Foto por Jaime Valenzuela
¿Cómo lo hace una banda independiente y poco conocida para abrirse paso hacia la fama? ¿cómo llegan a masas nuevas siendo tan pequeños? Solución Violeta pareciera haber resuelto el misterio, quizá con divina providencia onomástica, y desde un humilde empoderamiento despliegan todos sus recursos para presentarse en el Lotus Stage, durante la tercera jornada de Lollapalooza. Tienen tan solo media hora, los nervios controlados y los instrumentos listos, el sol quema tanto que ellos mismos le piden al público protegerse, y no hay fotógrafos revoloteando a su alrededor.
Entre 2015-2016, en las ciudades de Villa Alemana y Valparaíso, Eduardo Zumelén, Juan Taibo, Sebastian Salgado, Maximiliano Valdez y Kevin Lloyd grabaron «Casa Yori», su primer trabajo. Quién habría anticipado que, habiendo visto la luz el 2017 dicho registro, al año siguiente estarían presentándose en uno de los festivales más importantes a nivel internacional. La invitación les llega posterior a su presentación en el festival Rockódromo de Valparaíso, donde posterior a su desempeño fueron seleccionados para la reciente versión de Lollapalooza.
Solución Violeta es consciente de todo lo que podrían tener a favor y en contra. Saludan con ternura a un nuevo público, amigos y amigas le llaman, y con cada canción se toman el tiempo de señalar el nombre de ella, así como para presentar su trabajo con total disposición, así como para intentar ganar nuevos adeptos. Unas hacen vibrar a los espectadores más que otras, en tanto la pantalla alterna grabaciones de transeúntes y la portada de su primer disco Casa Yori. No quieren equivocarse, pero tampoco se niegan a los riesgos: conversan, dedican canciones, preguntan si los fans que les escribieron por facebook ya han llegado.
A lo largo de la presentación el público va abandonando la timidez y se entrega al baile, los aplausos se oyen con cada vez más fuerza, lo que va reafirmando la confianza de estos debutantes. “Tardes muertas de verano” y “El club de las cabezas blancas” parecen ser las más conocidas, consiguen resonar con fuerza mientras algunas personas dejan de pensar en el sol y acercan al escenario.
Solución Violeta despliega todos sus sonidos cálidos, un pop otoñal que conserva una fuerte esencia independiente. Tienen sintetizadores luminosos, en vivo elevan una atmósfera más real que en estudio, y las guitarras están más vivas. En su última canción, “Dama Estela”, anunciada como el single del nuevo EP que lanzarán a mediados de este año, es tangible la sensación de triunfo dentro de este espacio abierto.
Un show dominado, instrumentos de los que han sabido aprender, amistades creando juntas, la velocidad con que todo fluye es refrescante. Solución Violeta es mucho más que lo que se está ponderando actualmente, cual joya escondida. Tocan siete canciones que son lo suficientemente poderosas para cerrar la presentación con una lluvia de aplausos, la satisfacción es clara y la alegría flota. Sin decirlo, estos jóvenes porteños prometen seguir un ritmo que los hará grandes. Quedan vivas las últimas palabras: agradecimientos al proyecto Escuelas de Rock y Música Popular, por haberles abierto las puertas; y profundos agradecimientos a la música, que es lo que los llevó hasta aquí. Se intuye que la misma música, no sola sino mediante laboriosidad y pasión, los llevará más lejos.