En esta ocasión comentaremos el disco Pánico de Manuel García, el cual cumplió hace un par de días 10 años de existencia y que al parecer, observando todo el respeto y alabanzas de lo que significa este álbum para mucha gente, estaríamos recordándolo, más que como una simple efeméride, como a un auténtico clásico.
Veamos un poco el contexto histórico de nuestro protagonista en ese entonces. Manuel se había recién separado de Mecánica Popular, una banda rockera muy beatlesca que a fines de los 90’ nos deleitó con grandes canciones y un respetable éxito que desde su primer álbum homónimo lanzado en 1999 por el sello Alerce. Entonces si bien ya no tenía una banda, no era un completo desconocido y eso ya era algo. Pero para poder llamar algo de atención necesitaba mostrar un disco rompedor desde el principio.
Como era uno de los compositores principales de la banda, Alerce confió y le acompañó una vez más en esta nueva propuesta como solista. En lo musical solicitó ayuda del productor cubano Fidel Antonio Orta, además del pianista chileno Alejandro Soto.
Manuel buscaba algo como el “MTV Unplugged” de Los Tres (1996) o un sonido más beatlesco como lo hacía en Mecánica Popular en cuanto a sonido. Pero curiosamente resultó que, gracias al aporte del productor cubano que trabajó con el mismísimo Silvio Rodríguez, este disco nos trae a algo mucho más latinoamericano. Más Víctor Jara que John Lennon.
El álbum empieza con Tanto creo en ti, una canción en una progresión intimidante y al mismo tiempo minimalista, la fuerza de la combinación guitarra y voz se hace presente y la influencia del trovador cubano se hace presente en la manera que muestra sus líricas y ejecuta su instrumento, pero con una onda diferente. No es una copia, es una mutación digamos rockera. Y esa mutación se agiganta a medida que avanzamos.
El siguiente track es La Pena Vuela, en un formato de canción acústica tipo Julia de Lennon en la manera de que está compuesta la guitarra. Además preciamos unos bellísimos arreglos de violines y cellos llevando una especie de base, además de un acordeón que nos acaricia con un pequeño interludio.
Estas cuerdas nos dan además el cierre perfecto que nos llevan a Bufón, donde las notas que brotan de la guitarra de García casi de forma saltarina, sonando toda esa influencia folclórica de Violeta Parra que tanto ha impactado a Manuel. Esta canción tiene el magnífico apoyo del piano de Soto, dándonos la sensación de un dúo entre ambos compatriotas.
Entrando a Insecto de Oro entramos en una vibra más a la Víctor Jara, pero esta onda trovadora se transforma sin previo aviso en algo completamente bluesero, me imagino la gran sorpresa que puede causar al oyente novato de este álbum. Nos hace pensar: ¿Qué sucede aquí que el blues se combina tan bien con los sonidos más latinoamericanos de una forma casi natural? Este caos nos lleva a un breve trance donde las guitarras nos hipnotizan con su performance bestial.
Continuamos con una canción llamada Tu Ventana, que volvemos a ese sonido más trova, pero cuenta con la adición de geniales arreglos de acordeón y se escuchan guitarras electroacústicas dando un sonido más metálico (no digo que suena “heavy metal”, me refiero al timbre del instrumento).
En el tema homónimo, en un interesante riff rockero pero empleado en guitarra de nylon, tenemos además la voz de García mucho más gritona y menos pasiva que de costumbre. Una letra cargada con mucha emociones e ideas, y además nos ataca con toda una maquinaria de instrumentos como arreglos de cuerdas de todo tipo y percusiones precisas. Tres minutos que se nos hacen muy breves.
Y llegamos a una canción que es probablemente de las más famosas de Manuel García: El viejo comunista. Una letra nostálgica, cargada de lluvia, pensamientos y tabaco. El formato de guitarra voz y un violín son suficientes. Una canción precisa y hecha desde las vísceras para llegar a las nuestras.
Hablar de ti es una especie de remake para Manuel, es otro de sus hitazos. Pero tranquilos melómanas y melómanos, esto no es como los patéticos remakes de películas que fueron obras maestras de su tiempo. Esto es otra mirada de lo mismo. La diferencia a la original de Mecánica Popular es que esta se siente más “al desnudo”, no sentimos las guitarras eléctricas pero los violines y guitarras acústicas hacen un perfecto papel. Ojo que en este y en otros temas del disco cuenta con la ayuda de sus ex-compañeros de banda. Por lo mismo, la fuerza y emotividad permanece intacta.
El riff de Como Dices Tú es imposible que no nos recuerde al famoso tema de Silvio “Ojalá”, pero Manuel insiste en diferenciarse, ya sea en la manera de emplear sus líricas y como en las diversas adiciones que hacen este tema mucho más rico musicalmente.
En un ritmo casi de tango escuchamos seguidamente La Danza de las Libélulas. Y esto no es una apreciación antojadiza de este servidor, la adición de acordeones y pianos hacen mucho más clara esa esencia. Manuel García expande su sonido a otras fronteras, buscando esa universalidad que todos sus referentes lograron en su entonces. Otra canción que sorprende al auditor que pensaba que este es solo una colección de temas trova.
Azúcar al Café me hace pensar que es la hermana musical de La Pena Vuela debido al estilo de guitarra en que se emplea y además esta lírica cargada a la nostalgia romántica, un elemento que es muy notorio en este disco, no en un sentido cursi falso, sino en un sentido poético muy bien logrado.
Y vamos en la recta final del álbum en Caen lunas, el cual tiene diversas dos partes, siendo bastante breve. Después de una primera parte más guitarra-voz tenemos al pianista Alejandro que se luce haciendo variaciones a medida que avanzan los acordes apoyado por las guitarras, con la adición de las baterías que fue un acierto y le dio una mayor energía a la canción.
El último tema es El Reino del Tiempo en un aura melancólica hasta no más poder, formando una catarsis sonora que nos deja de rodillas, desde el formato trova a una canción mucho más desarrollada con muchos instrumentos a su alrededor. Una canción bellísima que le da la guinda a la torta a este pequeño artefacto de melodías y nostalgia.
Este disco Pánico apareció en un momento oportuno, después de unos locos 90’ post-dictadura, donde tuvimos bastante energía gracias al funk y al rock más duro, bajamos un poco los ánimos a sentarnos a reflexionar y a pensar de cómo estamos actuando. Así mismo Chile empezó a reaccionar y a pensar más de lo que estábamos haciendo. Nos dimos cuenta que había mucho por hacer y mejorar.
Además de eso, Manuel García abrió la puerta a un sinnúmero de artistas que con guitarra en mano necesitaban expresar sus emociones e inquietudes. Este fue el comienzo de una propuesta musical mucho más ligada con lo nuestro, con nuestras raíces, pero sin perder frescura gracias a lo que aprendimos de nuestros hermanos de otras latitudes. Parafraseando a Jorge González, algo grande estaba naciendo.
Este disco es un clásico que siempre vamos a volver para recuperarnos de nuestros momentos en que necesitamos un poco de calma pero con una vista esperanzadora del futuro. Gracias Manuel.