El jueves pasado los chicos de Fármacos, banda liderada por Diego Ridolfi, volvieron a subir al escenario luego de su impecable show en la SCD Plaza Egaña presentando «Amor y Porno», de abrir el show de BADBADNOTGOOD en Sala Omnium, y de su paso por el Balmarock en Concepción. La reunión fue en un bar de Plaza Ñuñoa, La Batuta, a las 23:00hrs
Pisar esos barrios siempre me trae recuerdos del colegio, de carretes y cervezas en Plaza Ñuñoa con compañeros de la media y cosas muy de pinguino. Asi que mientras iba caminando hacia La Batuta me reía sola recordando; terapia que también me servía para olvidar un poco el estrés del semestre que no acaba en la U. Mientras entraba, miraba el cielo y la luna se escondía entre nubes que amenazaban con lluvia en cualquier momento.
A eso de la medianoche, Ridolfi se para en el escenario, iluminado solo con una luz a su espalda, y canta Visitarte de su disco Estado de Gracia (2016), dedicándola a su tía; rompiendo el hielo con su público, volviéndose cercano, entablando una conexión. Se inicia el viaje.
Fármacos nos invita a un recorrido sideral, con canciones como «Belleza», «Amor y Porno» ( dentro de las más actuales) y con éxitos como «Lento» (de su primer larga duración), melodías que van encajando como una suerte de puzzle que arma un relato acerca de la trayectoria de la banda, de sus etapas, de su historia. Lo sentimos así también los presentes, que si bien no alcanzamos a llenar La Batuta, cada canción nos resuena en el alma como si nuestra vida tuviese un playlist propio. Están los que bailan, los que se abrazan y se acarician, pero todos unánime fluyen creando esta atmósfera a la cual la banda nos ha convocado.
Entre la magia, los colores y las canciones de toda su trayectoria, Diego anuncia que se va a un «retiro misterioso» por un rato y agradece a sus fans, que fieles asistieron al último concierto en la capital que tenían agendado a la fecha. El último en varios meses. Y en verdad es un agrado ver esas caras que siempre están apañando a la música chilena. Siempre podemos ser más.
Llegó el final y la sensación que se percibía era un verdadero estado de gracia, una catarsis colectiva, sintiendo que todos podemos escaparnos un rato e irnos a la otra dimensión… con Fármacos.
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