Foto por Valentina Palavecino
Este sábado 6 de mayo será el primer concierto de despedida de Niño Cohete, banda que anunció a comienzos de este año su separación indefinida, luego de 6 años de historia. A pesar del corto tiempo, pudieron cultivar una amplia lista de éxitos que quedaron en nuestra retina.
Teatro La Cúpula del Parque O’Higgins fue el escenario elegido para decir adiós a Santiago, para luego realizar la despedida oficial el próximo 20 de mayo en la Sala Dos (Anibal Pinto 343) en su natal Concepción.
Es que un EP y dos notables larga duración no pueden pasar en vano, por lo tanto en las oficinas de SACH, quisimos rendirle un homenaje eligiendo nuestras canciones favoritas, esas que tal vez nos hizo viajar a otras dimensiones, nos acompañó amorosamente, esa que le dedicamos a alguien especial o esa que simplemente no podíamos dejar de escuchar.
La Muerte («Aves de Chile», 2013)
por Valentina Palavecino
Desde hace unos años ya, que un destino seguro de mis vacaciones de verano es el Lago Lanalhue. Me acuerdo que me gustaba un niño que los escuchaba (Niño Cohete) y me los presentó. “Son terrible buenos” y me mandó la canción “La Muerte” y prendí altiro. Miraba los paisajes, la letra me hacía sentido y me imaginaba todo el verano con él paseando por lago y sus alrededores. Escuché el disco todo el verano, y me sentía aún más parte de toda la naturaleza que me rodeaba. Fue mágico. Después descubrí que el disco había sido grabado a orillas del Lanalhue y me emocioné mucho jaja. Estando en Santigo, habían días que quería desconectarme, bastaba ponerme los audífonos, escuchar «La Muerte» y me teletransportaba a lugares, a personas. En sí me marcó porque me pasaban puras cosas bonitas con la canción, incluso me acuerdo que en un evento que nos tocó cubrir el año pasado en Bar Loreto, conocí a una niña que los amaba con pasión y cantábamos a toda voz la canción. Hasta el día de hoy somos amigas. Es triste saber que hoy será la última vez que la toquen en vivo -al menos en Santiago-. Quiero una máquina del tiempo ahora ya, para poder escucharla las veces que sea necesario.
Vultur («La Era del Sur», 2015)
por El Profesor Rayado
Los teclados espaciales y las guitarras en su riff incesante me llevaron a un viaje contemplativo a las hermosas zonas sureñas. Pocas veces se da la oportunidad de ver a una banda de pop que a la hora de experimentar le salga tan bien. Aquí además de que te metes en este trance, danzas gracias a ese sabrosón ritmo que marca la caja, para luego llevarte a la satisfactoria calma. Escucharla por primera vez fue una alegría enorme, es por ello que es LA canción de Niño Cohete que quedará grabada en mi corazón melómano.
El Bosque («Aves de Chile», 2013)
por Cristóbal Galleguillos
Gracias a esta canción (y «La Muerte») descubrí a Niño Cohete y me abrió la puerta a un mágico mundo que lamentablemente se acaba este 20 de mayo con su último recital en Concepción. Tuve el privilegio de verlos en vivo en Coquimbo (la única que vez). Quizás no eran las mejores condiciones ni el lugar más apto para mostrar lo que significa visualmente Niño Cohete; pero con esta canción prendía a cualquiera, es un tema que siempre está arriba, es positiva y te levanta el ánimo aunque tengas la pena más grande. La voz tan única de Pablo Álvarez junto a la maestría de la banda hacen un híbrido exquisito, que te dejan con ganas de escuchar más, de pegarse un viaje al sur y arrancar del caos urbano, de aterrizar en un bosque y olvidarse de todo, de valorar lo simple y despojar lo innecesario, y de querer descubrir lo que tenemos escondido.
El Escondite («Aves de Chile», 2013)
por Camilo Salinas
Recuerdo haber llegado a Niño Cohete gracias al hermano de la mejor amiga de mi ex. Me dijo textual «debes escuchar Aves de Chile». Antes había escuchado el nombre del grupo en una entrevista de Fernando Milagros, pero no fue hasta la recomendación directa de este amigo, que los escuché (que de seguro debe estar sufriendo como nadie por la separación). Como era de esperarse, amé el disco. Pero debo admitir que en un inicio, me generó cierta distancia el registro de Pablo Álvarez, sentía que con Chinoy y Nusser, la tesitura «ave» ya estaba probada y completa. Pero al darles una segunda vuelta, leí algo novedoso, un indie muy cuidado, mucha intimidad, mucha nostalgia, mucha tierra mojada y lamentos de otras vidas, con palabras cotidianas y sonidos «slow motion» en las guitarras. Nuestros Tame Impala en versión folk.
La canción que más me gustó del disco fue «El Escondite», por su contenido literal, extraído de un juego tan propio de nuestra infancia y que transita casi de forma imperceptible (leo entre lineas) con una experiencia de pareja. Es la canción del disco donde siento que más se nota la calidad de la banda, por su sencillez. Guitarras prolijas, voces delicadas, un bello guiño a la época «Parachutes» de Coldplay (sea por accidente o a propósito) y a «Necesito Tu Amor» de Fidel Nadal. «Me hubiese encantado haber compuesto este tema», fue lo primero que pensé.
Puerto Tranquilo («Aves de Chile», 2013)
por Sebastián Paredes
Nota alta y pieza importante del primer disco de la banda. Esta exótica pieza musical plasma en su lírica las más representativas vivencias, experiencias y pensamientos que a flor de piel brotan desde todas aquellas personas que residen en la zona sur de nuestro país y más específicamente en sectores alejados de la ciudad, esos espacios que forjan una identidad cultural propia gracias al estilo de vida límpido que la belleza naturalista exige. Guiada por la pureza vocal de Pablo Álvarez y matizada prolíficamente por una presencia instrumental liderada por una suave progresión de acordes guitarreros acústicos complementados con indescifrables sonidos de tecla los cuales brindan y evocan todo el sentimiento natural y campestre. Esta canción se define a sí misma en sus ritmos como un espacio melódico atemporal, una tonada suave capaz de entrar hasta en el más áspero de los oídos y generar emoción.
Máquina del Tiempo («Niño Cohete EP», 2012)
por Yorka Pastenes
La primera canción que me detuvo de Niño Cohete fue «Máquina del tiempo», recuerdo haberla escuchado en unos videos en vivo de Youtube y luego buscar muchas versiones de la misma canción. Es impactante como se mete en tu cuerpo y te abraza, era la primera vez que escuchaba con tanta claridad el sur en una canción pop, con colores diferentes, con la particularidad de la voz, utilizando otro tipo de instrumentación y otro tipo de formato canción. Encuentro que es una canción preciosa, con una letra muy clarita y que identifica a cualquiera, todos hemos querido viajar en el tiempo. Desde ahí pa’ delante que he disfrutado del viaje que te entrega Niño Cohete, lo bonito es que las canciones quedan y ellos nos dejaron varias para seguir encendidos en nuestros corazones.