en una serie de apasionadas rancheras y románticos boleros que parecen ser sacados de la época dorada de la música mexicana.
«Después de tantos años estoy presentando mi primer disco del folclore mexicano, el álbum viene en ese sentido, aunque no necesariamente todo con mariachi, también hay banda del norte, banda del sur porque me llama mucho la atención y muchos otros sonidos», explicó Mon Laferte en una conferencia virtual.
Otra característica especial de este disco es que primero escribió las letras y después añadió la música, un procedimiento que suele realizar a la inversa y que le sirvió para revisar sus anotaciones de hace un par de años atrás.
Relaciones tóxicas, amores pasados y futuros, y el amor que siente por su madre y otras mujeres, por quienes lucha constantemente en el frente exigiendo igualdad y respeto componen el material de las letras de «Seis» que concluyen en un trabajo que demuestra que, si bien su esencia musical no ha mutado extremadamente, hay una intención de indagar por las entrañas de la música mexicana, sus vulnerables líricas y sonidos que permean a una nación que realmente ama sus raíces artísticas.
Grabado durante la pandemia junto a su eterno compañero Manú Jalil y su guitarrista Sebastián Aracena, la chilena entrega esta vez una nueva banda sonora ideal para días de incertidumbre.
«Para mi fue una terapia de amor y familia. Un reencuentro con nosotros mismos, y si me permiten hablar un segundo por Mon, diría que “Seis” es su alma transparente, el desgarro, el llanto y la risa, el amor por Tepoztlán; la vida misma«, explica Sebastián Aracena en su cuenta de Instagram.
‘Seis’ es un gran trabajo que confirma nuevamente el valor artístico de una de las voces latinas más experimentales y trascendentes de su generación.