Este viernes a las 00:00 se liberó «Ema», la última cinta del director Pablo Larraín, a través de la plataforma Ondamedia.
La cinta protagonizada por Mariana Di Girolamo y Gael García Bernal tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Venecia y meses después llegó a las salas nacionales. Y como suele pasar con el cine chileno, estuvo poco más de un mes en cartelera y algunas salas de cine alternativo prolongó este tiempo. Sin embargo, muchas personas de regiones no tuvieron la oportunidad.
Ahora es cuando ¡y gratis! A continuación te damos cinco razones para verla:
La puesta en escena de Larraín es de nivel internacional
Lo primero; es una película de Pablo Larraín. El mismo que filmó “El Club”, “Fuga”, “Tony Manero” “No” y “Neruda”. Cintas exhibidas y premiadas en los mejores festivales de cine del mundo. Es un director que escribe y filma sin miedo, seguro de lo que quiere, y cargando su cine de elementos simbólicos y sociales. Pareciera haber encontrado las herramientas para narrar en cada cinta, relatos complejos y sublimes. Transformándolos en experiencias sensoriales que se quedan por largo tiempo en las retinas de nosotros: los espectadores.

El rol protagónico
Segundo; el mejor trabajo de Mariana Di Girolamo. Emancipándose de las actuaciones televisivas, la actriz se hace cargo de la complejidad y profundidad del personajes y lo hace suyo. Provocando con su trabajo de corporalidad e interpretación los matices necesarios para que nosotros como espectadores la busquemos en cada secuencia. Di Girolamo, aka Ema es arte en sí misma, porque representa, porque provoca, porque expresa.

La mujer como intérprete de nuestro siglo
Tercero; el poder femenino. Teresa Wilms Montt en el siglo pasado escribe en sus Diarios íntimos; “Cuando un ser femenino desea una cosa, vive, agoniza, muere por conseguirla, y en su cabeza no hay otro pensamiento…” esto es Ema de Pablo Larraín, 100 años después. Larraín bota a sus protagonistas masculinos, y le entrega todo el poder de una generación contemporánea sin miedo y contestataria a ella; Ema. Quien toma el poder y se hace cargo de ir y conseguir lo que ella siente es de ella y le pertenece.

La coherencia estética
Cuarto; su estética. Vaya que trabajo realizaron en conjunto los directores de fotografía y arte en esta película. Apartado del cine de época al cual nos tenía acostumbrado Larraín. Ema es contemporánea y su estética evidencia aquello. Una fotografía de luces fuertes y de colores cargados, inundan los espacios por donde transitan los personajes, representando la potencia del carácter de los mismos. Bajo ella, el vestuario y las locaciones son el complemento perfecto para una cámara que se mueve y observa de manera precisa, en los horarios correctos.

Fuego y reggaeton
Por último; el simbolismo. El cine del bueno siempre va un par de escalones más arriba de lo literal que pueda llegar a ser cualquier pieza audiovisual. Es ahí donde surgen los matices de la interpretación que el buen arte debe ofrecer. En Ema, el fuego y la música son uno con los deseos de la protagonista. Ambos narran desde las capas internas del mismo relato. ¿La interpretación? Depende de quien la experimente.
