Periodista y escritora. Eva Débia (41), @mallenchu, es miembro del colectivo de Autoras Chilenas. Acaba de lanzar su nuevo libro «Insolentes. Historias femeninas desde lo políticamente incorrecto». Conversó con Solo Artistas Chilenos sobre su proceso de creación.
¿Cómo descubriste que eras creadora?
Desde que era pequeña agarraba lo que fuera y hacía algo nuevo. Plasticina, lápices, greda, comida, pintura, lana. No tengo recuerdos sin coexistir con la maravilla de andar creando, y más aún, me encantaba mostrarle a mi entorno lo que se me había ocurrido. Ahora, crear y quedar conforme con el resultado, y que ese orgullo permanezca a lo largo del tiempo, eso ya es otra cosa. Entré a estudiar periodismo porque tuve clara esta urgencia comunicadora (que es como la hermana siamesa de la creación).
¿Qué es la inspiración para ti?
Alguna vez me preguntaron esto mismo y lo respondí muy metafóricamente. La inspiración es una mariposa que anda revoloteando; una tiene que ser capaz de tener a la mano una malla para tomarla cautiva, admirarla, y luego dejarla volar de nuevo.
¿Cómo te inspiras?
Depende de lo que necesite escribir. Pasa que para mí la escritura es catarsis y meditación activa. A veces (cuando se me arranca la poesía) la inspiración llega desde la vivencia personal, desde la memoria emotiva, desde la complejidad de las relaciones humanas. Pero desde hace ya algunos años que hay un vuelco en mi escritura, porque he trabajado desde la crónica las injusticias y cotidianidades de la calle, además del sentido potente de los ciclos en la historia. Camino harto, y miro más. Abrir los sentidos mientras se transita, entrega un vendaval de material creativo.
¿Qué música escuchas cuando escribes?
Soy increíblemente ecléctica. Paso del blues y el jazz hasta el electrotango y el rock progresivo. Eso sí, busco música que ojalá no tenga letra, porque si me la sé, me pongo a cantar y hasta ahí quedó la escritura. No tengo ninguna rutina en particular para inspirarme.
Eso sí, cuando me pongo a escribir necesito cierto rango de soledad y concentración. Lo ideal es estar en mi casa, con mis gatos cerca y música suavecita o la tele como ruido blanco. Me pongo sumamente idiota si me hablan mientras escribo.
¿Cuáles son las mujeres que te inspiran?
Más que inspirarme en grandes íconos femeninos, que por cierto los hay y muchos, mi inspiración son las mujeres de mi propia familia. Alcancé a conocer a mi bisabuela Mercedes, y ella era increíble. Mis abuelas Ana y Sonia fueron un referente súper poderoso, cada una en su modo. Mi madre, Berenice Evangelina de Fátima ( tiene un nombre digno de una novela de García Márquez); mi tía Cecilia, mujer valerosa y resiliente, generosa a morir y sabia como el universo entero; mis hermanas y primas. Hace algunos años, un primo me dijo que la familia no la sustentaba el apellido, sino la línea femenina de la herencia. Apoyo completamente su reflexión: a medida que van pasando los años, más me voy enamorando de mi línea genealógica matriarcal.
¿Qué es lo más complejo de dedicarse a lo artístico y ser mujer?
La imposibilidad de hacerlo a tiempo completo, creo que es por lejos lo más complejo. Tengo una docena de proyectos en mi cabeza rondando, pero hay que vivir entre medio. Luego está la validación; luchar con un entorno que tradicionalmente te mira para abajo por tu género, es súper potente. La condescendencia, la indiferencia, la invisibilización de la que tantas amigas de AUCH! han denunciado. Lo lindo es que quiero creer, con todo lo que hemos vivido en los últimos dos años, que este paradigma está cambiando. Y lo mejor fue descubrir la sororidad, la empatía y el sentido del trabajo colaborativo, desde la capacidad creativa. Reaprender a relacionarse con este código femenino, y no con las herramientas de competitividad y excelencia asociadas al éxito tradicional del yo gano y tú pierdes, tan propio del sistema patriarcal. Son tiempos lindos para ser mujer, y para ser artista.
¿Cómo crees que podemos crear referentes femeninos en la escritura?
Creo que el trabajo que estamos realizando en AUCH! es súper importante para visibilizar. Es imposible identificarse con lo desconocido y si el canon que se nos entrega desde siempre en las lecturas escolares y en la retroalimentación en los medios de comunicación es desproporcionadamente masculina, es necesario revertir el paradigma. Por eso las redes sociales hoy cobran relevancia, así como el identificarnos y potenciarnos entre nosotras. Leernos, reconocernos en los contenidos y dialécticas de nuestras pares, potencia la identidad y por lo tanto la creatividad en sí misma. En redes hay mucho espacio para booktubers, bookgrammers y otres jóvenes que colaboran de manera activa con este hermoso cambio de paradigma.
¿Cuál crees que es el rol de la creación en el estallido social?
Escribir es resistir. Es generar conciencia, reflexión y memoria. Es dejar testimonio, es tomar las riendas de la historia y vivirla en primera persona, como agente activo y no como un fantasma de Canterville.