Uno de los golpes que dejó esta versión de La Cumbre fue el show protestante y sabrosón de Mariel Villagra, quien multiplica su nombre para dar vida al flow latino de Mariel Mariel, junto a Andrés Landon y Cristóbal Mora. Una puesta en escena influenciada por ritmos urbanos, experiencias latinoamericanas y su residencia en México que muestra a una mujer con ganas de gozar tranquila en presencia de los machos de la industria musical y de despertar las mentes de su público para exigir equidad, espacios y respeto por las colegas artistas.
Sobre el escenario “Gato Alquinta” comienza su presentación con la canción que da nombre a su último disco “Foto pa ti” y logra atraer a la gente que se estaba instalando en el Club Hípico de Santiago, para luego homenajear a Jorge González con su re versión de la “Cumbia Triste” y dar paso a lo que sería uno de los temas más coreados de su repertorio; “Los Bajos Vibran en mi Pecho”, interrumpido por un silencio y posterior discurso que busca dejar en claro que las mujeres están activas en todos los escenarios, sin excepciones y quieren entrar a la cancha de todos los festivales grandes.
Con un provocativo llamado a los «señores de la industria»: “Basta de lucrar solo entre ustedes… somos más que capaces hace rato, ¿Nos temen o qué?, ¿Qué está pasando?” encendió a los oyentes, recordando que “Esto no es una moda, es un movimiento. Un flow con F de feminista”.
Continúa el espectáculo, con parte del público aún digiriendo las recientes palabras y otra parte vibrando y elevando sus puños con “De los limites”, luego bailando con “Noche noche” y rematando con las danzas de Lucero desde Veracruz al ritmo de “Demonios y Ángeles”
Sin duda uno de los episodios más ruidosos de la jornada y con más revelaciones tanto en lo musical como en lo contestatario. Una Mariel segura, empoderada y diosa del baile que llegó a Chile para quedarse y salvarnos de nuestra rutina machista y desabrida.