Foto por Stephanie Torres
Además de sus conocimientos y experiencias en el campo de la salud, el penquista es un apasionado por la música y el arte. Venciendo todas las barreras del tiempo, está cumpliendo sus sueños aterrizando hoy en la escena local con tres sencillos en las plataformas digitales.
Un cantante en potencia inmerso en la cotidianeidad de los pasillos de un hospital. Aunque Lukas Leiva se desempeña principalmente como médico general con enfoque en salud mental en la atención primaria de Talcahuano, no puede restringir su atracción a la cultura. Es un aplicado de las artes musicales con una carrera corta, pero a la que le apuesta todas sus fichas.
Como una suerte de perseguir una meta de vida, hoy, el cantautor de 27 años, busca nutrirse del conocimiento de sus colegas y de quienes están insertos en el medio artístico que tanto le llama la atención.
Y es que su formación cultural ha significado un largo recorrido aún sin culminar. Estudió guitarra en la escuela Surco Música con Edgardo (Yayo) Durán, reconocido guitarrista de las escenas independientes de Concepción, y canto popular con el intérprete Fabián Flores, coordinador de Lollapalooza Chile y corista en Dënver.
Actualmente, pertenece a la segunda generación de estudiantes del Diplomado en Música Popular de Surco Música (escuela de música popular y servicios musicales) donde promete ser el artista revelación de la institución.
Sumar la medicina con la música: la fórmula para alcanzar su sueño
Seguir las metas autoimpuestas en el universo de las artes no es una tarea sencilla. Incluso cuando se tienen todas las ganas del mundo, nada asegura triunfar en un mercado lleno de consumidores con gustos subjetivos.
Desde joven, el artista de la Región del Biobío se ha interesado por la música, sin embargo -y tal como muchos otros talentos- no siguió ese camino profesional por la incertidumbre que ello conlleva respecto a su campo laboral y también por el desconocimiento del entorno artístico. Junto con lo anterior, no tener los contactos para efectuar la práctica de las producciones fonográficas se ubicó como una piedra en el camino. A su vez, no conocía la estructura que se debía seguir para posicionarse en la industria.
Tras abrir su círculo, pudo conocer diversos rostros que lo han impulsado a seguir sus objetivos musicales, con quienes por sus conocimientos y éxitos pudo sostener un pensamiento favorable, con optimismo en el rubro.
Lo que antes era una distracción ahora pasó a ser una obligación. Indudablemente, Lukas Conká ya no considera esto como un simple hobbie, pues le dedica mucho, pero mucho tiempo para seguir su planificación. Ya no toma la guitarra para distraerse posterior a un turno tedioso, ahora cumple con su objetivo diario. Todo esto sin despojarse de sus labores como médico.
Así es como desde su segundo estreno, titulado Me lo Busqué y publicado en mayo de este año, Leiva decidió comenzar a trabajar de manera colectiva y profesional de la mano de reconocidos artistas de la escena penquista. Entre los nombres que componen la lista de talentos inmersos en este trabajo, se puede encontrar al ingeniero en sonido Williams Martinez, Análoga en las visuales, Francisco Núñez en batería y Stephanie Torres en fotografía análoga.
Tristemente, aunque este aparenta ser un single familiar por el entorno cercano que colaboró, este inicio de etapa no estuvo rodeado de un ambiente colorido, pues es una composición nacida en pandemia, cuando todo el panorama se veía obscuro.
«Me pasaba los días en rutinas rígidas porque si no el espíritu se desmoronaba ante la mínima búsqueda de sentido. De vez en cuando me volvía sombrío y pensaba en desaparecer. No en morir estrictamente, pero sí apagarse y no tener contacto con el mundo exterior, y dormir por semanas. Y en ese momento escribí la frase tengo ganas de borrarme de todo, sin este vacío mental, cien palabras para decir aquí solo«, comentó sobre la canción. Sin embargo, con su composición, el cantautor del Biobío buscaba reconciliarse con la soledad y la introversión, aceptando el aislamiento en paz.
Sangre de los días, su tercera producción
Componer una canción profunda que invite a reflexionar sobre las emociones que chorreamos a diario. Una consigna compleja para su recién estrenado sencillo, canción rítmica que se encuentra con el estilo del bossa nova que está disponible desde el 16 de junio.
El tema tardó tres horas en ser compuesto, al menos su letra, acordes y orden. Su escritura fue plasmada en una época parecida a la estación del año que estamos atravesando actualmente; con nubes densas, niebla, frío, de amor por las frazadas y las estufas.
La idea que buscó transmitir con la composición va de la mano de los pensamientos negativos y sensaciones muy malas, incluso oscuras o autolesivas; de tanto susto hablar de ello que finalmente se termina enfrentando aquella pelea en soledad.
«La canción es gráficamente: yo con ella (su pareja), pidiéndole que hable de las ansiedades que nos frenan. Ahora, igual mas allá de eso, es en general un llamado a compartir lo oscuro«, confesó el artista. «Quiero estar ahí sólo mirando, no hacer nada por cambiarlo, ser silencio para ella«, agregó.
Coincidentemente estas conversaciones, son similares a la rutina que lleva en su labor profesional, pues nunca le pareció algo malo, o le provocó temor, de hecho le gustaba oír lo que su pareja tenía que expresar. Es decir, siguiendo su rol como médico dedicado a la salud mental, sentía comodidad en el puesto de quien escucha los demonios internos de las personas, agradeciendo que alguien le está entregando algo muy íntimo y que le duele.
El orden de Lukas Conká no sigue una línea temporal explícita, pues inesperadamente, Sangre de los días se grabó antes de Me lo Busqué. Por tal motivo, el proceso de armado fue más tardado, esto, debido al desconocimiento que implica lanzar una producción con terceros por primera vez.
El artista busca seguir explorando y caminando por el sendero de la música. Espera que en los próximos meses continúe estrenando sencillos mientras refina la selección de los productos fonográficos que compondrán su primer EP.