Este lunes se liberó el cartel de la nueva edición de Festival Frontera, que se realizará el próximo 26 de noviembre en el Hipódromo Chile. Uno de los eventos musicales con mayor convocatoria en el país, causó mucha extrañeza a su público al incluir a una de las figuras del trap del momento: Bad Bunny.
Es innegable. Benito Martínez -o Bad Bunny- es uno de los latinos más cotizados para cuanta colaboración exista. El tema no es ese. De hecho, en los próximos vendrá a Chile a realizar una serie de conciertos en solitario, que incluye fechas en regiones. Sin embargo, Frontera, «el festival latinoamericano de Artes y Música», se desembarca completamente de su esencia, que son la exposición artistas que muestran una propuesta apegada a la música latina (e incluso social). No olvidemos la notable vez que se presentó Jorge González (2013) o Calle 13 (2014).
Parece ser una simple estrategia para alcanzar un público masivo, como una forma de recompensar la mala organización de su edición pasada, la cual se cambió de día y finalmente se realizó en abril de este año, con una venta de entradas nunca antes vista y con un cartel carente de novedad.
Ojo que acá no criticamos la figura de Bad Bunny o un menosprecio hacia el género trap. Tienen todo el derecho de escucharlo y gustarle. Pero vamos a lo concreto: Es una falta de respeto para los seguidores de Frontera y un cambio editorial tremendo, así lo han manifestado en redes sociales y las críticas han sido más negativas que positivas, e incluso bloquearon algunos comentarios en el anuncio del cartel en Facebook.
¿Pero el «drama Bad Bunny» lo es todo? No. Hay algo más que nos preocupa. Probablemente no lo hayas notado, pero fíjate bien.
Te daré una oportunidad, mira el cartel:
¿Te fijaste? ¿No? Quizás ahora te quede más claro:
Sí, la notable ausencia de mujeres en el cartel.
Últimamente se han hecho foros y varias iniciativas -como Ruidosa– para que precisamente estas situaciones no ocurran. Cómo es posible que tengamos productoras que alcancen este nivel de imparcialidad. Cómo será la selección de artistas que ni siquiera se den la tarea de buscar proyectos femeninos a nivel LATINOAMERICANO (ni siquiera chileno). Cuando estamos justo en tiempos en que se discuten estos temas, ver el cartel resulta como una real cachetada a todas las compositoras que se la están jugando por una igualdad de condiciones entre hombres y mujeres.
Probablemente nos digan que le damos color. Pero no es color. No tiene nada de color. Es una lamentable realidad y un retroceso a los avances que se están logrando en Chile para los derechos de las mujeres en diversos ámbitos. Una pena realmente. Esperemos que los demás festivales no tomen de referencia a Frontera, porque esta versión deja mucho que desear en muchos aspectos.
Ojalá que Anita y Nicole dejen la patá, que no dudamos que pasará…