Como muchos admiradores de su carrera, pensamos en un posible retiro definitivo del gran Jorge González luego de sufrir el accidente cerebrovascular en febrero pasado, que lo tuvo bajo los escenarios por más de 9 meses.
Contra todo pronóstico, el 27 de noviembre del 2015 fue la fecha indicada para el regreso del ex líder de Los Prisioneros a su hogar favorito: el escenario, quien tras meses de tratamiento pudo llevar a cabo este concierto, que más que concierto, fue un homenaje, por parte de sus amigos músicos que estuvo compuesto por Gonzálo Yáñez, Pedropiedra, Gepe, Javiera Mena, Florcita Motuda, 31 Minutos, Zaturno, Beto Cuevas, Cecilia Aguayo, Uwe Atom, Claudio Parra, Juanita Parra, Álvaro Henríquez, Roberto Marquez de Illapu, Jorge Delaselva y uno de los esperados, sin desperdiciar a los demás: Miguel Tapia.
El show partió con Gepe, quien interpretó «Esta es para hacerte feliz» bajo un Movistar Arena que se iba llenando de a poco. Luego fue el turno de Pedropiedra con «Sexo», que debo decir que, quedó la «patá» en cancha, todos saltando y coreando este tema incluido en el primer álbum de Los Prisioneros: «La Voz de los 80».
Siguiendo con el listado, luego estuvo Zaturno y Sole con «Corazones Rojos», Florcita Motuda con su versión ya clásica de «¿Por qué no se van?»(«Mejor yo me voy del país») y el particular estilo de 31 Minutos con «Maldito Sudaca» y «Las Industrias» bajo la voz de Guaripolo, Guachimingo, Tulio Triviño y Juan Carlos Bodoque en escena.
Siguiendo con el listado, luego estuvo Zaturno y Sole con «Corazones Rojos», Florcita Motuda con su versión ya clásica de «¿Por qué no se van?»(«Mejor yo me voy del país») y el particular estilo de 31 Minutos con «Maldito Sudaca» y «Las Industrias» bajo la voz de Guaripolo, Guachimingo, Tulio Triviño y Juan Carlos Bodoque en escena.
Así vinieron Gonzalo Yáñez -su compadre y músico- con «Una Casa en un Árbol». Una emotiva y entre las mejores interpretaciones de la noche: «Esas Mañanas» por Manuel García. «We Are Sudamerican Rockers» y «No Necesitamos Banderas» por el líder de Los Tres, Álvaro Henríquez, quien se subió al stage con la talentosa Juanita Parra.
Luego entran a escena los sintetizadores de Uwe Atom y Cecilia Aguayo en teclados, para dar base a temas pertenecientes al disco «Corazones» (1995): «Amiga Mía» con Javiera Mena, quien a pesar de tener algunos errores en letra, pasó la prueba. Luego vino el toque electro/folk de «Tren al Sur», interpretado por Roberto Marquez de Illapu, un momento fenomenal. Luego vino el dúo entre Mena y Gepe con «Cuentame un Historia Original» y el notable -en serio notable- «Estrechez de Corazón» de Beto Cuevas, a quien le gritaron de todo (positivamente hablando) y se fichó -entre conversaciones- como la mejor performance de la noche.
Con esta fila de artistas terminó -en parte- lo que fue el tributo en sí. Luego dieron paso para que subiera el más esperado, y a quien queríamos ver finalmente: Jorge González. Subió con dificultades -obviamente- al escenario del Movistar Arena quedando un rato en silencio, mientras ponía atención a la cantidad de público presente ese día en el recinto gritándole «Oleee olee olee olee, Jorge… Jorge». Su emoción y felicidad era evidente, 9 meses bajo los escenarios es un suplicio para un artista acostumbrado a estar sobre ellos.
Con su evidente dificultad al hablar igual se la pudo, y comenzó cantando «Trenes Trenes Trenes» (su más reciente sencillo), que interpretó con una sonrisa de oreja a oreja que no se la quitaba nadie. Así le siguieron «Nada es para siempre», «Brigada de Negros», «Pa Pa Pa», «Hombre», «Una Noche Entera de Amor» y para finalizar su participación llega el momentazo de la noche: «El Baile de los que sobran» junto a su amigo de la vida: Miguel Tapia, con quien no compartía hace más de 9 años un escenario. Luego de terminar la canción, González procede ha retirarse con la ovación del público expresando su cariño. Fue entonces que Tapia inicia un emotivo discurso hacia su amigo, la importancia de González en su carrera, los inicios de su amistad y cosas varias que antecedieron a su show con «Paramar» y «¿Quién mató a Marilyn?» (tema de su autoría).
Todo finalizó con una especie de «We Are The World» a lo Michael Jackson, pero cantando «Fe», cuyo videoclip/tributo fue presentado hace unas semanas. Aquí se pudo apreciar el respeto, la emoción y la admiración hacia la figura de González, un personaje ícono dentro de la historia musical y cultural chilena, quien como dijo Tapia en sus palabras: «Es un hombre que se atrevió a hacer y decir, lo que nadie en ese tiempo se atrevía». Un hombre que hay que valorar, claramente, lo que al fin se vio reflejado tras reconocerlo este lunes con un Premio a la Música Nacional, uno de los galardones más importantes del país que cada año se les entrega a músicos que han contribuido en la escena chilena. Un homenaje más que necesario.
Al salir del show salí con muchos sentimientos encontrados: por una parte la felicidad de saber que tanto músico, de los más variados estilos, pueden reunirse ha rendir tributo en vida a un músico que ha sido importante para la música chilena. Y por otro lado, está esa disyuntiva de no saber si volverá a pisar de nuevo un escenario, ya que como muchos decían ¿será el último show de Jorge González?, eso nadie lo sabrá. Lo que sí se sabe y se supo ese día, es la notable alegría que tenía, y que estoy seguro que se fue más feliz que la &$»#!& a su casa sabiendo la cantidad de gente que está con él y que aún lo sigue ahora y más que nunca.
Te queremos Jorge.